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El socialismo vive en Estados Unidos su auge más importante en un siglo

Socialistas Democráticos de América (DSA) cumple este 2022 su 30º cumpleaños como protagonista del mayor 'boom' de la ideología socialista en Estados Unidos en un siglo. Impulsados por la irrupción de Bernie Sanders y los nuevos impulsos sindicalistas, el partido roza los 100.000 miembros y tiene ya cuatro congresistas en Washington.

El organizador sindical del centro de distribución de Amazon.com Inc, con sede en Staten Island, Chris Smalls (CL) y el organizador laboral y trabajador de Amazon, Jason Anthony (CR), se dirigen a los miembros de los medios de comunicación después de su r
El organizador sindical del centro de distribución de Amazon.com Inc, con sede en Staten Island, Chris Smalls en Nueva York, EEUU, 01 de abril de 2022. JASON SZENES / EFE/EPA

El socialismo en Estados Unidos está viviendo su mayor auge en más de un siglo impulsado por movimientos de protesta social como el Occupy Wall Street de 2011, la irrupción de Bernie Sanders en el escenario de la política nacional en 2015 y por los impulsos sindicalistas en grandes corporaciones como Amazon o Apple. Todos ellos fenómenos que tienen como telón de fondo años de crisis económica e incremento de las desigualdades. El principal partido de esta ideología en el país, los Socialistas Democráticos de América (DSA, por sus siglas en inglés) celebra este año el 30º aniversario de su fundación y avanza ya hacia los 100.000 miembros, unas cifras que un partido socialista no conocía desde hace un siglo. El DSA tiene cuatro congresistas en la Cámara de los Representantes del Congreso de Estados Unidos y otros cien en los diferentes congresos de los 50 estados que componen el país.

En 2015, Sanders perdió frente al 'establishment' demócrata, pero reavivó una ideología que estaba muerta

Sanders, que a pocos meses de cumplir 81 años continúa sin estar adscrito a ningún partido, fue, sin embargo, el gran revulsivo del DSA y del socialismo en general en Estados Unidos. El senador por Vermont dio el salto a la política nacional en los años en que la onda expansiva de la crisis de 2008 aún causaba estragos. Todo había comenzado con el 15M español de 2011, que cruzó el charco en septiembre con el Occupy Wall Street de Nueva York. En 2015, el último año de Barack Obama en la Casa Blanca, empezaban las primarias demócratas y el senador y exalcalde de Burlington en la década de los 80, dio el salto y se postuló como candidato frente a Hillary Clinton. El resto es historia conocida: Sanders perdió frente al establishment demócrata, pero reavivó una ideología que estaba muerta.

"Sin Sanders, el DSA no se habría convertido en la organización de masas que es hoy, más de 90.000 miembros, frente a los apenas 6.000 que tenía en 2015, antes de que él se postulara para las primarias demócratas", explica a Público el historiador de la Universidad de Georgetown de Washington Michael Kazin, que acaba de publicar en Estados Unidos una historia del Partido Demócrata (What It Took To Win, aún sin traducir al castellano).

Aunque Sanders no era un miembro del partido, "el DSA decidió apoyar su candidatura a las primarias del Partido Demócrata en 2016 y 2020", dice a Público Ashik Siddique, miembro del Comité Político Nacional del DSA. "Lo hicimos sobre todo porque, aunque es un político formalmente independiente, eso mismo le ha permitido poder abogar, dentro del Partido Demócrata, por políticas más progresistas y contra el poder de las grandes corporaciones".

Siddique celebra que "Sanders ha logrado articular un discurso vertebrado en torno a las clases sociales, y él mismo, aunque no forma parte del DSA, se autoproclama socialista, lo cual es algo rarísimo si uno mira la historia de las últimas décadas en este país".

"Sanders desde luego se ha convertido [desde entonces] en el líder más popular de la izquierda de un modo en que ésta no lo había tenido yo creo que desde su héroe, Eugene Debs [1855-1926]", añade Kazin. "La diferencia es que Debs fue un socialdemócrata, pero también un socialista revolucionario, mientras que Sanders no lo es. En sus discursos tiene unas posturas no muy diferentes de las de Franklin Roosevelt [en los años 30 y 40], Lyndon B. Johnson [en los 60] o Martin Luther King, una corriente convencional del progresismo estadounidense".

Sanders es el único socialista que forma parte del Senado

El político de Vermont es el único socialista que forma parte del Senado. En la cámara baja hay cuatro miembros del DSA: Alexandria Ocasio-Cortez, Jamaal Bowmen (ambos diputados por Nueva York), Rashida Tlaib (por Michigan) y Cori Bush (por Misuri). Los cuatro forman parte de la llamada La pandilla (The Squad), el nombre oficioso que se le ha dado al grupo de los seis congresistas considerados más de izquierdas de la Cámara de los Representantes. Los otros dos serían Ayanna Presley (por Massachussets) e Ilhan Omar (por Minesota).

Iniciativas sindicales en Amazon y Apple

El Partido Socialista de Eugene Debs tuvo su récord de miembros en 1912 con 118.000 afiliados

Según el libro de Kazin, el Partido Socialista de Eugene Debs tuvo su récord de miembros en 1912 con 118.000 afiliados. El padre del socialismo americano se llegó a presentar cinco veces a las elecciones para presidente de Estados Unidos. Precisamente en las de 1912, describe Kazin, Debs apostó sin ambages por abolir la empresa privada y el sistema de salarios y obtuvo un 6% de los sufragios. "Es la cima de votos que cualquier candidato marxista a la Casa Blanca ha recibido jamás", afirma el historiador.

Fueron años, no por casualidad, de un sindicalismo que empezaba a ser fuerte y que se consolidaría en los años de New Deal. Una situación muy diferente a la actual, que podría estar cambiando tras experiencias como las de Amazon y Apple. Con todo, el nivel del sindicalismo en Estados Unidos está bajo mínimos (sólo siguen siendo importantes en el sector de la educación pública). Según la Oficina de Estadísticas Laborales, la tasa de trabajadores asalariados afiliados a un sindicato fue del 10,3% en 2021; si se contempla sólo el sector privado, el porcentaje cae aún más hasta el 6,1%. En 1983, el primer año del que se dispone de datos comparables, la tasa fue del 20,1%. Y entonces, los años de Ronald Reagan en la Casa Blanca, ésos ya eran datos bajos. El país venía de los años 50 y 60, los años del desarrollo industrial americano, cuando la tasa de afiliación era superior al 30% y algunos estados industriales como Michigan y Washington llegaron a tener en 1964 unos porcentajes de afiliación sindical del 44,8% y 44,5%, respectivamente, unas cifras que hoy serían utópicas.

Sin embargo, esta tendencia podría estar empezando a cambiar después de la creación de los primeros sindicatos en grandes corporaciones como Apple y Amazon. La compañía de Jeff Bezos, la ahora segunda persona más rica del planeta, vio cómo el pasado 1 de abril se creaba un sindicato en una de sus plantas de Staten Island, en Nueva York, una iniciativa impulsada por un extrabajador de la firma, Chris Smalls, que ya es un hombre de moda y una especie de héroe nacional para un cierto sector de la clase obrera.

De momento, la envergadura de estas iniciativas es pequeña, pero los sindicatos mayoritarios del país confían en que sean los primeros destellos de un futuro auge sindical. El incremento de afiliados del DSA es otro indicador a favor de eso, puesto que desde su nacimiento el 20 de marzo de 1982, el DSA ha estado intrínsecamente unido a los movimientos sindicales.

1982: fusión de dos partidos de izquierda

Según la web del DSA, el partido surgió como una fusión de otros dos partidos que habían sido creados al principio de los años 70: por un lado, el Comité Organizador Socialista Democrático (DSOC), fundado en 1973 en el marco de la Guerra del Vietnam como facción separada del Partido Socialista clásico de Eugene Debs; por otra parte, el Nuevo Movimiento Americano (NAM), fundado en 1971 pero basado en un activismo diferente, menos ligado al sindicalismo y más a los movimientos de derechos y libertades civiles de aquellos años.

De este modo, según señala la web del DSA, mientras que DSOC "contaba con una importante red entre los activistas sindicales y del sector izquierdista del Partido Demócrata", el NAM "no se originó en un ala de la vieja izquierda, sino en Estudiantes por una Sociedad Democrática (SDS) y en los sindicatos de mujeres socialistas-feministas. [El partido] se había centrado en construir una presencia de base socialista-feminista democrática revolucionaria en las luchas locales en torno a cuestiones como la vivienda asequible, la libertad reproductiva y la reforma de las tarifas de los servicios públicos".

Ambas identidades (un socialismo vinculado al sindicalismo y los derechos de los trabajadores y otro más centrado en los derechos civiles de sectores discriminados como las mujeres o los negros) se fusionaron en marzo de hace 30 años en el actual DSA.

"Los sindicatos de trabajadores solían ser muy fuertes en este país, pero están bajo un ataque muy severo desde los años 70", dice Siddique

"Los sindicatos de trabajadores solían ser muy fuertes en este país, pero están bajo un ataque muy severo desde los años 70. Puede que, en décadas anteriores, cuando los sindicatos eran más potentes, el Partido Demócrata los representara políticamente en mayor o menor medida, pero ya no sucede eso y ahora el DSA busca ese lugar con los sindicatos", dice Siddique, que cree que los movimientos por hacer nuevos sindicatos en gigantes empresariales como Amazon y Apple y el incremento constante de miembros del DSA "forman parte de la misma tendencia. Desde luego, la sindicalización de trabajadores es una máxima prioridad para el partido y cada año le dedicamos más recursos", afirma.

La "demonización" del socialismo en EEUU

Los ataques continuos al sindicalismo y las ideologías progresistas por parte de la derecha americana han tenido como consecuencia, por un lado, los escasos índices de asociación sindical y, por otro, el recelo público y casi la criminalización de la palabra "socialista" en Estados Unidos, que la población general no es capaz de distinguir del término "comunista". Y ésta es, admite Siddique, "una de las barreras más inmediatas" que el DSA tiene que combatir para seguir creciendo. "Es algo que sufrimos", añade, "cuando hacemos campañas y hablamos con la gente. Nos ponen caras de recelo y enseguida nos dicen: yo apoyo lo que dices, pero ¿socialismo?".

"La propaganda antisocialista ha sido muy fuerte en las últimas décadas en Estados Unidos", asegura Siddique

"La propaganda antisocialista ha sido muy fuerte en las últimas décadas en Estados Unidos", dice Siddique, "antes de la Segunda Guerra Mundial y del New Deal de Roosevelt, la situación era diferente. Había sindicatos muy fuertes y populares y estaban apoyados por movimientos socialistas. Previamente, en los años de la Primera Guerra Mundial, ya se había producido una primera fuerte represión del gobierno contra el socialismo, y ese llamado miedo rojo regresó a partir de los años 40 por la guerra fría contra la URSS, con estrategias como el macartismo, que purgó a muchos socialistas de los sindicatos".

"Todo eso hizo mucho daño a la izquierda, que fue demonizada por lo que ha sido muy raro que alguien públicamente se declarara socialista. Por este motivo, que Bernie Sanders lograra ser alcalde de Burlington en los años 80 siendo públicamente socialista y explicando qué es el socialismo, fue muy importante y hace de él una figura decisiva para el socialismo en Estados Unidos", afirma el político del DSA.

Otro de los frentes abiertos para el DSA será intentar convertirse en el partido de la clase trabajadora, una etiqueta que tiene desde sus inicios el Partido Demócrata, que, no en vano, es a menudo mencionado con el eslogan de El partido del pueblo. Según Siddique, la diferencia fundamental entre ambos partidos es que el DSA "es una organización política independiente para la clase trabajadora y está gestionada y financiada por sus propios miembros. El Partido Demócrata no es así, es muy dependiente de sus grandes donantes y lobbies corporativos, que contribuyen a financiarlo. Esto hace que, aunque algunos candidatos puedan tener un discurso público más progresista sobre las desigualdades o políticas progresistas, si uno mira de dónde viene el dinero, es claramente un límite sobre lo que ellos pueden hacer y a veces hasta de lo que pueden hablar. Desde luego, el Partido Demócrata no es el partido de la clase trabajadora y nosotros aspiramos a ocupar ese papel".

El reto: ser racialmente más diversos

Para ello, el DSA quiere ampliar su base de votantes, pero también mejorar en la composición de sus afiliados para que se parezca cada vez más a la sociedad americana actual. "Tenemos que ser aún más diversos, sobre todo en cuanto a afiliados negros y latinos, donde tenemos carencias que tenemos que trabajar", admite Siddique. "En cuanto a la propaganda de la derecha de que somos un partido de gente con títulos universitarios, con dinero y ricos mimados, es falso, la media de ingresos de los afiliados se corresponde con la media del país, es un elemento más de la propaganda contra nosotros", asegura.

Debido al auge del socialismo en los últimos años, el perfil del afiliado al DSA ha cambiado mucho. "Antes de 2016, cuando el partido tenía unos 5.000 miembros, el perfil habitual de un miembro del partido era una persona que pertenecía a la generación boomer y que se había politizado en los años 60 y 70. Sin embargo, en sólo tres años, los que van de 2017 a 2020, la edad media de los afiliados cayó de unos cincuenta y tantos a los 32 años actuales", dice Siddique.

"La gran mayoría de los nuevos afiliados tenían veintialgo años. Creo que el factor importante", añade, "es que se trata de personas que han vivido su niñez y adolescencia presenciando las guerras que Estados Unidos ha provocado en el mundo y sufriendo después las consecuencias de la crisis económica de 2008, así que sienten una frustración enorme por un sistema político que no está funcionando como se supone que debería".

Con todo, la crisis actual y el escepticismo hacia los actuales protagonistas del sistema político pueden ser un elemento inspirador para la recuperación del socialismo en Estados Unidos. Es lo que está sucediendo y es, precisamente, lo que aventuró en octubre de 2016 en un artículo en la revista The Nation el historiador de Georgetown Tim Shenk. "La disminución de la confianza en la democracia actualmente, junto con el creciente optimismo sobre lo que la democracia podría llegar a ser", escribió Shenk, "da a la política contemporánea su calidad bipolar: una nueva generación de votantes que es más escéptica con respecto a la democracia que sus antepasados, pero también que está más dispuesta a apoyar a un socialista democrático como presidente". Es la premonición que el DSA quiere hacer cumplir en los próximos años.

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