La cumbre de la OTAN celebrada en Madrid los últimos tres días (del 28 al 30 de junio) ha dejado a un gran ausente sobre el escenario: Rusia. El dirigente ruso, Vladimir Putin, no estaba invitado por la guerra que mantiene abierta en Ucrania. No obstante, fue un protagonista ausente. Tanto es así, que algunos de los líderes del G-7 bromearon con la publicación de Putin sin camiseta montado en un caballo. 

El pasado domingo el primer ministro británico, Boris Johnson y su homólogo canadiense, Justin Trudeau, estuvieron bromeando sobre la fotografía que el presidente ruso a caballo. Haciendo un breve guiño a la misma, Johnson preguntó a los demás líderes del G-7 reunidos si debían quitarse la chaqueta para "demostrar que somos más duros que Putin". A lo que Trudeau respondió que era necesario "montar a caballo a pecho descubierto". 

El líder ruso devolvió el golpe diciendo que "sería un espectáculo repugnante", verles a ellos desnudos y les recomendó que para tener un buen aspecto "es necesario dejar de abusar del alcohol y otros malos hábitos, hacer ejercicio físico y practicar deporte".

La respuesta del Kremlin a la OTAN

Durante un viaje a Asia Central, el presidente ruso advertía de que en caso de que se produjese un despliegue nuclear de la OTAN en Finlandia y Suecia, Rusia se vería obligada a reaccionar en proporción. 

A pesar de no considerar el mismo nivel de amenaza que Helsinki y Estocolmo formen parte de la OTAN porque "no hay problemas territoriales" con ninguno de los dos, Putin aseguró: "Si despliegan contingentes e infraestructura militar allí, tendremos que responder de manera simétrica y crear las mismas amenazas para los territorios desde donde nos amenacen". 

En consonancia a lo que está pasando en Ucrania desde hace más de cuatro meses, Putin señaló que conocía a todos los líderes europeos personalmente, y que a pesar de que "este no es el mejor período en nuestras relaciones, esto es comprensible."

 Negación del bloqueo

La ONU viene advirtiendo de una posible amenaza de una crisis alimentaria por la escasez de cereales procedentes de Ucrania. Mientras Europa culpa a Moscú, el Kremlin apunta directamente a los ucranianos y a las sanciones occidentales.

La diferencia sustancial que Putin encuentra en esta posible adhesión (tras el levantamiento del veto de Turquía es más real), es que, al contrario que Suecia y Finlandia, Ucrania "persigue" a las personas que se sienten parte de la "cultura rusa". 

"No impedimos la exportación de grano ucraniano. El ejército ucraniano ha minado los accesos a sus puertos, pero nadie les impide limpiar esas minas y garantizamos la seguridad del envío de granos desde allí".