parís
Actualizado:Agravadas desde el día 16 por la aprobación por decreto de la reforma de las pensiones, las protestas antigubernamentales se amplificaron este sábado en buena parte del Francia, lo que hizo recordar la revuelta de 2018 de los Chalecos Amarillos. La capital, París, y la ciudad de Burdeos han sido dos de los principales focos de movilización que ha derivado en quema de mobiliario urbano, barricadas y disturbios con la Policía.
El malestar de la calle por la adopción, por decreto y sin voto en la Asamblea Nacional, de una reforma que eleva la edad de jubilación de los 62 a los 64 años se ha trasladado también al Parlamento, que el lunes previsiblemente votará dos mociones de censura para tumbar el Ejecutivo nombrado por el presidente francés, Emmanuel Macron.
No obstante, ambas iniciativas tienen con pocas posibilidades de prosperar, en caso de que la formación conservadora Los Republicanos (LR) consiga mantener la disciplina de voto que no lograron el día 16, cuando el Ejecutivo, en minoría relativa, se vio abocado a accionar el artículo 49.3 por la ausencia de una mayoría clara en la Asamblea.
El número dos del Gobierno, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, defendió en una entrevista en Le Parisien que el 49.3 "es una herramienta democrática contemplada en la Constitución" y tildó de "hipócritas" a los grupos opositores que han presentado las mociones. "No creo (que unas elecciones anticipadas resuelvas los actuales problemas). Tenemos que retomar con serenidad el ritmo de nuestra mayoría presidencial, detrás del presidente y de la primera ministra", Elisabeth Borne, agregó el ministro, quien avisó que "no se tolerarán ninguna clase de violencia".
Al margen de los sindicatos
Convocadas muchas de ellas en redes sociales al margen de los sindicatos y los partidos, las manifestaciones tuvieron lugar en varias decenas de ciudades francesas, incluso las medianas o pequeñas, como Mulhouse (este) o Compiegne (norte). En la mayor parte de casos, se desarrollaron pacíficamente.
Como es habitual, la movilización de mayor impacto fue la de París, con al menos 4.000 participantes. Ante la prohibición gubernamental de manifestarse en la plaza de la Concordia, en la que las protestas de las dos últimas noches se saldaron con centenares de arrestos y numerosos desperfectos, los manifestantes se desplazaron a la Place d'Italie, en el sur de la capital.
Allí, se mezclaron militantes sindicales y de partidos de izquierdas con manifestantes al margen de cualquier organización, recordando al movimiento de los Chalecos Amarillos de 2018, que terminó en una revuelta nacional por el descontento social de los habitantes de las zonas rurales y del extrarradio de las ciudades.
Casi dos horas después del inicio de la marcha, en la que se escucharon eslóganes contra "el autoritarismo" de Macron, hubo quema de contenedores y levantamiento de barricadas, que provocaron cargas de la Policía, que empleó gas lacrimógeno en respuesta al lanzamiento de proyectiles por algunos manifestantes.
Una centena de arrestos
Al menos una centena de arrestos se produjeron la última noche en las protestas antigubernamentales en Francia contra la aprobación por decreto de la reforma de las pensiones. No obstante, este número es menor que en las jornadas precedentes. El jueves por la noche, pocas horas después de la aprobación de la reforma, fueron más de 200 en todo el país.
Este nuevo tipo de protestas, organizadas al margen de partidos y sindicatos, son más volátiles e imprevisibles. Se desconoce de momento el número de movilizaciones de este domingo.
En la noche del sábado, en París, hubo 81 detenidos al término de una manifestación en Place d'Italie, lugar escogido en vez de la plaza de la Concordia, donde las autoridades habían prohibido cualquier protesta por los disturbios de noches anteriores. A ellos se unieron otras decena de arrestados en la propia plaza de la Concordia.
En Place d'Italie se calcula que se reunieron al menos 4.000 participantes. En Lyon, fueron 17 los detenidos en una pequeña protesta de entre 400 y 500 personas.
Mientras, la reforma de las pensiones ha hundido aún más la popularidad en marzo del presidente Emmanuel Macron, y actualmente sólo el 28% de los franceses aprueba su gestión, el nivel más bajo de sus mandatos equiparable al de la crisis de los Chalecos Amarillos.
El Ejecutivo no da señales de retroceder. Su número dos, el ministro de Economía Bruno Le Maire, aseguró en una entrevista en Le Parisien que la reforma "entrará en vigor" y avisó de que no "se tolerará" ningún tipo de violencia en las protestas.
El propio Gobierno afronta este lunes dos mociones de censura presentadas por un grupo de centristas y regionalistas, apoyados por la izquierda, y otra de la ultraderecha.
Toneladas de basura en las ciudades del país
Mientras, varias ciudades del sur de Francia también registraron intensas movilizaciones callejeras. En Burdeos, se quemaron contenedores de basura en una céntrica calle de la ciudad, un fuego rápidamente sofocado.
Se espera que este tipo de manifestaciones espontáneas, sin el paraguas de ninguna institución u organismo oficial, se reproduzcan los próximos días.
Sus participantes exigen la retirada de la reforma, algo que Macron descarta, pues la considera fundamental para equilibrar el déficit del sistema de pensiones y sanear así las cuentas del país.
Las protestas de este sábado se unieron a paros parciales organizados por los sindicatos, que habían encabezado las decenas de manifestaciones previas a la polémica aprobación de la reforma de las pensiones.
Los trenes, las refinerías, el sector del gas y la recogida de basuras, entre otros, han resultado afectados y uno de los ejemplos más relevantes es la huelga de los servicios de limpieza en París, que cumple casi dos semanas.
A pesar de que el Gobierno francés ha obligado a varios trabajadores a regresar a sus puestos, alegando el peligro para la salud pública de los desechos, miles de toneladas de basura seguían todavía esparcidas en las aceras de la capital francesa.
Las huelgas sindicales contra la reforma siguen su curso. Varias refinerías están bloqueadas y los paros en la recogida de basura en París se hacen sentir. El Ayuntamiento de París, que apoya la huelga y no coopera con el Gobierno, calculó que el número de desechos se ha estabilizado en 10.000 toneladas.
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