Decenas de miles de sirios participaron hoy en un gran número de concentraciones de protestas que tuvieron lugar por todo el país después de las oraciones del mediodía en las mezquitas. Las fuerzas de seguridad reprimieron las protestas causando un número indeterminado de muertos, 28 según algunos activistas citados por la agencia Reuters.
La televisión estatal informó de que las tropas han entrado finalmente en Yisr al-Shugur, una localidad del noroeste del país que ha estado bloqueada desde los disturbios de hace una semana, y de la que han huido varios miles de personas. Hace sólo unos días, el Gobierno de Damasco denunció la muerte allí de 120 policías y agentes de la seguridad.
En distintos barrios de la capital tuvieron lugar por lo menos una decena de concentraciones que reunieron a miles de personas y que en algunos casos fueron dispersadas por antidisturbios. La oposición destacó que las protestas fueron en Damasco más numerosas que en viernes anteriores, y que hubo varios muertos. Sin embargo, no se pueden considerar tan masivas como sostiene la oposición.
Tanto en Damasco como en otras ciudades se gritaron consignas contra el régimen y en solidaridad con Yisr al Shugur. Algunas de las consignas tenían un marcado tinte islamista. Pero el régimen no ha dado su brazo a torcer y sigue pensando que todavía es posible reconducir la situación, a pesar de que arrecian las criticas internacionales.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que hace cinco días conversó telefónicamente con el presidente sirio, Bashar Asad, para pedirle que inicie inmediatamente reformas políticas, declaró este viernes que las imágenes que están llegando a través de las televisiones “no se pueden digerir”. Según Erdogan, que ha sido uno de los principales aliados de Siria, el régimen de Damasco está obrando “de una manera inhumana”. Parece que Erdogan piensa que la situación en Siria ha llegado a un punto de no retorno.
Asad se siente fuerte y sigue creyendo que cuenta con el apoyo incondicional del Ejército, aunque existen indicios que apuntan que al menos en los estratos inferiores del estamento militar, hay soldados que se niegan a reprimir las protestas que exigen, cada vez con más determinación, la caída del régimen y la democratización del país.
Las informaciones que proceden de Yisr al Shugur no se pueden contrastar. La cadena Al Yazira dijo que un refugiado que hoy por la mañana se dirigía a Turquía negaba que los residentes hubieran solicitado la intervención del Ejército para acabar con supuestas “bandas armadas”, tal como ha asegurado Damasco.
Según el Gobierno, la semana pasada estas “bandas armadas” mataron a 120 agentes de los cuerpos de seguridad y policías, una acusación que rechazan los refugiados. Éstos sostienen que los muertos son soldados y policías que fueron ejecutados por sus compañeros por haberse negado a disparar contra la población.
Según el refugiado citado por Al Yazira, este viernes por la mañana el Ejército disparaba contra los vecinos que abandonaban Yisr al Shugur, huyendo hacia las montañas próximas, y los soldados habían prendido fuego a los campos de cultivo.
Yisr al Shugur, está a 20 kilómetros de Turquía y hasta hace una semana contaba con 60.000 habitantes. El éxodo de los últimos días, cifrado en millares de refugiados, ha hecho descender notablemente su población. La mayor parte han huido hacía otras localidades sirias, como Latakia, Alepo y Homs, y unos 2.600 a Turquía.
A principios de los años ochenta, cuando se produjo la rebelión de los Hermanos Musulmanes, Yisr al Shugur se significó como una localidad islamista. Aunque la mayoría de la población de la ciudad es suní, también existe una minoría alauí, la rama chií a la que pertenece Asad.
Algunos refugiados que han escapado aseguran que Yisr al Shugur está sin agua, electricidad y teléfono, aunque esto no se ha podido corroborar de manera independiente puesto que las autoridades sirias no permiten que periodistas neutrales alcancen las zonas conflictivas.
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