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Obama frena la ofensiva de McAttack

McCain utilizó toda la artillería contra el demócrata sin propinar el golpe definitivo

ISABEL PIQUER

Era su última oportunidad para cambiar los sondeos. John McCain hizo lo posible el pasado miércoles por la noche por provocar a Barack Obama y sacarle de sus casillas en el último debate que enfrentó a los dos candidatos a la presidencia. Obama mantuvo la calma, pese a los ataques del aspirante republicano que sacó a relucir, por fin cara a cara, su presunta relación con un 'terrorista' de los años 60.

El nombre de William Ayers, antiguo miembro del grupo clandestino The Weather Underground, llevaba siendo el centro de los mítines de McCain y especialmente de su número dos, Sarah Palin, desde hacía dos semanas.

McCain, que fue criticado por su base por no sacar el tema a relucir en el pasado debate, por fin mencionó al activista radical. 'No me interesa un terrorista trasnochado pero como dijo la senadora Clinton en sus intervenciones con usted, necesitamos conocer más detalles sobre su relación'.

Obama recordó que Ayers, que es ahora profesor en Chicago y ha sido ampliamente rehabilitado, coincidió con el candidato en un comité educativo hacía 10 años, financiado por un ex embajador de Richard Nixon, y que en ningún momento había participado o iba a participar en su campaña. 'Hace 40 años, cuando yo tenía ocho, (Ayers) cometió unos actos odiosos que he condenado'.

El intercambio, el más esperado de la noche, marcó el tono de un enfrentamiento mucho más duro que los dos anteriores, sobre todo por parte de McCain, presionado por los sondeos y por crecientes disensiones dentro del bando republicano sobre cómo remontar la pendiente.

El debate, que se celebró en la Universidad de Hofstra, en Long Island, cerca de Nueva York, siguió un formato clásico con preguntas de un moderador, otro veterano periodista, en este caso Bob Shchieffer, de la cadena CBS.

McCain reprochó a Obama no haber criticado con más contundencia las declaraciones de una figura emblemática de la lucha por los derechos civiles, el congresista demócrata por Georgia, John Lewis, que comparó el tándem republicano al segregacionista de los 60, George Wallace. 'Eso me dolió', dijo el senador por Arizona.

Obama contestó que en algunos mítines de Palin los asistentes le habían llamado 'terrorista' y habían gritado incluso que lo 'mataran'. La gobernadora de Alaska, criticó Obama, 'no los paró y tampoco dijo que se salían de tono'.

'Esta ha sido una campaña muy dura' reconocieron ambos candidatos preguntados por la ristra de ataques personales lanzados por ambos lados.

El enfrentamiento se convirtió rápidamente en una conversación a tres cuando McCain empezó a hablar de 'Joe' un fontanero que hace unos días preguntó a Obama en unos de sus visitas a Ohio, qué iba a pasar con su negocio.  Durante el resto de la velada 'Joe el fontanero'  se convirtió en el ciudadano estadounidense medio al que ambos querían seducir.

McCain estuvo nervioso, impaciente, en ocasiones casi despreciativo con algunas de las respuestas de su rival e hizo lo posible por desacreditar a su contrincante, acusándole una y otra vez de querer subir los impuestos.

La pantalla de televisión que se desdobló durante casi todo el debate, mostró dos actitudes muy distintas. El senador por Illinois mantuvo la calma pero en algunas de sus miradas al moderador se notaba un principio de exasperación.

 'Senador Obama, no soy el presidente Bush, si quería presentarse contra el presidente, tenía que haberlo hecho hace cuatro años', dijo en un momento McCain. 'Si a veces confundo sus políticas con las de Bush es que en todo el tema económico le ha respaldado', contestó Obama.

Preguntado sobre la capacidad de Sarah Palin para liderar el país, el candidato demócrata fue especialmente diplomático. La calificó de 'política hábil' que ha sabido 'entusiasmar a la base del partido republicano'.

A menos de tres semanas de las elecciones parecía escasamente probable que McCain hubiera conseguido lo que tanto necesitaba: macar una diferencia que pudiera cambiar los sondeos, sobre todo cuando al despedirse de su rival y estrechándole la mano, los micros captaron como le repitió dos veces. 'Buen trabajo'.

Es la nueva estrella de la campaña: Joe el fontanero. Y existe de verdad. No es una recomposición virtual del votante medio. Es Joe Wurzelbacher, un fontanero de Toledo, Ohio, que hace uno días, le preguntó a Obama durante una de sus frecuente visitas al estado, sobre su programa fiscal, especialmente para la pequeña empresa que esperaba poder crear. McCain lo sacó a colación durante el debate para acusar al demócrata de querer subir los impuestos.

Obama dijo que sólo aumentaría la presión fiscal para los ingresos superiores a 250.000 dólares anuales (más o menos el 5% del país) para así 'repartir la riqueza'. El vídeo del intercambio se convirtió rápidamente en un éxito en los blogs conservadores.

Joe no acababa de creerse ayer esta fama repentina. Como un profesional, intervino en varios programas de televisión para contar algunos detalles de su vida: criado en Florida pero nacido en Ohio ('fue un shoc cuando supe que no era del Sur, que era un yanquee'), de familia militar, casado con hijos y bastante descontento con la propuesta demócrata.

'Es bastante alucinante que mi nombra salga mencionado en una campaña presidencial', dijo Joe. 'No creo que sea justo que la gente con dinero pague más impuestos, es penalizar el éxito. Eso es un punto de vista socialista', contestó a una pregunta de 'Good Morning America'.

Joe no ha querido decir para quien votará pero no parece haber mucho misterio. La campaña republicana le ha pedido que participe en algunos de sus mítines este fin de semana (no podrá porque estará en Nueva York) y ha declaro alto y que 'EEUU es el mejor país del mundo y no quiero disculparme por ello ( ) Hemos liberado Irak'.

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