Hace un par de semanas, durante una gira por la zona previa a una nueva ronda de conversaciones informales entre las dos partes de uno de los conflictos más antiguos del mundo, el enviado especial de la ONU para el Sáhara Occidental, Christopher Ross, vio la 'necesidad de rebajar las tensiones y evitar cualquier incidente que pudiera empeorar la situación o impedir las discusiones'. Dos semanas después, el Sáhara Occidental está en llamas, literal y metafóricamente. En las primeras horas del lunes pasado, las fuerzas de seguridad marroquíes actuaron para suprimir la protesta que unos 20.000 saharauis realizaban en un campamento donde vivían desde hacía un mes. Las fuerzas de seguridad fueron recibidas con rabia debido a que la ciudadela de tiendas era arrasada.
El campamento, conocido como Gdeim Izik, fue instalado el 9 de octubre y atrajo desde ciudades de los alrededores a saharauis que demandaban mejoras en sus viviendas y oportunidades de trabajo. Las fuerzas marroquíes rodearon con rapidez el campo, y durante el último mes han ocurrido varios enfrentamientos entre los manifestantes y la policía. En el más serio de ellos, un chico de 14 años murió por disparos de las fuerzas marroquíes cuando viajaba a Gdeim Izik en un coche.
La misión de paz en el Sáhara Occidental carece de mandato en derechos humanos
A los periodistas se les prohibió entrar en el campo y durante el fin de semana se impidió la entrada en Marruecos a tres parlamentarios españoles que intentaban visitar el campamento. Las autoridades marroquíes obtuvieron una autorización judicial para desmantelar el campamento y, hacia las seis de la mañana del lunes, el ejército irrumpió en las instalaciones usando gases lacrimógenos y chorros de alta presión para repeler la protesta. 'Todo el mundo está siendo atacado, niños, mujeres, ancianos', informó la organización de derechos humanos saharaui Sahara Thawra. 'Están destruyendo las tiendas y parte del campamento está en llamas'.
Las fuerzas marroquíes encontraron una fuerte resistencia. El número de víctimas ha sido difícil de confirmar, pero informes no oficiales señalan que 11 saharauis resultaron muertos, 723 heridos y 159 están desaparecidos. Las autoridades marroquíes han comunicado la muerte de un empleado de la Oficina de Fosfatos marroquí, con lo que los muertos confirmados por Rabat ascienden a seis.
Mientras tanto, en Nueva York, la 'conversación sobre conversaciones' patrocinada por la ONU que debía llevarse a cabo el lunes y el martes se 'atrasó'. En medio de furibundas recriminaciones, el enviado de la ONU para el Frente Polisario describió la acción marroquí como 'un acto deliberado para arruinar las negociaciones'.
La ONU no muestra voluntad de aplicar sus resoluciones sobre autodeterminación
Durante su gira por la zona su cuarto viaje desde que fue nombrado enviado especial en enero de 2009, Christopher Ross ha calificado de 'insostenible' el actual impasse en el Sáhara Occidental. La semana pasada, Martin Nesirky, portavoz de Ban Ki-moon, dijo que la resolución del conflicto era una 'prioridad para Naciones Unidas'. Pero, para encontrar una solución, la retórica debe ser acompañada por la acción. La ocupación marroquí continúa, sin que nadie lo impida, en vulneración de la ley internacional y de las diversas resoluciones de la ONU de los últimos 35 años, y la misión de paz de la ONU en Sáhara Occidental se mantiene como la única misión de paz contemporánea sin un mandato para supervisar los derechos humanos. Si tuviese ese mandato, la violencia que ocurrió en Gdeim Izik quizá podría haberse evitado.
A pesar de los muchos intentos para romper el viejo estancamiento de la situación, el avance hacia una solución ha sido tortuosamente lento: el Frente Polisario se niega a renunciar a su legítimo derecho de autodeterminación, Marruecos rechaza cualquier propuesta que contenga la posibilidad de independencia de los saharauis, y el Consejo de Seguridad de la ONU no muestra voluntad de aplicar sus propias resoluciones que establecen el referéndum de autodeterminación. La historia ha demostrado que una solución política es el único camino para avanzar y la comunidad internacional tendrá la responsabilidad de ayudar a que las negociaciones se lleven a cabo.
El próximo mes se cumplirán 50 años desde que la ONU adoptó la Resolución 1514 que establece que todos los pueblos tienen derecho a la autodeterminación y que el colonialismo debe ser llevado a un rápido e incondicional final. Medio siglo después, el pueblo saharaui aún está esperando que la Resolución 1514 se aplique en el Sáhara Occidental. Ha sido una larga espera, pero, como dijo Martin Luther King, el arco de la historia puede ser largo, pero siempre se curva inevitablemente hacia la justicia.
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