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"Mis padres; ya no tengo a mis padres"

El primer grupo de españoles evacuado del terremoto de Haití llega a Madrid : 'La noticia no somos nosotros, que estamos bien, sino el drama que viven los haitianos', dice uno de ellos

TRINIDAD DEIROS

'Mis padres, ya no tengo a mis padres'. Sandra Beltroni, una de las hijas del matrimonio español fallecido en Haití se derrumbó abrazada a un amigo, a pocos pasos de la escalerilla del avión de la Fuerza Aérea que hoy la trajo de vuelta a España con otras 30 personas -26 españoles- evacuados de Puerto Príncipe. Vencida por los sollozos, la joven no pudo salir de la pista de la base de Torrejón de Ardoz por su propio pie. Un grupo de psicólogos y voluntarios de Cruz Roja la sacó en una silla de ruedas.

'Lo peor era por las noches: oír todos esos gritos y las casas que se venían abajo constantemente', recordó una de las cooperantes que ha llegado con el ánimo más intacto. Otros, como un adolescente de unos quince años que parecía aún anonadado, no se vieron con fuerzas para atender a la prensa. Su familia le arropaba: 'No, por favor, el niño está mal y no puede hablar', y después se lo llevaron envuelto en una manta con la que le habían rodeado los hombros los voluntarios de Cruz Roja.

Con una de sus hijas de corta edad en los brazos, Carolina, otra trabajadora humanitaria, repetía una frase que estaba en labios de casi todos los que bajaron del avión. Proclamaba que tiene 'suerte de estar viva'. También de no haber perdido a sus dos hijas, que se salvaron gracias a que la casa en la que vivían resistió el envite de los 7,3 grados Richter. Carolina no estaba segura de que sus hijas no vayan a guardar ninguna huella de lo que han vivido, pues vieron a su madre llegar 'toda ensangrentada' a buscarlas, angustiada, tras salir corriendo de su trabajo.

'Aquello es un caos y un peligro', se lamentaba María del Mar, y explicaba que, durante los primeros días, 'para repartir ayuda, tenías que salir escoltado, si no te mataban. Ahora parece que la cosa se está organizando un poco más'. 'Soy una privilegiada', repetía. Un hombre que llevaba un esparadrapo en la mano zanjó el asunto: 'La noticia no somos nosotros, que estamos bien, sino el drama que viven los haitianos'.

'A nosotros nos pilló en la oficina', recordaba Ricardo Ruíz, un cooperante que trabaja en la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). 'Salimos corriendo al pasillo y entonces se nos cayó el techo encima. Al final, escapamos por un agujero de la pared', explicaba este madrileño que tras el terremoto ha dejado de reconocer la fisionomía de la que era su ciudad.

'Eso es lo más sorprendente; todo está hecho polvo, tan destrozado que la ciudad está irreconocible. Ya no puedes decir 'en esa esquina, donde está el edificio tal o cual': ya no hay nada. Las calles están llenas de cadáveres', decía, y parecía aún asombrado.

Los españoles, los tres portugueses, el polaco y el haitiano que han vuelto hoy son los primeros que lo han solicitado. Entre ellos, hay cuatro niños. Otros españoles no han solicitado el regreso. Cuando deseen volver, pueden hacerlo en los aviones españoles que llevan la ayuda humanitaria, explica Soraya Rodríguez, la secretaria de Estado de Cooperación, que acudió a recibir a los evacuados junto con el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.

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