Roma
Cuando se habla de ella, se piensa en un perro de presa. Es la única mujer líder de los grandes partidos en Italia: "Soy soberanista, nacionalista, cristiana y madre". Y presume de ello. Tiene poco más de 40 años, pero parece que lleva en política toda la vida. De hecho, así es. Directa, sin filtros y llega al corazón de las periferias, sobre todo de la Ciudad Eterna. "Hundamos los barcos de los migrantes", es uno de sus lemas estrella. Usa con frecuencia su acento barriobajero romano para ganarse a las clases populares, quienes ya no confían en unas izquierdas sin fuelle. Su partido, Hermanos de Italia, es hoy la formación que más crece en su país. Si Salvini cediera un día en algo, ella es la garantía de una retarguardia que no dará ni un paso atrás. Para muchos, es la Marine Le Pen italiana.
Giorgia Meloni (Roma, 1977) es la líder que más gusta a los italianos. La supera sólo el actual presidente del Gobierno, Giuseppe Conte, quien goza de mucho prestigio y confianza entre los italianos por su estilo elegante, conciliador y neutral. Pero su Ejecutivo, sin embargo –resultado de una descafeinada unión "antiSalvini" entre el Movimiento 5 Estrellas (M5E) de Luigi Di Maio y un socialista Partido Democrático (PD) de Nicola Zingaretti, elegido como segundo plato–, no disfruta del mismo apoyo en las encuestas. Por eso Meloni, al igual que Salvini, está resistiendo desde la oposición sabiendo que, antes o después, va a llegar su turno. En el que será la mano derecha –en todos los sentidos– de un Matteo Salvini como futuro presidente del Gobierno.
Creció en la Garbatella, uno de los barrios populares más conocidos de Roma, en su momento una de las zonas más simbólicas de la izquierda de la ciudad. Tendrá una adolescencia difícil, dado que su padre Francesco se marchó con otra mujer para irse a vivir a las islas Canarias, dejando solas en Roma a su madre Anna y a su hermana. Su padre, que ella define como "comunista", murió hace un par de años, pero ella no fue a su funeral: "Para mí, es como si hubiera fallecido un extraño", declaró entonces.
Ha trabajado como camarera de discoteca y como cuidadora de niños. Con 15 años y en cierta manera "contra su padre", recuerda el periódico italiano La Repubblica, entró por primera vez en política inscribiéndose en la sede del barrio de Garbatella del Movimiento Social Italiano (MSI), así pues, el partido de la extrema derecha italiana posfascista, más tarde conocido como Alianza Nacional.
En el 2006 logra entrar en el Colegio de Periodistas Profesionales italiano y es elegida como diputada del Parlamento italiano con sólo 29 años, convirtiéndose en la mujer más joven en recubrir el cargo de vicepresidenta de la Cámara de los Diputados. En 2008, tras la última victoria de Berlusconi a nivel nacional con su coalición El Pueblo de la Libertad, vuelve a entrar en la Cámara Baja como parlamentaria y será nombrada ministra junto al ex Cavaliere en la cartera de Juventud. Con 31 años, será el miembro más joven de un Gobierno en la historia de la Italia republicana.
Crecimiento exponencial
Una vez que Berlusconi presentó sus dimisiones ante las presiones de Europa por los altos índices de la prima de riesgo en 2011, funda en 2012 su actual partido, Hermanos de Italia. En 2016, se presentó como candidata a la alcaldía de Roma estando embarazada, pero obtuvo sólo el 20% de los votos. En 2018 logró multiplicar por cinco los parlamentarios de Hermanos de Italia en las Cámaras transalpinas tras las últimas elecciones generales de hace un año y medio.
El apunte curioso acerca de ella tiene que ver con su situación sentimental. Aunque defiende con determinación la "familia tradicional" y el "cristianismo", no está casada con su pareja, el periodista de Andrea Giambruno, quien la sigue discretamente en todos sus mítines y que, según informan varios medios italianos, es conocido por sus ideas reformistas y opuestas a Giorgia Meloni: "Estoy a favor de permitir todo tipo de drogas, también las duras", son algunas de las opiniones de Giambruno recogidas recientementes por La Repubblica: "Yo vaciaría todos los orfanatos y entregaría todos los niños a parejas tanto heterosexuales como homosexuales".
Las tres derechas, juntas, tomaron el protagonismo de la célebre Plaza de San Juan de Roma
Hace diez días tuvo lugar la "foto de Colón" a la italiana. Las tres derechas, juntas, tomaron el protagonismo de la célebre Plaza de San Juan de Roma para pedir que se marche el actual Gobierno que, según ellos, "ya no representa el deseo de los italianos". No es casual que Meloni, Salvini y Berlusconi eligieran ese emplazamiento romano. La Plaza de San Juan es el gran símbolo de la izquierda transalpina: allí tuvieron lugar los famosos discursos de Enrico Berlinguer, histórico secretario general del Partido Comunista Italiano (PCI) y desde hace muchos años es el escenario del conocido concierto del Día del Trabajador en la capital italiana.
Giorgia Meloni, en la "foto de Colón" a la italiana, ha tenido un absoluto protagonismo. Con un Berlusconi de capa caída y con un Salvini estable como líder de la oposición, la jefa de Hermanos de Italia destaca cada vez más como el perro ladrador –y mordedor– de la política italiana que no va a perder ni un sólo segundo hasta lograr el poder.
De hecho, hay semanas en las que Meloni recoge los pocos votos que la Liga de Salvini pierde en las encuestas. En bloque, sin embargo, la derecha avanza y se consolida cada vez más en el país con forma de bota. El partido soberanista de Giorgia Meloni, Hermanos de Italia, hoy lograría más del 8% de los consensos y es el partido que más crece en las últimas semanas según las medias de sondeos. Lo cual ha permitido que la formación nacionalista superara de forma definitiva al partido del ex jefe del Gobierno italiano Silvio Berlusconi, quien permanece estable en el 7% según las encuestas publicadas en los últimos días. Pierden casi el 1% los actuales socios del Ejecutivo, tanto los grillinos del M5E de Di Maio como los moderados de izquierda del PD, colocándose ambos en torno al 19% de los votos. Con una Liga que rozaría el 33% de los apoyos, el bloque de centro derecha lograría unido el 48% asegurándose así una mayoría estable ante unas eventuales elecciones generales que, por el momento, no se van a producir. Mientras tanto, Giorgia Meloni resiste como nucleo duro del soberanismo italiano.
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