Washington
Dentro de tres meses exactos, el martes 3 de noviembre, Estados Unidos celebrará las elecciones presidenciales que deberán decidir si el actual presidente, Donald Trump, continúa cuatro años más en la Casa Blanca o si, por el contrario, éste no conseguirá su reelección y lo sucederá al frente de la administración federal el candidato demócrata y exvicepresidente con Barack Obama, Joe Biden, que se convertiría en el 46º presidente del país.
Gane quien gane, una cosa es segura: quien tome posesión en enero de 2021 será el presidente de mayor edad de la historia de Estados Unidos: o un Trump de 74 años o Biden a sus 78. En las elecciones de 2016, el magnate de Nueva York venció a Hillary Clinton al obtener más apoyos reales (lo que se llama el colegio electoral en el sistema estadounidense), si bien Clinton obtuvo casi tres millones más de votos en la suma global de todos los Estados.
Éstos son los momentos y las estrategias clave de las próximas semanas de cara a los comicios presidenciales.
Las encuestas dan favorito a Biden
A menos de cien días de las elecciones, los sondeos dan a Biden como claro favorito. Según la media de encuestas elaborada por la web Real Clear Politics sobre ambos candidatos, a 30 de julio Biden saca a Trump más de ocho puntos: 49,9% frente a 41,6%. Es más, desde el pasado 8 de junio, el candidato demócrata mantiene una diferencia estable de más de ocho puntos.
Es cierto que Trump lleva medio mes en ascenso, tras el fondo que tocó el 16 de julio, cuando la media de los sondeos le daban apenas un 40,1%. Biden, en cambio, lleva desde septiembre de 2019 siempre por encima del 46,8%, su punto más bajo. El pico más alto de Trump fue el 45,6%, que el actual presidente alcanzó en febrero de 2020.
Con todo, además del dato global hay que estar atentos a los resultados de los llamados Estados campo de batalla, como se los llama en Estados Unidos. Son 15 Estados que, con los datos que hay sobre la mesa, las diferencias entre Biden y Trump son mínimas. En muchos ellos, además, el presidente ganó hace cuatro años a Hillary Clinton. Esto es decisivo por el sistema electoral basado en el concepto del vencedor se lo lleva todo, que rige en 48 de los 50 Estados del país. En Estados Unidos el presidente se elige de forma relativamente indirecta. El 3 de noviembre, los ciudadanos de cada Estado votarán a Biden o Trump, sí, pero directamente estarán votando a los representantes de ambos en el llamado Colegio Electoral, un cuerpo establecido para el nombramiento de presidente en la Constitución estadounidense. Los representantes de cada Estado en ese Colegio Electoral están fijados en relación a su población. Si un candidato gana un Estado por un solo voto, se lleva a ese Colegio todos los representantes asignados a dicho Estado. Por este motivo, Trump obtuvo menos votos totales que Hillary en 2016 pero logró tener más representantes que ella en el Colegio Electoral y se llevó la nominación como presidente.
Entre los 15 Estados considerados en disputa estas elecciones hay algunos tan importantes (por población y, por tanto, por representantes en el Colegio Electoral) como Florida, Michigan, Ohio, Carolina del Norte o Pensilvania. En muchos de esos Estados ya han aparecido encuestas con Biden en primer lugar, especialmente en Florida y Michigan. Incluso, según una información del medio de Washington Politico, la campaña de Biden está alcanzado elevadísimas recaudaciones en Florida, Pensilvania y Arizona (otro de esos Estados de batalla) y hasta en Texas, éste de carácter tradicionalmente republicano.
El cargo de presidente de Estados Unidos comenzó en 1789 y en estos 231 años ha habido 45 presidentes. Sólo diez no pudieron ser reelegidos, aunque varios de ellos por haber sido asesinados, como John Fitzgerald Kennedy; el 35º presidente fue tiroteado en Dallas en 1963. El último presidente que no logró la reelección fue George H. W. Bush, cuando perdió contra un joven Bill Clinton en 1992.
Trump: la estrategia de la tensión y las cortinas de humo
La última acción en este sentido llegó el pasado jueves y previsiblemente no será la última. El presidente publicó un tuit que sugería el retraso de las elecciones de noviembre ante la supuesta amenaza de fraude del voto electoral, si los Estados deciden mayoritariamente, argumentaba Trump, implantar la opción del voto por correo universal debido a la pandemia. Se armó un revuelo enseguida. Sin embargo, poco fundado. Horas más tarde hasta el propio Trump recogió amarras, aunque otro virus, el de la sombra de fraude electoral, ya había sido inoculado, una sospecha de fraude en la que Trump no deja de insistir una y otra vez y que se ha erigido como un pilar central de su estrategia.
De todos modos, nadie recogió el testigo. Los senadores republicanos descartaron la idea de inmediato y no digamos ya los demócratas. Biden ni siquiera se pronunció sobre ello y lo mismo Bernie Sanders. A esto se le añade la dificultad técnica de posponer las elecciones estadounidenses. En primer lugar, el presidente no tiene en esto competencias sino el Congreso. Segundo, las elecciones son fijas y según las leyes del país han de celebrarse el martes después del primer lunes de noviembre cada cuatro años. Por último, retrasar las elecciones colisionaría con otro postulado de la Constitución, que establece a rajatabla que el nuevo Congreso (la Cámara de los Diputados y el Senado, que también se somete a elecciones el 3 de noviembre) ha de estar constituido el 3 de enero mientras que el mandato presidencial ha de comenzar el día 20 irrevocablemente.
Otro de los elementos de tensión que Trump está empleando y ha anunciado que seguirá haciéndolo, es el uso de las fuerzas de seguridad federales para generar alarma en las principales ciudades demócratas. Así que con una mano despliega agentes en Washington o en los últimos días en Portland y con la otra no deja de teclear en Twitter otro de sus mensajes estrella: "¡LEY Y ORDEN!". Siempre en mayúsculas. Así se allana él mismo el camino para acusar a los políticos demócratas, a los que acusa de "izquierda radical", de gestionar mal las ciudades y de someterlas al caos y la inseguridad. Tras Portland, el pasado jueves su administración anunció que agentes federales (sobre todo de cuerpos como Aduanas y Protección de Fronteras, de Inmigración y de Seguridad Nacional) se desplazarían a Milwaukee, Cleveland y Detroit. Su estrategia necesita ruido.
Biden: designación de la vicepresidenta a principios de agosto
Otro de los puntos clave de la estrategia de Biden al frente del Partido Demócrata será el anuncio de quién será su vicepresidenta. Biden ya anunció en un debate televisado contra Sanders que sería una mujer. Tras la muerte de George Floyd el 25 de mayo y las protestas del Black Lives Matter, se da por hecho que será una mujer negra, aunque Biden ha dejado que sea un comité del partido el que realice el trabajo de seleccionar las candidatas finales.
Los medios norteamericanos apuntan estos días con fuerza hacia la exembajadora de Estados Unidos ante la ONU entre 2009 y 2013, Susan Rice, y la senadora por California y excandidata a liderar el Partido Demócrata, Kamala Harris. La primera asumiría el cargo con 57 años y la segunda con 56 años. Son dos puntos fuertes a favor de ambas, puesto que Biden, de lograr ser presidente, terminaría su primer mandato con 82 años, por lo que habría muchas probabilidades de que la vicepresidenta que elija se convierta en su sucesor al frente de la Casa Blanca.
Convención demócrata
Tras el anuncio de la vicepresidenta, llegaría la convención demócrata, que se celebrará antes que la republicana, si bien ambas en formatos mucho más restrictivos que los inicialmente planteados debido a la pandemia. La cita demócrata tendrá lugar del 17 al 20 de agosto en Milwaukee, aunque casi todo el programa será online.
Según el plan hecho público por el partido, Biden dará su discurso de aceptación el último día, el jueves 20 de agosto. Su candidata a vicepresidenta sería nominada oficialmente el día antes, 19 de agosto. El evento había sido previsto inicialmente para julio en el pabellón de los Milwaukee Bucks de la NBA. Finalmente, se hará en agosto en un recinto mucho más reducido, con elevadas medidas de seguridad y salud pública, como pruebas diarias para detectar el coronavirus.
Convención republicana
También Donald Trump ha querido armar ruido con algo tan poco dado a la polémica como la convención del partido de uno mismo, una convención que será de puro trámite puesto que se trata de pasar por la formalidad de designarlo a él oficialmente como candidato. Sin embargo, Trump armó un revuelo con la sede para, finalmente, acabar todo como había empezado. La convención republicana se celebrará después que la demócrata, del 24 al 27 de agosto en Charlotte, Carolina del Norte.
La polémica llegó cuando Trump amenazó con llevársela a Jacksonville, Florida, después de que el gobernador de Carolina del Norte, el demócrata Roy Cooper, recordara a los republicanos que tenían que cumplir con las medidas de seguridad y salud pública durante la convención. Finalmente, ante el repunte de contagios de coronavirus en Florida, Trump cedió: “No es el momento adecuado”, se limitó a señalar, y volvió al plan inicial, según confirmó el 28 de julio, cuando declaró que aceptará su nominación den Charlotte, volviendo al plan inicial. Eso sí, tras unos días de polémica y de dimes y diretes. Marca de la casa.
Tres debates entre Trump y Biden
Una vez celebradas las convenciones, es el turno de los debates entre ambos candidatos. Hay previstos tres. Se celebrarán los días 29 de septiembre, 15 y 22 de octubre. También han sufrido cambios debido a la pandemia.
El 27 de julio se anunció que el primer debate presidencial se trasladaba a Cleveland, Ohio, debido al coronavirus. La Comisión de Debates Presidenciales, la organización sin ánimo de lucro que gestiona los debates de las elecciones generales desde hace décadas, anunció que la Universidad Case Western Reserve y la Clínica Cleveland serán coanfitriones de ese primer debate presidencial después de que la Universidad de Notre Dame, en South Bend, Indiana, se retirara.
Éste es el segundo de los tres debates presidenciales que se ha movido de sitio debido a la pandemia. El segundo debate, el del 15 de octubre, se celebrará finalmente en Miami, Florida, después de que la Universidad de Michigan. El tercer debate está programado para el 22 de octubre en la Universidad Belmont, en Nashville, Tennessee.
Jornada electoral: martes, 3 de noviembre
Ese día, dentro justo de tres meses, se celebrarán las elecciones presidenciales en Estados Unidos. También hay elecciones legislativas que afectan a ambas cámaras del Congreso, la Cámara de los Representantes y el Senado. El congreso ha de estar constituido el 3 de enero mientras que el nuevo presidente, como sucede cada cuatro años, tomará posesión el 20 de enero de 2021. Empieza la cuenta atrás.
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