san pablo
En París Luiz Inácio Lula da Silva hizo un balance este sábado después de cinco días de gira por Francia e Italia, un periplo que tuvo a la guerra ucraniana como telón de fondo. "La Unión Europea no puede continuar siendo una feta de mortadela en medio de esta nueva guerra fría entre Estados Unidos y China", comentó.
Tal como lo había hecho cuando recibió a varios líderes europeos en Brasilia, durante esta visita el dirigente les propuso que eviten las tentaciones belicistas y llegó a recomendar que actuaran con menos "arrogancia".
Lula regresó a su país admitiendo las divergencias existentes sobre el conflicto iniciado en febrero de 2022, pero dejando abierta la posibilidad de diálogo.
"No me disgusto cuando los europeos no piensan como yo, ellos están en el centro de la guerra, yo estoy a 14.000 kilómetros de distancia. Es normal que ellos estén mucho más nerviosos, ellos están sufriendo las consecuencias, están preocupados con lo que va a acontecer cuando llegue el invierno", declaró el pasado viernes durante una conferencia de prensa en un hotel parisino.
Aplausos
Uno de los puntos altos de paso por París ocurrió también este viernes cuando pronunció un discurso muy aplaudido —quizá el más destacado dado en el exterior este año— durante el cierre de una cumbre financiera global en la que participaron el presidente anfitrión, Emmanuel Macron, y los gobernantes de Alemania, Colombia, Cuba y Sudáfrica, entre otros.
Junto a ellos estuvieron las titulares del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS y del Banco Central Europeo, Dilma Rousseff y Christine Lagarde, respectivamente.
Gobernantes africanos y latinoamericanos demostraron su aprobación cuando el brasileño afirmó: "No vine aquí a hablar solamente de la Amazonia. Junto a la cuestión climática tenemos que colocar a la desigualdad mundial, no es posible que en una importante reunión de presidentes no se cuele la palabra desigualdad."
Previamente, el pasado jueves, haciendo las veces de una estrella de rock, Lula fue ovacionado por decenas de miles de jóvenes reunidos en un festival ambientalista-musical, al que fue invitado por la banda Coldplay, realizado cerca de la Torre Eiffel.
No es la primera vez que ocurre. Ya fue una de las estrellas en la conferencia sobre cambio climático COP27, realizada en noviembre del año pasado en Egipto, a la que asistió como presidente electo.
Lealtades
La guerra, la concentración de la riqueza y la preservación de la Amazonia, devastada durante los cuatro años del gobierno de Jair Bolsonaro, cuyo nombre fue abucheado por una multitud en el evento climático COP26 de Escocia, en 2021, fueron los temas dominantes en la agenda de este viaje europeo de Lula, durante el cual no escondió su emoción al abrazarse en el Vaticano con el papa Francisco, al cual se refirió como principal líder mundial de la actualidad.
El presidente agradeció al pontífice la lealtad puesta de manifiesto en varias oportunidades cuando estuvo 580 días encarcelado debido a las condenas, posteriormente anuladas por el Supremo Tribunal Federal, del exjuez Sergio Moro en la causa Lava Jato.
En junio de 2018, un mes después de haber sido ingresado en una celda aislada en Curitiba, Lula recibió un rosario bendecido por Jorge Mario Bergoglio.
Hasta esa ciudad del sur brasileño viajó en julio de 2018 el actual alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, del centroizquierdista Partido Democrático, a quien Lula manifestó su gratitud el miércoles pasado. El agradecimiento lo repitió el jueves pasado en París, donde el brasileño se encontró el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, otro político que viajó al presidio curitibano.
Tensión en Rusia
Lula evitó este sábado manifestarse sobre el motín del Grupo Wagner contra el Gobierno del presidente Vladimir Putin. Ante las preguntas y repreguntas formuladas en secuencia por periodistas de las cadenas CNN y Globo, respondió: "No puedo hablar, no pretendo hablar de una cosa tan sensible sin tener información, tal vez hable cuando llegue a Brasil y tenga todas las informaciones de la así llamada rebelión".
En lugar de hablar del alzamiento mercenario prefirió exponer con claridad su posición ante el conflicto en el este europeo. "Nosotros condenamos la invasión de Rusia a territorio de Ucrania, ya lo declaramos en la ONU, pero eso no implica fomentar la guerra. Quiero que los dos países se sienten, ellos van a actuar de interlocutores para negociar, y Brasil quiere participar. Ese es mi comportamiento desde hace más de un año. Y sigue intacto, yo estoy por la paz".
La guerra fue un asunto tratado con mayor o menor detalle en las reuniones con el papa y el presidente francés, Emmanuel Macron, y el italiano, Sergio Mattarella. La posibilidad de que Brasilia y el Vaticano elaboren alguna forma de coordinación a favor de la paz quedó implícitamente en pie, pero no fue formalizada, tras la reunión entre el mandatario y el sustituto de la Secretaría de Estado, el religioso Edgar Peña Parra.
De todos modos, Lula evitó dar importancia a la contienda en su discurso del viernes ante decenas de presidentes en la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Global, así como al hablar ante la multitud reunida frente a la Torre Eiffel.
Se especula que esa omisión responde a un cálculo: evitar ser objeto de críticas de las potencias occidentales, tal como ocurrió después de su visita de hace dos meses a China, cuando afirmó que Ucrania y Rusia son igualmente responsables por la guerra. Y acusó a Washington y la Unión Europea de azuzar las hostilidades.
Presión de Biden
Fuentes del Gobierno estadounidense reiteraron este viernes el disgusto de Washington ante lo que allí se considera como una posición poco occidentalista de parte de Lula. Las discrepancias ya se habían percibido en febrero durante la reunión ente Joe Biden y Lula en la Casa Blanca, encuentro que, de todos modos, indicó una reaproximación entre Washington y Brasilia tras el distanciamiento durante la gestión Bolsonaro.
En Washington ven con disgusto la posición poco occidentalista del brasileño
Según dijeron el viernes los portavoces, que hablaron amparados en el anonimato al grupo de medios Globo, Biden planea realizar su primer viaje a Sudamérica desde que llegó a la Casa Blanca en el segundo semestre de este año, con escalas posibles en Argentina y Chile: sin aterrizar en Brasilia.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea suscriben la propuesta de paz ucraniana basada en la exigencia del retiro de las tropas rusas, al contrario de la fórmula lulista que propone la creación de un club de países mediadores y el cese al fuego inmediato, sin el repliegue de las fuerzas enviadas por Moscú.
El Papa y la Amazonia
Durante la audiencia de Lula en el Vaticano, Francisco recibió una imagen de Nossa Senhora de Nazareth, de manos de la primera dama Rosángela Janja da Silva. "Los fieles brasileños la llaman cariñosamente Nazinha, es la reina de la Amazonia", explicó la socióloga Rosángela mientras el jefe del estado Vaticano observaba el presente.
Entre el primer y segundo turno de las elecciones de 2022 entre Lula y Bolsonaro, la futura primera dama Rosángela viajó hasta Belém, en el este amazónico, para participar en la procesión del Cirio de Nazareth, donde es venerada la virgen. Se trata de la más concurrida romería nacional, con unos dos millones de participantes cada año, cifra solo superada por la procesión de la Virgen de Guadalupe, la Guadalupana en México.
Con el ascenso de las corrientes evangélicas bendecidas espiritual y económicamente por Estados Unidos, aliadas de la ultraderecha bolsonarista, la Iglesia católica ha perdido fieles y el espacio político que tuvo en los años sesenta y setenta cuando comenzaron a surgir los cuadros políticos y sindicales que en 1980 fundarían el Partido de los Trabajadores, liderado desde entonces por Lula.
A pesar del auge de los pastores e iglesia electrónicos, Brasil sigue siendo el país con la población con más católicos del mundo. Algo que tuvo presente Bergoglio cuando viajó a Rio de Janeiro en 2013, poco después de ser escogido pontífice cuando escogió el nombre de Francisco siguiendo una sugerencia de su amigo, el fallecido cardenal Claudio Hummes, a quien Lula conoció siendo dirigente sindical en el cinturón industrial de San Pablo.
En conferencia de prensa en Roma, el jueves pasado, Lula declaró que el papa, de 86 años y convaleciente de una operación abdominal delicada, no respondió a la invitación para viajar a la procesión amazónica, pero dijo estar esperanzado en que ese viaje ocurra.
Por lo pronto, el presidente anunció que participará por primera vez en el ritual, a ser realizado en octubre próximo, cuando la imagen de la virgen recorre durante horas Belém, la capital del estado de Pará, la misma que fue acaba de ser escogida por la ONU como sede del evento ambientalista COP30, a realizarse en 2025.
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