BRUSELAS
Actualizado:Las primeras sanciones europeas a Rusia ya han entrado en vigor. La UE estrecha el cerco al círculo próximo de Vladimir Putin. Entre los centenares de rusos penalizados se encuentran los 351 diputados de la Duma que votaron a favor de declarar la independencia de Donetsk y Lugansk. Pero, sobre todo, en la lista negra destacan los nombres de personalidades muy próximos al mandatario ruso, como su ministro de Defensa, Sergei Shoigu, por haber "declarado en público que Crimea es y sigue siendo rusa" y por ser responsable "en última instancia de cualquier acción militar en Ucrania".
También aparecen el jefe de gabinete de Putin, la portavoz de Exteriores, varios vice primer ministros, altos cargos militares como Vladimir Kasatonov (comandante en jefe adjunto de la armada rusa), y empresarios y banqueros vinculados al Kremlin.
El primer paquete sancionador en el marco de la tensión actual también dispara directo a la diana de la desinformación. Los 27 embajadores europeos han dado este miércoles el último visto bueno a las medidas restrictivas que incluyen a Margarita Simonyan, redactora jefe del canal Russia Today, por "promover una actitud positiva a las acciones separatistas del Donbás" y ser "una pieza fundamental de la propaganda gubernamental", así como a Yevgeny Prigozhin, vinculado con el grupo de mercenarios Wagner, o a la Internet Research Agency, conocida como la "fábrica de trolls" del Kremlin.
Bruselas ha contraatacado con una rapidez inusual y muy lejana a la mostrada tras la anexión rusa de Crimea en 2014. El bloque comunitario ha consensuado su primer castigo apenas 24 horas después del reconocimiento de Moscú a las dos regiones rebeldes. En total, desde 2014 son 555 las personas que tienen prohibido viajar a territorio comunitario o cuentan con sus activos congelados por violar la soberanía territorial de Ucrania.
Pero la UE mide sus pasos. Y, de momento, no va todo lo lejos que puede. Con premeditación ha evitado golpear directamente a Putin. El bloque comunitario ha sancionado a los que considera los responsables de la "agresión inaceptable e injustificable" a Ucrania, pero no se ha atrevido a incluir al líder ruso por dos motivos. En primer lugar, porque en Bruselas evitan llevar sus sanciones al más alto nivel. Consideran que estas medidas a líderes deben imponerse en el marco de la ONU. No las impone tampoco con Nicolás Maduro en Venezuela ni Daniel Ortega en Nicaragua, aunque sí lo hace con sus subalternos. Y, en segundo lugar, porque temen que ello provocaría la cólera del mandatario y podría terminar de cerrar la puerta a la vía del diálogo.
Entretanto, la tensión en Ucrania continúa in crescendo. En las últimas horas, varias web gubernamentales han sufrido otro ciberataque. El presidente Volodímir Zelenski ha decretado el estado de emergencia y ha autorizado a sus ciudadanos a portar armas. En un discurso tardío y bien entrada la noche, el líder ucraniano ha asegurado que Moscú ha aprobado una ofensiva contra el país y ha pedido a los ciudadanos rusos que se movilicen en contra de la guerra. El tono contrasta con la cautela que imperaba en Kiev hace tan solo unos días.
Poco antes de dirigirse a la nación, los líderes separatistas de Donetsk y Lugansk habían pedido oficialmente la intervención del Ejército ruso. Con este motivo, Ucrania ha pedido una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU. A este respecto, Josep Borrell, Alto Representante de Exteriores, ha urgido a Rusia a que se abstenga de cualquier escalada porque este "peligroso paso" pondría la "vida de miles de personas en riegos". Rusia ha cerrado el espacio aéreo de la frontera con Ucrania y Francia ha instado a sus ciudadanos a abandonar el país con urgencia.
En este escenario de escalada, los europeos se guardan su gran munición para responder. La UE, EEUU y la OTAN no confrontarán a Rusia por la vía militar. Pero si aumenta su ofensiva sí se disponen a activar sanciones "sin precedentes" que están llamadas a succionar la yugular de la economía rusa y a aislar al país del sistema financiero internacional.
Reunión de emergencia en Bruselas
Las cumbres europeas se preparan con esmero y, sobre todo, con mucho tiempo. Pero Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, ha convocado a los 27 jefes de Estado y de Gobierno con apenas 24 horas. La premura da cuenta de la gravedad de una situación que en la capital comunitaria describen como la más complicada para la seguridad europea de los últimos 30 años.
Los líderes se darán cita la noche del jueves en Bruselas para acordar los próximos pasos a la "amenaza" rusa. "El uso de la fuerza y la coerción para cambiar las fronteras no tiene cabida en el siglo XXI", afirma el belga en su carta de invitación.
Las que acaban de entrar en vigor son las primeras sanciones, pero todo hace prever que no serán las últimas. Y la UE podría comenzar a preparar ya una segunda batería de medidas restrictivas. Así lo ha pedido la propia Ucrania, que considera que las que hay sobre la mesa son insuficientes para disuadir y doblegar a Vladimir Putin.
El bloque comunitario se juega mucho en Ucrania y tiene muchos frentes abiertos. En el corto plazo debe fijar los próximos pasos con Rusia. Y mantener su unidad. Además, tiene que preparar planes de contingencia ante cualquier escenario o eventualidad como podría ser un nuevo flujo de refugiados ucranianos. Algunos países fronterizos han mostrado su disposición a acogerlos.
Por otro lado, la cancelación del gaseoducto del Nord Stream II por parte del Gobierno alemán hace temer que Rusia eche el cierre de su gas a la UE, que importa de este país el 41% de todo el que consume. En los últimos meses, la UE ha estado a la caza de nuevos mercados buscando acuerdos con otros países productores como Catar o Noruega.
Y en el largo plazo, los europeos deben establecer una estrategia para tratar con su vecino más importante porque si hay algo que ha demostrado la crisis actual es que el statu quo de tensión que arrancó hace 14 años con la guerra en Georgia y se disparó hace ocho con Crimea, es insostenible.
Muchos en Bruselas creen que las últimas acciones de Putin están propiciadas por sus miedos a que una Ucrania fuerte económica y democráticamente sea en el futuro parte de la Unión Europea. Aunque es un camino que se anticipa lejano, Polonia y Eslovenia han enviado una misiva previa a la cumbre pidiendo una perspectiva clara de entrada de Kiev para 2030. Para ello, el país debería acelerar el proceso de reformas internas y avanzar en la consolidación de su mermado Estado de Derecho. La ocupación rusa de Crimea y la situación tensa del Donbás tampoco lo facilita. Aunque la UE ya cuenta entre sus miembros con Chipre. El norte de la isla está ocupado por Turquía y no es parte de la familia europea. Nicosia es la única capital comunitaria dividida por una línea verde.
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