Desde enero de 2010, la policía china ha liberado a 14.717 mujeres y niños que habían sido secuestrados por mafias dedicadas al tráfico de personas. Se han realizado más de 17.000 detenciones, lo que muestra la gravedad de un problema que cada vez preocupa más a los padres. Aunque las cifras oficiales hablan de 3.000 secuestros al año en China, varias ONG estiman que el número podría llegar a los 20.000.

La campaña policial muestra los avances por controlar un tráfico de personas que en los últimos años ha crecido de forma alarmante. A finales del año pasado, el Gobierno creó una página web donde mostraba las fotos de varios niños rescatados para que fueran identificados por sus familiares. También se está trabajando en una base de datos de ADN que pueda facilitar el reencuentro entre los niños desaparecidos y sus familiares, aunque todavía son muchos los padres que se quejan de la falta de profesionalidad de la policía y sólo pueden repartir fotos por la calle de sus hijos desaparecidos.

Las mafias se dedican sobre todo a la venta de niños varones. Aunque en las ciudades las diferencias entre tener un hijo o una hija han dejado prácticamente de existir, en las zonas rurales todavía hay muchas familias que están dispuestas a todo con tal de contar con un niño, una idea muy arraigada en la cultura tradicional. Según este modelo social, los varones ayudan en el trabajo en el campo y deben cuidar de sus padres cuando estos se hacen mayores.

El otro grupo de víctimas de las mafias son las mujeres jóvenes debido al desequilibrio demográfico de las últimas décadas. Con 121 varones por cada 100 mujeres, muchos hombres tienen dificultades para encontrar pareja y formar una familia.

La mayoría de los secuestros tiene como objetivo las familias más pobres, especialmente contra aquellas que han abandonado el campo y han llegado a las grandes ciudades costeras.