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"Me dio pena dejar Sudán. Me lo pasé fabulosamente"

Gillian Gibbons habló ayer con cariño del pueblo sudanés y expresó su deseo de que la 'terrible experiencia' de su condena por insultar al Islam no disuada a nadie de visitar el país africano.

LOURDES GOMEZ

Gillian Gibbons habló ayer con cariño del pueblo sudanés y expresó su deseo de que la 'terrible experiencia' de su condena por insultar al Islam no disuada a nadie de visitar el país africano.

La maestra inglesa llegó a primera hora de la mañana de ayer al aeropuerto londinense de Heathrow acompañada por los dos parlamentarios musulmanes que negociaron con éxito su excarcelación de la capital sudanesa, Jartum.

La intervención de Lord Nazir Ahmed y la baronesa Sayyeda Warsi ante el presidente de Sudán, Omar al-Bashir, fue decisiva para solucionar el embrollo en torno al osito llamado Mahoma.

'Ha sido una experiencia horrible, pero me trataron bien en prisión y todo el mundo fue muy amable conmigo', explicó Gibbons a la prensa. La maestra evitó entrar en detalles sobre el incidente que le enfrentó a la justicia sudanesa, que la acusó de difamar al Islam.

'Es un tema muy difícil y delicado. Me disgustaba pensar que yo había podido ofender a alguien. Nunca imaginé que esto pudiera ocurrir', señaló.

Gibbons ofendió a las autoridades y a una minoría del país islámico al permitir que sus alumnos de primaria llamaran Mohamed (Mahoma) a un osito de peluche que estaban utilizando en las clases. Lo eligieron los propios niños y la profesora no cayó en la cuenta de que un nombre tan común en comunidades musulmanas pudiera causar polémica dada su relación con el profeta Mahoma.

Fue detenida el 25 de noviembre y, cuatro días después, un juzgado la condenó a dos semanas de cárcel.

Un régimen dividido

El presidente Al-Bashir conmutó la pena anteayer, dando vía libre para que Gibbons abandonara Jartum. El laborista lord Ahmed admitió que el régimen sudanés estaba 'claramente dividido' en torno a la polémica.

'Algunos querían que se celebrara un segundo juicio y que se publicaran editoriales en la prensa pidiendo ‘que maten a esa mujer'. Otros decían que esto era vergonzoso', declaró a su regreso.


'Me dio pena dejar Sudán. Me lo pasé fabulosamente. Es un lugar encantador y pude visitar zonas rurales bellísimas. La gente es extremadamente amable y generosa. Sólo tuve buenas experiencias hasta que me ocurrió esto', recordó la maestra de su corta y malograda estancia.


Gibbons llevaba cuatro meses dando clases de inglés a niños de 6 y 7 años del colegio privado Unity High School, de Jartum. Divorciada y con dos hijos veinteañeros, fue a Sudán en busca de aventura y, según confesó ayer con buen humor, 'encontré mucha más aventura de la que había deseado'.

'No quiero que mi experiencia disuada a nadie de viajar a Sudán', advirtió. Y, haciendo de nuevo derroche de buen talante, añadió: 'Conozco una maravillosa escuela que necesita una nueva profesora para el segundo curso'.

La embajada de Sudán en Londres emitió un consejo a los que quieran suplir la plaza que ha quedado vacía a causa del incidente con el osito de peluche. De acuerdo con su portavoz, los europeos deberían asistir a seminarios de cultura y costumbres sudanesas antes de viajar al país islámico

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