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Golpe de estado en Myanmar Organizaciones sociales, partidos y sindicatos exigen el cese de la represión en Myanmar

Firman un manifiesto en el que llaman a la solidaridad activa con el pueblo birmano tras el golpe de Estado del pasado febrero.

Varias personas asisten al funeral de una persona asesinada en las protestas contra el golpe militar, en Myanmar. - Reuters
Varias personas asisten al funeral de una persona asesinada en las protestas contra el golpe militar, en Myanmar. Stringer / Reuters

Cerca de una veintena de organizaciones sociales, políticas y sindicales se han unido en un manifiesto para exigir a las empresas y gobiernos europeos la suspensión del suministro de armas y cualquier lazo comercial con la dictadura birmana en solidaridad con la población del país asiático controlado desde el pasado febrero por una Junta Militar golpista.

"La UE y sus Estados miembros no pueden quedarse impasibles. Hay que condenar el golpe y solidarizarse con los movimientos obrero, juvenil y trabajador birmanos. Las fuerzas internacionales deben exigir el cese de la represión y la liberación de las personas detenidas", señala el manifiesto que firman Ecologistas en Acción, ATTAC, ELA, MATS, IAC, CS, CCOO, LAB,  Anticapitalistas, Adelante Andalucía, CUP, Bildu, ERC, BNG, Podemos, IU y Más País.

El escrito también pide la condena enérgica del golpe militar por parte de los Estados europeos, la liberación inmediata de todas las personas detenidas y la solidaridad con el Movimiento de Desobediencia Civil (MDC) que incluye a los trabajadores de la salud y a la "generación Z" (jóvenes de la escuela secundaria) que fueron los primeros en rechazar el golpe, así como a los sindicalistas, incluidos los de la federación sindical CTUM, que convocó la huelga general del 8 de febrero.

Meses de lucha y represión militar

Desde el golpe de Estado del 1 de febrero, el pueblo birmano está sufriendo una violenta represión a manos del Tatmadaw, el ejército birmano. Las elecciones a la Asamblea de la Unión en noviembre de 2020 dieron la mayoría a la Liga Nacional para la Democracia, por lo que el Ejército ha temido perder sus privilegios.

El Tatmadaw detuvo entonces al presidente y a cientos de representantes elegidos democráticamente. Las clases populares se han resistido y organizado en el Movimiento de Desobediencia Civil, tomando las calles, celebrando masivas huelgas y exigiendo instaurar una nueva constitución federalista para poner fin a la injerencia del Ejército. Además, se está generando un incipiente movimiento de solidaridad interétnica sin precedentes en una región herida por estas divisiones, azuzadas a su vez por el Tatmadaw.

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