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Ursula Von der Leyen Nuevo 'sofagate' y un 9% de mujeres líderes: invisibilización femenina en la cumbre europea con África 

La cita que ha reunido en Bruselas a unos 70 líderes europeos y africanos ha vuelto a dejar constancia de la infrarrepresentación de las mujeres en los puestos de decisión. El encuentro quedó por marcado por el segundo desplante machista a Ursula Von der Leyen.

Los líderes el segundo día de una cumbre entre la Unión Europea y la Unión Africana en Bruselas, Bélgica.
Los líderes el segundo día de una cumbre entre la Unión Europea y la Unión Africana en Bruselas, Bélgica. JOHANNA GERON / EFE/EPA

Su cara parecía decir: "No puede volver a estar pasando". Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha sufrido por segunda vez en su mandato las consecuencias de ser mujer en un mundo dominado por los hombres. El ministro de Asuntos Exteriores de Uganda, Jeje Odongo, la ignoró en el saludo protocolario durante la recepción a los 40 líderes africanos que visitaron Bruselas esta semana en el marco de la sexta cumbre Unión Europea-Unión Africana. Y su compañero Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, calló.

El incidente de carácter machista recuerda al que la alemana sufrió hace unos años cuando visitó Turquía, donde quedó relegada al sofá ante la pasividad del belga, que sí sentó en una silla oficial junto al presidente turco Recep Tayyip Erodogan. El episodio recibió el apelativo de "sofagate" y dio la vuelta al mundo no solo por la acción turca, sino por la falta de respuesta de Michel. "No puedo encontrar ninguna justificación a esto en los Tratados", señaló en referencia a las excusas de protocolo otorgadas por parte del Consejo Europeo en torno a esta tormenta. "Así que solo me queda concluir que sucedió por el mero hecho de ser mujer", reconoció la inquilina del Berlaymont –del conservador partido CDU– poco después.

El incidente de carácter machista recuerda al que la alemana sufrió hace unos años cuando visitó Turquía

La alemana no se ha pronunciado todavía sobre el saludogate de esta semana, en el que la escena se replica. Odongo ignora a Von der Leyen y va directo a Michel y a Emmanuel Macron, presidente de Francia. El galo se da cuenta y le insta a saludar a su compañera. Michel guardó silencio, lo que ha desatado fuertes críticas tanto en la política española y como en la europea.

La propia Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno, ha mostrado su solidaridad con Von der Leyen: "¿De verdad? ¿Otra vez? Todo mi apoyo", ha señalado a través de Twitter. "Después de que haya permitido que la presidenta Von der Leyen sea humillada con un gesto machista por segunda vez deberíamos replantearnos la reelección de Michel. Además de eliminar techos de cristal hay que eliminar gestos machistas", ha denunciado Esteban González Pons, eurodiputado popular. "La falta de respeto del representante de Uganda no debe pasar como una anécdota más. ¿Qué ocurriría si un racista le negara la mano a un presidente negro de la Comisión Europea? Que se le niegue la mano a una presidenta es un insulto a tod@s, intolerable", afea Ibán García, eurodiputado socialistas.

Todo hace ver que no fue algo inocente. El propio ministro ugandés publicó una foto en Twitter en la que anulaba a Von der Leyen de forma deliberada: ni la mencionaba ni aparecía su cara. Tras el revuelo, la borró. Un día después de la polémica, los protagonistas de la historia no se han pronunciado, pero el incidente amenaza con avivar una brecha entre ambos presidentes que quedó patente en Turquía.

Además, el belga se juega la reelección al Consejo Europeo, que se da por hecho tras el acuerdo preliminar de los principales partidos. Pero actos machistas de esta envergadura pueden hacerle tropezar en su camino de renovación de mandato.

Lo anecdótico no es más que un espejo fiel de la realidad: la infrarrepresentación de ellas en los puestos de liderazgo y de toma de decisiones

Sin embargo, lo anecdótico no es más que un espejo fiel de la realidad: la infrarrepresentación de ellas en los puestos de liderazgo y de toma de decisiones. Solo seis de los 68 representantes enviados por los países (en los que había presidentes, primeros ministros o ministros de Exteriores) a la cumbre Unión Europea-Unión Africana tenían nombre de mujer.

Por el lado europeo, de los 27 líderes de Estado y de Gobierno asistieron las primeras ministras de Suecia, Estonia, Dinamarca y Finlandia. Un 15% al que hay que sumar la figura de Von der Leyen en representación de la Comisión. Más sangrante es la representación del lado africano: de los 40 participantes, solo había una mujer: Samia Ululu Hassan, presidenta de Tanzania.

En total, solo un 8,8% de participantes en la cumbre tenían nombre de mujer. Una realidad que se extrapola a las dinámicas generales de todo el planeta. Tras la marcha de Angela Merkel, ex canciller alemana, la diplomacia ha perdido también a su mujer más importante. Desde el Elíseo a Kiev pasando por Washington, las negociaciones que se están llevando a cabo a diferentes niveles para prevenir una guerra en Ucrania las conducen ellos.

El techo de cristal también penetra en las segundas capas. En el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) que dirige el español Borrell, solo el 26% de los de alta dirección lo ocupan mujeres.

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