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Macron busca recolocar a Europa en el centro de la negociación con Rusia en la crisis ucraniana

Después del fracaso de las negociaciones entre Rusia y Estados Unidos, el presidente francés está movilizando al cuarteto de Normandía para establecer un diálogo y buscar una desescalada ante el conflicto en Ucrania.

El presidente ruso Vladimir Putin celebra una reunión por videoconferencia con el presidente francés Emmanuel Macron, a 26 de junio de 2020.
El presidente ruso Vladimir Putin celebra una reunión por videoconferencia con el presidente francés Emmanuel Macron, a 26 de junio de 2020. Kremlin / dpa / Europa Press

Después del fracaso de las negociaciones entre Rusia y Estados Unidos, los europeos vuelven al tablero de la diplomacia para intentar una desescalada en Ucrania. El francés Emmanuel Macron, que preside por seis meses el Consejo de la Unión Europea, movilizó a sus consejeros diplomáticos y a los de Alemania, Rusia, Ucrania, y habló con Vladímir Putin este viernes por teléfono. Pero todo indica que esto no será suficiente.

"Los pocos meses de presidencia francesa de la UE no bastarán para resolver el conflicto con Rusia en Ucrania". Así de claro lo piensa Cirylle Bret, profesor del Instituto de Estudios Políticos de París, que, sin embargo, celebra que por fin los europeos vuelvan al centro de las negociaciones. "Los europeos no son niños a los que les pedimos que salgan de la sala cuando hacemos un consejo familiar, porque además es su seguridad la que está en juego", analiza el experto ante un eventual ataque militar ruso en territorio ucraniano.

"Una salida honorable para Rusia, sin ceder en lo importante, podría desbloquear la situación", agrega Bret. Y esto es lo que está intentando hacer el presidente Macron. Este viernes se entrevistó durante más de una hora por teléfono con su homólogo Vladimir Putin para encontrar los medios de destensar la situación, según informó el Palacio del Elíseo. Y lo hará, dicen, trabajando para implementar los acuerdos de paz de Minsk de 2015.

"Confrontación o concertación… la pelota ahora está ahora en el campo de Putin", dijo por su parte el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, tras la llamada telefónica entre Macron y Putin.

Pero habrá que ser pacientes para obtener una desescalada que seguramente será muy gradual y sobrepase la presidencia francesa de la UE, en un año electoral en Francia, con elecciones presidenciales en abril, y un eje franco-alemán aún por consolidar porque el canciller Olaf Scholz y su coalición arcoíris acaban de asumir el poder.

El jefe de la diplomacia francesa viajará en unos días a Kiev para continuar con el diálogo

Para apuntalar esa desescalada es fundamental una cohesión europea ante la crisis ucraniana. Lo subrayaba el mismo Le Drian esta semana. "Estamos en una posición de defensa colectiva, de disuasión, de contribución al diálogo y la presidencia francesa está completamente movilizada", declaró el jefe de la diplomacia francesa que, además, en unos días viajará a Kiev.

Pero la unidad a veces es frágil. Hay países de la UE que ya han anunciado el envío de ayuda militar como Dinamarca; y otros, como Alemania, que presionan a Estonia para que no mande apoyo a Ucrania, según publicaba el Wall Street Journal.

Ucrania sigue sin cumplir con sus compromisos con Europa

Es verdad que la dependencia europea al gas ruso es alta, lo que podría explicar las reticencias de algunos países a armar a Ucrania, pero aún es más alta la dependencia rusa a sus exportaciones de gas a Europa.

Las reticencias de algunos europeos a prestar ayuda militar a Ucrania se podrían explicar entonces por la actitud de la propia Ucrania que no ha cumplido con una serie de reformas que las instituciones europeas habían pedido: "Temas como el respeto del estado de derecho, la lucha contra la corrupción o la descentralización", puntualiza Cirylle Bret.

Los países de la UE ya se han mostrado divididos ante varios conflictos internacionales, como pasó con Irak

Que los países de la Unión Europea se muestren divididos ante un conflicto internacional está convirtiéndose ya en moneda corriente. No hay que ir muy lejos, en el siglo XXI hay ejemplos notorios como la invasión de Irak, que fue precipitada por esa reunión en marzo de 2003 en el archipiélago atlántico de las Azores, entre Bush, Blair y Aznar. Dos países entonces pertenecientes a la UE, Reino Unido y España, jugaron sin tener en cuenta a sus socios europeos, sobre todo Francia y Alemania.

Pero han pasado varias cosas desde entonces para hacer emerger una conciencia estratégica europea: "La lucha contra el terrorismo, el rechazo a la guerra en Irak, también en España; y la anexión de Crimea por parte de Rusia con la guerra en el este de Ucrania. La conciencia estratégica está madurando, sobre todo porque este conflicto está a las puertas de la Unión Europea", estima el experto. Una madurez que está poniéndose a prueba en estos mismos momentos con el conflicto ucraniano.

Moscú y Washington o la estrategia de mostrar pecho

A Rusia y a Estados Unidos no les cuesta nada subir el tono en las declaraciones. Pero a nadie le interesa la guerra. Ni a Rusia, que quiere una victoria "sin combate" y consiguiendo que la OTAN renuncie a sus aspiraciones hacia el este, ni a Estados Unidos, pendiente de otras prioridades como China. Pero como recuerda Bret, "los actores internacionales no siempre son racionales".

La estrategia de mostrar músculo como en los tiempos más álgidos de la Guerra Fría es una tradición entre las grandes potencias, cuya hegemonía se ha visto desestabilizada por la aparición en la geopolítica mundial del gigante chino. Pero las costumbres y los dejes no se abandonan así como así, y la guerra mediática sigue siendo muy poderosa, y también muy golosa.

En estos momentos no se puede excluir la guerra y cualquier desliz amenaza con desencadenar un nuevo conflicto

La escalada verbal puede quedarse en eso, en una guerra semántica de quién amenaza más al otro, o de quién moviliza a más tropas o consigue más apoyos y consigue más titulares. Es como estar permanentemente dando la sensación de que estamos a punto de apretar el botón nuclear, que, por nunca existió físicamente en el despacho de ningún presidente estadounidense, como explica en su libro Safire's Political Dictionary William Safire.

La crisis que nos ocupa tiene un precedente reciente por lo que la guerra de declaraciones puede quedarse en eso, o traducirse en un ataque real y es que Rusia ya invadió Ucrania anexionándose en 2014 la península ucraniana de Crimea y apoyando a los rebeldes del este del país con decenas de miles de soldados desplegados en la frontera.

A estas alturas no se puede excluir la guerra y cualquier desliz amenaza con desencadenar un nuevo conflicto. "Hay situaciones en las que las armas, las tropas, la tensión y el cansancio se acumulan; y el riesgo es muy importante", concluye el experto.

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