madrid
El líder del partido Reconstrucción Comunista, Roberto Vaquero Arribas, ha acusado a las autoridades españolas de gastar "una ingente cantidad de recursos" a investigar tramas terroristas kurdas de las que jamás se han hallado pruebas a instancias de la dictadura turca de Recep Tayyip Erdogan, una de las principales patrocinadoras mundiales del terrorismo yihadista del ISIS. Según el secretario general de esa formación —recientemente condenado por la Audiencia Nacional—, todas las actividades policiales llevadas a cabo en España contra su partido, comités de solidaridad con Rojava o varios residentes kurdos han sido puestas en marcha a petición de la policía del "brutal régimen represivo turco", asumiendo, a su vez, "las ficciones policiales con las que Ankara trata de intoxicar a la opinión pública mundial en su lucha contra el movimiento kurdo de liberación".
"A nosotros nos empezaron a investigar en España después de que comenzáramos a concentrarnos frente a la embajada turca. Nos hacían fotos desde el consulado y a partir de 2010, los turcos dedicaron agentes a investigarnos por su cuenta. A la causa de la Audiencia Nacional contra nuestro partido asistió, de hecho, un miembro de la Policía turca, con la que sus colegas españoles han colaborado", afirma Vaquero.
El supuesto apoyo del Gobierno de Erdogan a distintas facciones islamistas no se basa en meras conjeturas. Desde que comenzó el conflicto sirio, distintas organizaciones de derechos humanos han reunido pruebas de que Turquía ha dado alas al yihadismo del ISIS, y de que su territorio ha sido utilizado para facilitar el acceso de los terroristas a la arena siria y servirse de ellos para combatir el secesionismo kurdo, una estrategia que Ankara ya había ensayado anteriormente cuando, por ejemplo, su dictadura militar financió un Hezbollá sunní —sin ninguna relación con el del Líbano— para combatir al PKK en la trastienda de Anatolia.
Holanda acusa a Turquía
Esta misma semana, la agencia de inteligencia holandesa aseguraba que había reunido nuevas evidencias de que el ISIS sigue usando Turquía para reorganizarse y perpetrar nuevos atentados en Europa. Se sabe, igualmente, gracias a los informes de varias organizaciones de derechos humanos, que en los hospitales turcos se asistieron a heridos del ISIS, y que desde su territorio, se les proveyó de armas, alimentos y de un camino para financiarse comercializando el petróleo que producían.
En fechas más recientes, Turquía se ha servido como fuerzas "proxy" de distintas facciones islamistas que combaten bajo la bandera del FSA o Ejército Libre Sirio para frenar el avance de los kurdos hacia el mar en los aledaños de Afrin (Siria). En opinión del secretario general de Reconstrucción Comunista, todos estos vínculos demostrados de la dictadura de Recep Tayyp Erdogan o el modo en que ha reprimido brutalmente a su disidencia y a la población civil del sureste del país no han impedido que países de Occidente como Estados Unidos o España siguieran estrechando sus lazos económicos y militares con Ankara, suscribiendo contratos comerciales y colaborando en operaciones policiales como las que condujeron al arresto —en 2013— de seis kurdos que vivían en Madrid, o más recientemente, al procesamiento de varios miembros de su partido, entre otros, el propio Vaquero, a quien se ha condenado a dos años y tres meses de prisión por pertenencia a grupo criminal.
El RC, como franquicia del PKK
Lo cierto es que su partido no es desconocido entre la opinión pública de Turquía, y menos aún, entre los agentes de las fuerzas del orden de ese país. Documentos de la Academia turca de Policía mencionan la formación política española Partido Marxista Leninista - Reconstrucción Comunista (PML-RC) como ejemplo de franquicia europea del movimiento de liberación del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y de su brazo armado, las Fuerzas de Defensa Popular (HPG), dos organizaciones incluidas por la Unión Europea, Estados Unidos y el Gobierno turco en el listado internacional de grupos terroristas. Con arreglo a las tesis de Turquía, ampliamente publicitadas por medios de comunicación populistas de ese país como el Sabah o el Hurriyet y por agencias gubernamentales como TRT, el PKK ha adoptado desde la captura y encarcelamiento de Abdula Öchalan, en 1999, una nueva estrategia para sobrevivir y extenderse globalmente a la que se denomina "nombres de franquicias".
Lo que los turcos sostienen en uno de los últimos informes del Centro Internacional de Estudios sobre Terrorismo y Seguridad —integrado en la Academia turca de Policía— es que los kurdos de Turquía se inspiraron en los métodos puestos en marcha por Al Qaeda tras los ataques del 11 de septiembre y transformaron su organización de acuerdo un nuevo modelo no jerárquico, en el que se renunciaba a la tradicional cadena de mando piramidal, que otorgaba casi plena autonomía a las sucursales y franquicias que crearon en parejo para zafarse de la persecución policial.
La versión "oficial" de Ankara es que dichos cambios dieron comienzo tras el congreso extraordinario del PKK celebrado en 2000, y se consolidaron después de una reunión organizada dos años más tarde donde el PKK mudó su nombre y adoptó el de KADEK (Congreso para la Democracia y Libertad del Kurdistán). A partir de ese momento, y de acuerdo a la narrativa turca, el PKK dejó de controlar todo el complejo de partidos afiliados que compartían sus fines. Consecuencia de ello fue también, según la policía turca, la creación en 2003 del PYD, el partido kurdo que controla el gobierno de la Federación Democrática del Norte de Siria, del que dependen las unidades militares (YPG) en las que han combatido más de veinte españoles contra el DAESH, entre ellos, dos militantes de Reconstrucción Comunista condenados la pasada semana por la Audiencia Nacional.
"Fue en ese contexto y gracias a ese cambio cuando el PKK logró transnacionalizarse y atraer a Siria a numerosos no kurdos. Y en ese punto, muchos anarquistas de España y de América, revolucionarios de diferentes tradiciones y marxistas comenzaron a luchar dentro de las franquicias sirias del PKK, y a repetir su renovada retórica", se aseguraba en un diario turco citando los informes de su Gobierno que se enseñan en sus academias de policía. El periódico mencionaba como ejemplo de anarquistas a los estalinistas antirevisionistas de Reconstrucción Comunista que habían luchado contra el Estado Islámico en el Batallón para la Libertad de Rojava, afiliado con las YPG.
La agencia gubernamental turca TRT va algo más allá e incluye de manera explícita el nombre de Reconstrucción Comunista entre “los muchos nombres adoptados por los terroristas del PKK para transnacionalizarse”. TRT criminaliza a partidos europeos como la Brigada Bob Crowe (BCB), la Unión Revolucionaria para la Solidaridad Internacional (RUIS) de Grecia o el español Reconstrucción Comunista, y los vincula directamente al PKK a través del Batallón para la Libertad de Rojava (EOT o IFB), al que a su vez relaciona con el PKK a través del Movimiento Revolucionario de los Pueblos Unidos (HBDH), una alianza, según los turcos, de diez partidos de izquierdas pro-PKK.
Asumiendo las tesis de la dictadura
Esta versión divulgada por la dictadura turca equipara de facto todas las organizaciones de liberación o de solidaridad con pueblo kurdo inspiradas en la ideología de su líder —el apoísmo— al PKK, y convierte, por ejemplo, en terroristas, a los principales aliados de los Estados Unidos —y por extensión, de España— en la lucha contra el yihadismo en Siria (las YPG). Éstas fueron también las tesis que parcialmente recogieron tanto la Policía Nacional como el magistrado de la Audiencia Nacional Eloy Velasco que instruyó la causa contra los dos milicianos de Reconstrucción Comunista que combatieron en Rojava. Según afirmaba en su auto, las organizaciones —como las YPG— a las que se unieron los brigadistas madrileños se hallan afiliadas al PKK, y ser subordinan a los mismos dirigentes.
En Occidente, ni siquiera hay acuerdo acerca de si el PKK merece realmente seguir incluido en la lista de organizaciones terroristas internacionales. En septiembre del pasado año, un tribunal belga sentenció al final del proceso que se seguía contra treinta y seis políticos y una cadena kurda de televisión, que "el PKK no es una organización terrorista". En contra del criterio de Velasco, los magistrados belgas afirmaban que "existe un conflicto armado en Turquía y que el PKK es una de las partes beligerantes".
Entre veinte y treinta personas han sido detenidas, encarceladas o vinculadas desde 2013 por la policía española al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y su brazo armado, las Fuerzas de Defensa Popular (HPG). En todos los casos, los encausados fueron absueltos de los cargos que les vinculaban a actividades terroristas o se archivó sus causas; a menudo, después de que cumplieran condena preventiva y tras haber sido prejuzgados por algunos medios de comunicación que calumniosamente les atribuían la condición de terroristas, asumiendo a priori y a pies juntillas los relatos policiales y judiciales posteriormente desacreditados por los tribunales.
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