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Lula recorre las calles de Brasil como estrategia para ganar la segunda vuelta

El líder del Partido de los Trabajadores ha trazado desde el inicio de la campaña una clara línea de demarcación: democracia o Bolsonaro.

9/10/22 El candidato presidencial Lula da Silva en un acto de campaña en Belo Horizonte (Brasil), a 9 de octubre de 2022.
El candidato presidencial Lula da Silva en un acto de campaña en Belo Horizonte (Brasil), a 9 de octubre de 2022. Rodney Costa / Europa Press

Lula da Silva ha estado este domingo en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, un estado representativo de la diversidad de Brasil. Allí ganó el pasado 2 de octubre con un 48,29% de los votos frente al 43,60% de Jair Bolsonaro.

Lula anunció su actividad temprano por su cuenta de Twitter, donde se puede seguir su agenda a diario desde los "bom dia" hasta los "boa noite". El sábado realizó una movilización por las calles de Campinas, donde Bolsonaro obtuvo la victoria con un 49,07%. La ciudad pertenece al estado de San Pablo, con cerca de 45 millones de habitantes. Se trata de una zona electoralmente adversa, ya que la extrema derecha obtuvo el 47,71% del escrutinio.

El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) ha estado en Campinas junto a Fernando Haddad, que pelea por la gobernación, y Gerardo Alckmin, candidato a vicepresidente y antiguo rival político del Partido de la Social Democracia Brasileña.

"Me voy a encontrar con mucha gente que antes no votaba por mí y ahora quiere votar, porque ve la candidatura Lula-Alckmin como la posibilidad de recuperar la democracia de este país", dijo Lula ante la pregunta de un periodista sobre la foto del viernes por la noche junto al expresidente Fernando Henrique Cardoso.

Respaldos para Lula

El respaldo recibido por Henrique Cardoso fue uno de los varios logrados durante la semana. Primero estuvo el del partido de Ciro Gomes, el Partido Democrático Laborista, y luego del mismo excandidato presidencial que obtuvo apenas un 3% de los votos emitidos el 2 de octubre.

Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño, tercera en la contienda presidencial con un  4,16%, también sumó su apoyo al candidato del PT. Lula ha trazado desde el inicio de la campaña una clara línea de demarcación: democracia o Bolsonaro. Ha ampliado alianzas en el marco de ese clivaje político, desde Alckmin hasta los más recientes apoyos, un gran frente democrático.

La amplitud política se ha combinado con pragmatismo: el martes, día de San Francisco de Asís, celebró un encuentro con frailes franciscanos y ratificó su creencia en Dios; luego el PT difundió un video con Lula manifestándose contrario al aborto con el cierre de "Lula está a favor de la vida".

La moderación se articuló en torno a la reivindicación de los logros alcanzados durante sus Gobiernos entre el 2003 y el 2010. También defendió el orgullo de su procedencia del nordeste de Brasil, después de que Bolsonaro tratara de relacionar a Lula con la alta tasa de analfabetismo en la región.

Más redes y menos calle

Mientras Lula está en Belo Horizonte, Bolsonaro está en vivo por YouTube. El historial de su Twitter muestra menos grandes actos, movilizaciones, imágenes habituales de campaña, sino transmisiones por redes, actos de Gobierno, clivajes ideológicos y noticias falsas. Acusa a Lula de contar con el "apoyo masivo de presos" y de Marcola, el líder de un cartel narco que controla favelas, cárceles, y negocios diversos desde la droga hasta la minería ilegal.

El hecho recuerda a la reciente campaña en Colombia, cuando se difundió la noticia falsa acerca del apoyo que tenía Gustavo Petro entre capos y corruptos dentro de las cárceles. Pero ese no es el único paralelismo posible con el país vecino.

Mientras Petro recurría en Colombia a un despliegue clásico de campaña en primera vuelta, su contrincante, Rodolfo Hernández, apeló con fuerza a la estrategia de redes, desde TikTok a una maquinaria masiva y participativa de WhatsApp que le otorgó un crecimiento imperceptible a primera vista.

Bolsonaro tiene larga experiencia en el uso de redes sociales

Bolsonaro tiene larga experiencia en el uso de redes y sus números lo demuestran: 9,2 millones de seguidores en Twitter frente a los 4,8 millones de Lula; 23,1 millones en Instagram frente a cinco millones; 3,94 millones en YouTube contra 693.000; y 3,6 millones en TikTok contra los 2,8 millones del líder del PT.

"Lo que está en juego en este momento es el futuro de nuestro país, es hora de unir fuerzas para proteger las libertades y la dignidad del pueblo brasileño y evitar que el grupo que asaltó y casi destruyó al país vuelva al poder", afirmó Bolsonaro en uno de sus mensajes recientes contra Lula a quien acusa una y otra vez de corrupto.

El presidente también se alza a sí mismo como "el último obstáculo para el socialismo", que según un reciente vídeo de campaña encarnan tanto Nicolás Maduro y Daniel Ortega, como Alberto Fernández, Gabriel Boric y Petro.
Bolsonaro utiliza instrumentos y discursos característicos del repertorio de la ultraderecha.

El presidente brasileño es uno de sus principales referentes y sus esfuerzos van dirigidos a confirmar que una radicalidad puede cosechar buenos resultados, así como que catástrofes como la de su gestión ante la pandemia pueden ser revertidas. Así lo muestra el hecho de que no perdió votos en comparación con la convocatoria de 2018 en los municipios más afectados por la covid.

Parte de sus resultados se deben, a su vez, a políticas sociales, como el Auxilio Brasil, que le permitió mejorar su desempeño en el Norte, Nordeste y Medio Oeste. Su primera acción de segunda vuelta ha sido adelantar los pagos del Auxilio para que coincidan con el cronograma electoral.

Los votos ocultos de Bolsonaro

El resultado obtenido por Lula en primera vuelta coincidió con lo que indicaban la mayoría de empresas encuestadoras. El problema resultó en crear la expectativa acerca de un posible batacazo de más del 50%, algo que Lula nunca ha alcanzado. Sumado a los inesperadamente altos resultados de Bolsonaro, corrió una suerte de desilusión militante en las filas del lulismo el día de las elecciones.

El voto oculto de Bolsonaro parece haberse debido a la desconfianza de su electorado con los grandes medios, las encuestadoras, ese régimen establecido al cual dice enfrentarse el presidente en sus discursos en una lógica similar a la de Donald Trump.

¿Pasará lo mismo en la segunda vuelta? Por el momento las encuestas dan ventaja a Lula en lo que se anuncia como una larga campaña a la que aún le faltan tres semanas que se anuncian intensas, cargadas de noticias falsas, actos de campaña y seguramente tensiones, como las ocurridas durante la primera vuelta. Se trata, como dicen muchos en Brasil, de la elección más importante desde la vuelta de la democracia.

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