¿Puede perpetuarse un régimen que ya sólo parece contar con el argumento de los cazabombarderos y los carros de combate? Muamar Gadafi, el dictador libio, parece haber comprendido que la imposición militar de su poder es una vía muerta. Por ello, según el líder de los rebeldes, el déspota está ya buscando una salida segura para él, su familia y la fortuna que sigue negando poseer.
La cadena de televisión qatarí Al Yazira informó ayer de que emisarios del régimen libio mantienen desde el domingo negociaciones con los sublevados de la región oriental. Unos contactos desmentidos tajantemente por la televisión estatal libia, pero confirmados por los rebeldes, cuyo máximo dirigente afirmó ayer que están dispuestos a satisfacer las demandas del tirano con una única condición: su renuncia al poder en un plazo improrrogable de 72 horas.
Los sublevados aseguran que Gadafi ha pedido que no le quiten su fortuna
Mustafá Abdeljalil, exministro de Justicia y presidente del Consejo Nacional de Transición libio, el organismo que ejerce las funciones de un Gobierno interino en la zona liberada, se comprometió ayer a que la futura Administración libia no perseguirá a Gadafi ni a sus familiares para sentarlos en el banquillo si el déspota renuncia a su poder y sale del país antes del viernes.
'Si abandona Libia inmediatamente, en las próximas 72 horas, y cesan los bombardeos, nosotros, como libios, renunciaremos a perseguirlo por sus crímenes', se comprometió Abdeljalil en declaraciones a Al Yazira. Esta propuesta ha sido transmitida a los 'negociadores indirectos' enviados por Trípoli a Bengasi, explicó el líder rebelde: 'Ahora vamos a esperar y ver cuál es la respuesta del régimen'.
La delegación, cuya existencia niega Trípoli, llegó a Bengasi, el centro de operaciones de los revolucionarios y segunda ciudad del país, el domingo por la noche con una oferta que ha suscitado varios interrogantes.
Un portavoz del Consejo Nacional opositor niega que se esté negociando
De acuerdo con la versión de Abdeljalil, Gadafi ha puesto su renuncia sobre la mesa a cambio de que se garantice su seguridad y, lo más importante, su impunidad. Una impunidad que los rebeldes sólo podrían garantizar dentro de su territorio. El contrasentido es que los sublevados exigen la marcha del dictador al extranjero, donde, en principio, sí podría ser juzgado.
El pasado viernes, Interpol emitió una alerta internacional que conlleva la prohibición de viajar a Gadafi y a siete de sus ocho hijos. La Corte Penal Internacional ya había anunciado el miércoles la apertura de una investigación sobre posibles crímenes de guerra y de lesa humanidad contra el mandatario libio, que podría ser objeto de una orden de detención internacional.
En esas condiciones, la única forma en la que Gadafi podría eludir de forma segura a la Justicia sería viajando directamente a algún país aliado, como Zimbabue, que le ofreciera asilo y se negara a entregarlo si finalmente se cursa la petición de arresto internacional. El diario emiratí Al Bayan informó ayer, citando a fuentes anónimas, de que Gadafi está ya tanteando la posibilidad de hallar un refugio seguro en algún 'Estado africano o árabe'.
Un diario árabe sostiene que el déspota ya busca un país para exiliarse
A los interrogantes que pesan sobre las negociaciones con el régimen, se añade la confusión que reina en el Consejo de Oposición libia, cuyos representantes ofrecen una imagen de descoordinación y caos.
Mientras Mustafá Abdeljalil anunciaba el ultimátum de los rebeldes a Gadafi, el portavoz del Consejo, Abdelhafiz Hoga, proclamaba, según Al Yazira, en un discurso ante cientos de personas en Bengasi: 'No hay diálogo y no hay nada llamado salida segura [de Gadafi y los suyos de Libia]'.
El optimismo inicial se ha desvanecido en las filas rebeldes. Los ataques aéreos y la inexperiencia de los revolucionarios han hecho inverosímil el anhelo de una victoria rápida y poco cruenta, mientras que la guerra civil ya hace muchos días que ha pasado de ser un temor a convertirse en una realidad palpable.
La aviación es clave en el devenir del conflicto. Tras el recrudecimiento de los bombardeos de ayer, ha quedado más patente que nunca que los voluntariosos revolucionarios libios poco pueden hacer ante una ofensiva seria de los Mig (cazas de fabricación soviética) de Gadafi.
Mientras la comunidad internacional duda si decretar o no la zona de exclusión aérea que los rebeldes reclaman, el dictador cuenta aún con la baza del poder militar. Si la OTAN se decide a atacar, con o sin el aval del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, al dictador no le quedaría apenas nada para negociar una salida segura del país para él y su numerosa prole.
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