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La OTAN reduce la ambición de su ayuda militar a Ucrania en el largo plazo

Los países de la Alianza continúan sin consenso para sustituir a Stoltenberg y reiteran que la adhesión de Ucrania no está sobre la mesa en la cumbre de Washington.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, comparece ante los medios antes de la reunión con los ministros de Defensa en Bruselas, a 13 de junio de 2024.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, comparece ante los medios antes de la reunión con los ministros de Defensa en Bruselas, a 13 de junio de 2024. Europa Press

Apenas han pasado dos meses desde que Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, propuso crear un macropaquete de asistencia militar a Ucrania de nada más y nada menos que 100.000 millones de euros para los próximos cinco años.

Las expectativas ya se han rebajado. Los 32 aliados están cerrando ahora un acuerdo mucho más menguante en tiempo y forma: 40.000 millones para 2024. Los países de la Alianza Atlántica perfilan los últimos flecos hacia la cumbre de julio en Washington, donde se debería nombrar al próximo jefe político de la OTAN y avanzar en el camino de Ucrania hacia el mayor foro de defensa del globo.

Tras una década en el cargo, Stoltenberg deberá dejar su puesto como secretario general de la Alianza Atlántica el 30 de septiembre. La última página que buscaba dejar en su legado era el establecimiento de un fondo de asistencia financiera para Ucrania dotado con 100.000 millones de euros.

La OTAN como organización no envía armas o dinero a Ucrania, son sus miembros los que lo hacen

Cuando lo presentó hace ahora dos meses, defendió su apuesta en virtud de dar predictibilidad a Kiev y blindar el apoyo de los aliados ante olas de inestabilidad política como puede ser la reelección de Donald Trump en noviembre como presidente de Estados Unidos.

Pero apuntó demasiado alto. Los aliados no han alcanzado el consenso para ir tan lejos. La OTAN como organización no envía armas o dinero a Ucrania, son sus miembros los que lo hacen, de forma coordinada, pero a nivel individual. Una fuente aliada calificaba recientemente la propuesta del ex primer ministro noruego como "un brindis al sol". En su lugar, lo que buscan los 32 aliados ahora es un acuerdo para asegurar que se destinen 40.000 millones de euros a las tropas de Volodimir Zelenski durante este año.

"Debemos mantener este mínimo el tiempo que haga falta. La paradoja es que cuanto más lejos planeemos y nos comprometamos, antes llegará la paz a Ucrania. Un compromiso a largo plazo demostrará a Moscú que no nos quedaremos parados con los brazos cruzados", ha afirmado el jefe político de la OTAN en rueda de prensa.

Ni siquiera se trata de dinero fresco o nuevo. Son partidas ya comprometidas. Tras medio año de bloqueo, el Congreso estadounidense desbloqueó recientemente un macropaquete de 60.000 millones, por lo que el techo fijado ya está asegurado para este año. Lo que quiere hacer la Alianza es crear una suerte de hoja de cálculos con un desglose detallado de cuánto pone quién y para qué. Con ello, busca hacer un reparto de cargas más justo, salvar la cara de la OTAN y dar certidumbre a Ucrania.

Los aliados transatlánticos han destinado a la guerra en Ucrania unos 80.000 millones

Hasta la fecha, los aliados transatlánticos han destinado a la guerra en Ucrania unos 80.000 millones, es decir 40.000 cada año. Por ello, en un momento de impasse sobre el terreno y de hastío en algunas sociedades se quiere que el ritmo si no puede aumentar, al menos se mantenga.

"Esto garantizará que tengamos un apoyo más predecible y a más largo plazo para Ucrania. Cuanto más dure esta guerra, más importante será que tengamos más previsibilidad, más responsabilidad y también un reparto justo de la carga", ha señalado Stoltenberg. Estados Unidos supone el 50% del PIB, por lo tanto sus aportaciones deberían ser proporcionales. Los ministros de Defensa están llamados a cerrar los últimos flecos en la sesión del viernes.

Ucrania no será (de momento) el aliado 33 

La última cumbre de líderes de la OTAN, celebrada el año pasado en la capital lituana de Vilna, estuvo cerca de saltar por los aires. Los mandatarios aterrizaron en ella con muchas divisiones y un lenguaje muy abierto sobre cómo debería plasmarse la membresía de Ucrania en la Alianza.

El consenso imperante entonces y ahora es que el país no puede formar parte del club mientras las armas continúen sonando. Pero hay que dar algo para tranquilizar a Kiev y para enseñar los dientes a Rusia.

Luz verde de la mayoría de países de la OTAN para que Ucrania utilice las armas donadas para atacar Rusia

La fórmula alcanzada por entonces fue incluir en la declaración política una referencia ambigua a que se abriría la puerta al país "cuando se den las condiciones oportunas". La declaración de Washington tiene la presión de que necesita encontrar la tecla para ir más allá sin cursar la invitación oficial de entrada. La alternativa que se está abriendo camino y que parece que se impondrá es la de subrayar el camino "irreversible" de Ucrania a la OTAN.

También en esta cita se espera que den luz verde a la misión de entrenamiento de soldados ucranianos. La fumata blanca está cerca después de que el primer ministro húngaro, Víktor Orbán, haya garantizado esta semana a Stoltenberg que si bien su país no participará, tampoco se opondrá. Será, eso sí, en territorio aliado, concretamente en Polonia. Y no irán tan lejos como Francia, que ha decidido de forma unilateral destinar a instructores a suelo ucraniano para que adiestren a las tropas.

La otra línea roja que ha caído en los últimos días es la luz verde de la mayoría de países de la Alianza a que Ucrania utilice las armas donadas para atacar suelo ruso. Así lo han expresado todos los países a excepción de Italia, mientras que España se escuda en que dona material defensivo y esgrime que su naturaleza es defensiva.

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