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El Mosad desmiente la tesis "mesiánica" de Netanyahu: Irán no fabrica armas nucleares

Las últimas revelaciones de Wikileaks han incidido en la fuerte y creciente tensión entre Obama y el primer ministro israelí. Los despachos filtrados recientemente muestran que, a diferencia de lo que dice Netanyahu, los servicios secretos de Israel creen que Teherán no está enriqueciendo uranio a los niveles exigidos para fabricar bombas nucleares.

Escenario de la reunión del Comité de Relaciones Públicas Israel-EEUU. / EFE

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

JERUSALÉN.- Despachos que el Mossad envió a Sudáfrica en octubre de 2012 revelan que la agencia de inteligencia israelí consideraba que Irán no estaba enriqueciendo uranio a los niveles requeridos para fabricar bombas atómicas. Al contrario, el Mosad creía que su programa nuclear solamente perseguía objetivos pacíficos.

Los despachos que Wikileaks revela por medio de Al Jazeera y The Guardian desmienten las catastróficas declaraciones del primer ministro Benjamín Netanyahu en sentido contrario, declaraciones que ha ido repitiendo desde entonces aunque no guardan relación con la información que posee el Mosad.

De hecho, apenas un mes antes de los despachos mencionados, en septiembre de 2012, Netanyahu dirigió un discurso dramático a la Asamblea General de la ONU en el que argumentó que Irán estaba a punto de fabricar su primera bomba atómica.

“En la primavera próxima, o como mucho en el verano, el enriquecimiento de Irán… avanzará hacia el estadio final. Desde ese momento serán necesarios unos pocos meses, o posiblemente unas pocas semanas, para que Irán disponga del suficiente uranio enriquecido para fabricar la primera bomba”, dijo Netanyahu ante la Asamblea General provisto de una cartulina en la que se veía una bomba a punto de estallar.

Sin embargo, un despacho contemporáneo del Mosad aseguraba que Irán “no lleva a cabo la actividad necesaria para producir armas (nucleares)”. La agencia de inteligencia de Tel Aviv sostenía que Teherán estaba enriqueciendo uranio a niveles del 5 y del 20% pero no a niveles del 70 y el 90% como indicaba la cartulina de Netanyahu.

Colisión frontal entre Netanyahu y Obama

La revelación de Wikileaks coincide con la colisión frontal entre Netanyahu y la administración de Barack Obama, que se ha crispado en las últimas semanas después de que el primer ministro haya aceptado una invitación del Congreso para hablar sobre Irán este miércoles, justo dos semanas antes de las elecciones israelíes y sin haber informado previamente de la misma a la Casa Blanca.

El Mosad era claro al respecto en 2012 cuando estimaba que Irán poseía unos cien kilógramos de uranio enriquecido pero solamente al 20%, lo que convierte al uranio en apto para fines pacíficos pero no para fabricar bombas atómicas. Irán, decía un categórico despacho del Mosad, está trabajando “en áreas que parecen legítimas”.

Los despachos de Wikileaks confirman que existe un desfase sustancial entre el discurso de Netanyahu y el Mosad. El exjefe del Mosad Meir Dagan afirmó por aquella época que sería “una idea estúpida” atacar a Irán sin considerar otras opciones. Justamente entonces Netanyahu y el ministro de Defensa Ehud Barak conducían una activa campaña para forzar a Estados Unidos a bombardear las instalaciones nucleares iraníes.

Teherán insiste en que su programa es exclusivamente pacífico y está negociando con las potencias occidentales un acuerdo al respecto que le permita enriquecer uranio para usos civiles y no armamentísticos. Las negociaciones se desarrollan en Ginebra y se han marcado como objetivo lograr un acuerdo marco a fines de marzo y concretar un compromiso al respecto antes del próximo 30 de junio.

La tensión entre EEUU e Israel sube de tono

La tensión entre las administraciones de Estados Unidos e Israel sube de tono cada semana. En enero último el departamento de Estado John Kerry declaró que el actual director del Mosad, Tamir Pardo, considera que las sanciones contra Irán que no se cansa de exigir Netanyahu serían contraproducentes y sabotearían las negociaciones entre Teherán y las potencias mundiales.

Inmediatamente el Mosad respondió con un insólito comunicado en el que desmentía al departamento de Estado. En medios políticos hebreos se comentó que el comunicado le fue impuesto al Mosad por Netanyahu. Los rifirrafes de este tipo se suceden uno tras otro desde hace meses.

Solo hace dos semanas Netanyahu insistió en su discurso catastrofista y declaró que Irán “está más cerca que nunca de obtener material enriquecido para una bomba nuclear”, unas palabras que volvieron a suscitar malestar en Washington.

En los últimos meses los medios hebreos han revelado que la Casa Blanca y el departamento de Estado han dado instrucciones a sus funcionarios para que dejen de compartir con Israel información confidencial acerca de las negociaciones entre las potencias mundiales y Teherán. En Washington se comenta que Netanyahu está utilizando esa información para torpedear las negociaciones.

Un primer ministro "mesiánico"

En medios políticos se cree que continúa siendo válida la valoración que en 2012 hizo de Netanyahu el exjefe del Mosad, quien lo calificó de “mesiánico” y de “engañar” a los israelíes en todo lo referente al asunto nuclear iraní.

Hace solo unos días el saliente jefe del ejército, Benny Gantz, lanzó una velada advertencia a Netanyahu, o no tan velada, cuando manifestó públicamente que las decisiones acerca del programa nuclear iraní “se deben tomar sin histeria”.

Sin embargo, algunos informativos de la televisión hebrea, especialmente el del canal público, informaron en la noche de lunes de las noticias que llegaban de Ginebra sirviéndose de un tono histérico, y advirtiendo de que el gobierno estaba muy disgustado con la manera en que Washington está conduciendo las negociaciones.

Aunque las negociaciones de Ginebra se desarrollan en un ambiente de gran secretismo, ha trascendido que el secretario John Kerry está discutiendo con su homólogo iraní, entre otras demandas, sobre la cantidad de uranio enriquecido que puede almacenar Irán, que los americanos no quieren que exceda de 500 kilógramos, y exigen que el resto se lleve al extranjero.

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