Las cenizas del legendario líder militar anarquista Néstor Majnó continúan, por el momento, en el nicho número 6.685 del famoso columbario del cementerio parisino de Pere Lachaise pese a los intentos de familiares y paisanos por repatriarlas a su ciudad natal, Guliai Pole, y reubicarlas en una gran estructura monumental. Los restos mortales del anarcocomunista fueron incinerados tras su fallecimiento, el 5 de julio de 1934, y posteriormente depositados en el interior de una urna. Una tumba notoriamente humilde y acorde a la pobreza extrema con la que vivió en el exilio francés.
Sus últimos años fueron una larga agonía provocada por la tuberculosis pulmonar que contrajo en un penal moscovita. En esa misma cárcel conocería al anarquista ruso Arshinov, quien se convirtió de alguna forma en su mentor, y le formó en el anarquismo. Poco después de su liberación, Majnó regresó a Guliai Pole y organizó un ejército de campesinos que llegó a dominar prácticamente todo el sureste del país.
El llamado Territorio Libre de Ucrania — popularmente conocido como Majnovia— fue uno de los ensayos sociales liderados por anarcocomunistas más importantes de la historia. Están a punto de cumplirse cien años de la derrota del Ejército Negro a manos de los bolcheviques (1921), y cada vez son más frecuentes los intentos — no siempre desinteresados— por recuperar la memoria del "padrecito" ("batko", en ucraniano).
En España, por ejemplo, Rojo y Negro de la CGT trabaja actualmente en un documental sobre su herencia y la editorial Ponent Mon acaba de publicar la primera de dos novelas gráficas sobre el encuentro en París de Majnó con Buenaventura Durruti. Varios historiadores españoles como Carlos Taibo (Anarquismo y revolución en Rusia) o Julián Vadillo (Por el pan, la tierra y la libertad) han dedicado también parte de sus investigaciones sobre el anarquismo eslavo al experimento de la majnovchina.
Los restos mortales del anarcocomunista hubieran permanecido prácticamente en el olvido si un alto funcionario del Ministerio ucraniano de Interior absolutamente ajeno a las ideas libertarias, Aleksandr Ishchenko, no hubiera concebido la idea de traerlos de vuelta a su ciudad natal para depositarlos en una especie de obelisco, jalonado por dos escalinatas en cuyos peldaños pretenden imprimir algunos de los hitos de su biografía. En ausencia de fondos, la estructura monumental no se ha construido aún ni se construirá, por el momento, hasta que las cenizas de Majnó vuelvan a casa.
Las autoridades locales se las prometían muy felices hace poco más de un año tras conseguir que el descendiente más próximo de Néstor diera el visto bueno a la operación, condición sine qua non de las autoridades francesas para dar luz verde al retorno de los restos. Lo cierto es, sin embargo, que la repatriación ha hallado escollos burocráticos, además de la oposición de los anarquistas franceses y la "diáspora ucraniana", quienes pagaron una prórroga del alquiler de la tumba que ocupa en el columbario del Pere Lachaise, y no tienen la menor intención de ponérselo sencillo a los "mecenas ucranianos".
Manipulación de su memoria
Lo que objetan principalmente es la manipulación de su memoria y la utilización de su figura para fines tan espurios como convertirlo en una suerte de mono turístico de feria.
¿Quiénes y para qué proyectan financiar toda esta operación? En su día, le transmitimos la pregunta a Yuri Ivanóvich durante una visita a Guliai Pole y nos dijo sonriendo que la factura del traslado va a ser abonada por "personas del país no indiferentes a su memoria". Yuri es el bisnieto de Emilian, el hermano de Néstor, asesinado por los alemanes, y por tanto, el pariente más próximo del líder anarquista.
Hace ya más de un año que logró reunir la documentación que, a su juicio, prueba su parentesco, y aunque, según los ucranianos, cumplen los requisitos para traer de vuelta a Néstor, este se resiste de momento a regresar del más allá parisino al más acá de sus paisanos.
Servirse de él para atraer turistas da definitivamente la razón a los anarquistas franceses. En realidad, Néstor es el activo más poderoso con el que cuenta Guliai Pole para captar el interés de los visitantes extranjeros y hace ya algunos años que se utiliza su fiura para fomentar la entrada de divisas. Los cafés locales están a menudo decorados con sus retratos y en las tiendecitas del hermoso centro de la ciudad menudean las tazas y los imanes de nevera con impresiones de su rostro o de las míticas tachankas, carros movidos por caballos y manejados por tres hombres donde las partidas anarquistas solían incrustar una ametralladora.
Genio militar
Si hay algo que nadie le disputa a Majnó es su talento militar. Se conviene, por ejemplo, en que él fue el inventor del Blitzkrieg , la guerra relámpago que tantos éxitos le proporcionó a los nazis. Mucho antes que los generales de la Wehrmacht, los majnovistas comenzaron a aplicar la estrategia de acción de los grupos de maniobra mecanizados.
Majnó fue un visionario que advirtió las ventajas de la artillería transportada, en este caso por caballos
Majnó fue un visionario que advirtió las ventajas de la artillería transportada, en este caso por caballos. Gracias a las habilidades militares de él y sus comandantes, llegaron a dominar un territorio de una superficie semejante a un tercio de España.
Los únicos verdaderos soviet libres fueron los creados por los majnovistas, que ni siquiera llegaron a imponer el anarquismo a los campesinos que se levantaron junto a ellos, para no traicionar, de esa manera, su respeto a la libertad individual y a los principios de la libre adhesión a su proyecto social.
Hay una calle de la población dedicada al anarquista y dos estatuas metálicas y bañadas en oro. La sede del concejo local es el antiguo cuartel del Ejército Negro, y muchos de los bellos edificios prerrevolucionarios que es posible visitar forman parte también de la historia del majnovismo. La idea de la administración local es crear una ruta de Majnó con "islas de interés".
Temporalmente, sus cenizas de alojarían en el museo local, donde hay una sección entera dedicada a Majnó, pero apenas mención al anarquismo, como si su figura hubiera emergido desde alguna nada ideológica solo enquistada en la pobreza campesina. Aun así, resulta cuando menos hilarante ver trabajar a los funcionarios locales bajo el retrato de un comunista libertario.
Entre Robin Hood y bandido
Hay que decir, por otra parte, que no todo el mundo en la ciudad celebra al personaje. La mayoría lo recuerdan como el Robin Hood de irreductible alma cosaca que robaba a los terratenientes ucranianos y los colonos alemanes para dárselo a los pobres. Pero otros han hecho suyas las ideas extendidas durante más de medio siglo por los bolcheviques y se refieren a él como un bandido.
Ahora, además, tras la Ucrania emergida del Euromaidán y de la guerra todavía viva, hay quienes lo perciben como un héroe nacional y lo sitúan al lado de Petliura o de Stepan Bandera. A nadie parecen molestarle ni los anacronismos ni el disparate que es en sí mismo asociar a ultranacionalistas de tendencias fascistas con un internacionalista antiautoritario. Sus enemigos acostumbran a reprochar las alianzas eventuales de los majnovistas con el Ejército rojo, en su lucha contra Denikin (los zaristas), el hetmanato de Skoropadskyi, los burgueses de Petliura o las tropas alemanas que se enseñorearon de Ucrania tras el acuerdo de Brest-Litovsk.
Radio Libre de América le dedicaba hace unos meses un reportaje en el que hablaba del modo en que los anarquistas colaboraron con los bolcheviques para tomar Crimea. Se da por hecho que ese medio financiado por la Administración norteamericana trataba de menoscabar su imagen.
"Majnó se convirtió en un maldito en la Unión Soviética", dice el historiador Julián Vadillo. "Y ahora está manipulado sobre todo por los grupos nacionalistas ucranianos, que han desfigurado completamente lo que significaba el majnovismo. La guerra civil en Ucrania fue bastante caótica. Sobre todo, porque no había un solo grupo, sino multitud de pequeñas partidas. El Ejército rojo y el majnovista eran los mas grandes junto al de Petliura, pero había también otros grupos menores de guerrilleros no adscritos a ninguna ideología. La historia oficial soviética los vinculaba erróneamente a todos ellos", puntualiza el estudioso.
En opinión de Vadillo, "la desfiguración actual de sus ideas coincide con un momento de expansión de los sentimientos antirrusos. Los nacionalistas ucranianos han malversado su memoria diciendo que también luchó contra el poderío bolchevique. No me sorprendió que tras las revoluciones del Maidan le rescatasen quienes no deberían haberlo hecho y quienes no tienen ni idea de lo que en verdad pensaba".
Bulos sobre su figura
Entre los bulos más recientes extendidos en la Ucrania post soviética se hallan un conjunto de leyendas que sugieren que Majnó y el resto de los comandantes dejaron escondidos antes de huir del país una serie de tesoros y botines capturados en el transcurso de sus razias. Parte de ese turismo que está atrayendo el anarquista hacia el sureste guarda relación con este hecho. Se han escrito libros, centenares de artículos y se han hecho incluso películas donde se afirma abiertamente que hay cientos de kilos de oro esperando a que alguien los rescate, lo que ha atraído hacia los oblast de Zaporiyia y de Lugansk a decenas de arqueólogos aficionados.
Les interesan mucho menos sus gestas militares que las riquezas que dejó supuestamente tras de sí y dan por hecho cierto axioma — por lo demás, ridículo— , de acuerdo al cual Majnó acumuló ingentes riquezas personales durante sus incursiones guerrilleras. La sola idea de un anarquista irreductible contando sus doblones de oro resulta un esperpento.
Toda esta nueva variante de la explotación de la memoria se halla abiertamente en colisión con ciertos hechos probados: el primero es que Majnó y sus hombres mostraban un absoluto desprecio por los bienes materiales e incluso llegaron a prohibir los saqueos a sus partidas. Hubo expropiaciones, eso es cierto, pero salvo en raras ocasiones como en la expedición punitiva dirigida contra los bolcheviques en Mariupol — donde tomaron varios millones de rublos del banco estatal— , no arrasaban los territorios conquistados como vulgares bandoleros y, si eventualmente, alguien lo hacía, se le castigaba con la muerte porque no querían llevar en sus partidas a "aprovechados oportunistas de la guerra".
¿Hubo un "oro de Majnó"?
¿Existió un "oro de Majnó" del mismo modo que hubo un "oro nazi"? Las más consistentes de las ideas que apoyan esta idea sugieren que los anarquistas ocultaron o enterraron parte de sus recursos cuando la derrota era inminente con la esperanza de volver y reorganizarse. De hecho, el final del Ejército Negro no puso fin a sus actividades. Pequeñas células del maquis majnovista siguieron combatiendo hasta al menos 1924.
Los buscadores de tesoros sugieren que parte del botín podría hallarse en Starobelsk
Hay también quien sugiere que algunos anarquistas como Leva Zadov intercambiaron los tesoros a cambio de su libertad y una responsabilidad en la recién instaurada Unión Soviética. Curiosamente, era judío en aquella Ucrania profundamente antisemita, lo que le hacía blanco principal de calumnias y prejuicios.
El rumor más extendido entre los buscadores de tesoros sugieren que parte del botín podría hallarse en Starobelsk. Claro que no hay un lugar por donde pasaran las partidas majnovistas que no se haya asociado alguna vez a la presencia de tesoros. Y no solo en Donetsk, sino también en Volnovaja, Melitopol, Luhansk, Slavyansk o Rodakovo, Starobelsk. Incluso Tolstoi se refirió en cierta ocasión a ese oro legendario. Lo que sin duda hay hoy en día es una necesidad imperiosa de dinero. Muy probablemente, el de Majnó terminó repartido entre los miles de hombres y mujeres que hace algo más de un siglo se unieron a la insurrección.
El historiador español Julián Vadillo carece de informaciones que apoyen o desmientan esas leyendas pero menciona un hecho cierto que las cuestiona seriamente. "Néstor tuvo que salir tarifando primero a Rumanía y, luego, a Polonia. Sus últimos años los pasó en la más absoluta de las miserias, en un piso muy pequeño de las afueras de París". En efecto, Majnó partió hacia el exilio sin un rublo en el bolsillo y vivió parte de sus últimos años gracias a la solidaridad de sus camaradas. Hay cientos de pruebas de lo indiferente que era al dinero el atamán anarquista.
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