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Israel se reorganiza en Gaza para intentar dar el golpe de gracia a Hamás y afrontar una posible guerra con Irán

El repliegue parcial en Gaza permite a Israel orquestar sus últimas operaciones contra Hamás, a la vez que prepara a su ejército para un choque directo con Irán.

Un manifestante israelí lleva una camiseta de Benjamin Netanyahu con una mano sangrienta durante una protesta contra su gobierno, a 6 de abril de 2024.
Un manifestante israelí lleva una camiseta de Benjamin Netanyahu con una mano sangrienta en el rostro durante una protesta contra su Gobierno, a 6 de abril de 2024. Gaby Schutze / Europa Press

La retirada de parte de las fuerzas israelíes desplegadas en Gaza, especialmente de la ciudad arrasada de Jan Yunis, responde a un movimiento táctico y no implica el fin de las operaciones bélicas ni un progreso hacia un alto el fuego.

"Estamos en una guerra" y "en la cúspide de la victoria total", recordó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, cuyo destino y supervivencia política aparecen cada día más ligados a la guerra, sea en Gaza o contra Irán.

Netanyahu se prepara para asestar el golpe final a Gaza y comenzar una guerra contra Irán

Netanyahu ordenó esta retirada parcial del ejército israelí de Gaza no como muestra de buena voluntad ante las críticas internacionales por el genocidio cometido en este territorio palestino, sino para engrasar la maquinaria bélica de Israel tras medio año de guerra en la Franja, mientras se reorganiza para asestar lo que espera que sea el golpe final a Hamás y emprender una eventual campaña contra Irán.

Lo dijo el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant: "Las fuerzas están saliendo y preparándose para sus próximas misiones, tal y como ha ocurrido en la operación de Al Shifa [el hospital arrasado la semana pasada por las tropas israelíes], así como para su próxima tarea en la zona de Rafah", en el extremo sur de Gaza.

Hamás ya no controla Gaza, según Israel

"Estamos llegando a una situación en la que Hamás no controla Gaza y en la que no funciona como un entramado militar que suponga un riesgo para los ciudadanos del Estado de Israel", dijo Gallant.

Es la primera vez que Israel reconoce que su principal objetivo al desatar la ofensiva de Gaza está prácticamente cumplido, lo que en teoría debería llevar a la conclusión de la guerra. No parece, sin embargo, que ese vaya a ser el caso.

Israel reconoce por primera vez que casi ha cumplido su objetivo en Gaza: acabar con Hamás

Según informó el domingo el alto mando israelí, la 98ª División de su ejército había "concluido su misión" en Jan Yunis y dejaba Gaza "para recuperarse", pero también a fin de "prepararse para futuras operaciones".

El mando en Tel Aviv dejó claro que en la Franja seguiría operando "una fuerza significativa liberada por la 162ª División y la Brigada Nahal", que apoyarían "operaciones precisas" de inteligencia.

No parece claro cuántos miles de soldados israelíes han quedado en Gaza, pero cuando gran parte de la Franja ha sido arrasada en estos seis meses de genocidio, parece lógico que Israel quiera disponer del grueso de este ejército, el mayor desplegado por Tel Aviv en un territorio tan pequeño, para prepararlo y dirigirlo, si es preciso, hacia las fronteras con el Líbano y Siria, de donde podría llegar un eventual ataque iraní o de fuerzas proiraníes, como las que conforman las milicias islamistas de Hizbulá.

En estos momentos, aunque el Gobierno de Israel se niegue a admitirlo, pues supondría reconocer que la guerra de Gaza se ha expandido ya a otros países, hay más operaciones de combate en el sur del Líbano que en la Franja palestina, donde la acción del ejército israelí se está centrando en golpear a la población civil para desarraigarla y cada vez menos en las milicias de Hamás, ya sin capacidad de resistencia real.

El destino de Netanyahu depende de la guerra

Hoy más que nunca el destino de Netanyahu aparece ligado al de la guerra, de ahí también la escalada de tensión sin precedentes con Irán. El ataque que el primer ministro israelí ordenó la semana pasada contra el consulado de Irán en Siria, que acabó con la vida de trece personas, incluido un general iraní, ha puesto a Tel Aviv y Teherán al borde de una guerra abierta.

El Gobierno de Israel busca la confrontación directa con Irán

Sabedor de que cuenta con el respaldo de Estados Unidos, Benjamin Netanyahu está apretando el acelerador y busca esa confrontación directa con Irán. El régimen de Teherán, a pesar de saber su inferioridad militar ante Israel y EEUU, no puede callar esta vez. Las milicias islamistas de todo Oriente Medio, desde el Líbano al Yemen, esperan la respuesta contundente que ha prometido el Gobierno de los ayatolás.

El ministro iraní de Exteriores, Hosein Amir Abdolahian, subrayó este lunes en Damasco que Israel recibirá su castigo por bombardear la sede diplomática de Irán en la capital siria. "Lo que hizo ese régimen [el de Netanyahu] demostró que sus autoridades no se adhieren a ninguna obligación ni norma internacional y humanitaria", dijo Abdolahian al reunirse con su homólogo sirio, Faisal al Miqdad.

Pero mientras los iraníes y sus aliados hablan, el ejército israelí se prepara. Y al tiempo presiona. El jefe del Estado Mayor de Israel, Herzi Halevi, advirtió de que su país está listo para afrontar cualquier amenaza de Teherán. "Podemos actuar enérgicamente contra Irán en lugares cercanos y lejanos. Cooperamos con Estados Unidos y con socios estratégicos en la región", aseveró Halevi este domingo.

La baza iraní

Si terminara la guerra de Israel en Gaza, la carta iraní es la última que podría jugar Netanyahu para salvar la piel. Sin la contienda palestina, puesta en marcha sobre la hoja de ruta ultranacionalista israelí que busca el desahucio palestino de Gaza y la colonización judía de Cisjordania, Netanyahu sería defenestrado en las elecciones anticipadas que reclaman decenas de miles de israelíes en las calles de Jerusalén y otras ciudades del país.

Netanyahu pierde popularidad en Israel y apuesta por la expansión ultranacionalista

Mientras continúe la ofensiva en Gaza, es poco probable que se celebren esas elecciones que lo saquen del poder, aunque la mayoría de los israelíes deseen su dimisión. Por eso, Bibi Netanyahu apuesta por la guerra.

Además, sin el escudo del poder, posiblemente tendría que comparecer ante la Justicia y afrontar cargos penales en Israel, por la forma en que ha manejado la crisis palestina y, sobre todo, por poner en peligro la vida de los rehenes israelíes capturados por Hamás.

Fuera de su país Netanyahu podría enfrentarse a tribunales internacionales por ordenar la comisión de crímenes de guerra y genocidio de la población palestina en Gaza.

La incómoda posición de Biden

Mucho depende ahora el primer ministro israelí de la posición que adopte la Casa Blanca, cuyo huésped, Joe Biden, se encuentra en una posición muy incómoda debido a su respaldo casi sin fisuras a Netanyahu.

Aunque la presión de Estados Unidos sobre Israel se intensificó tras el asesinato por el ejército israelí la semana pasada de siete trabajadores humanitarios de la ONG World Central Kitchen, en ningún momento ha parado el envío de armas al ejército israelí.

Más de dos terceras partes de las armas que importa Israel proceden de EEUU, entre ellas las bombas de una tonelada que arrasan manzanas enteras de edificios y que están causando auténticas masacres.

Israel ha destruido más de la mitad de los edificios de Gaza

Netanyahu ya ha hecho antes oídos sordos a esas presiones estadounidenses, por lo que el repliegue de parte de sus tropas no parece obedecer a la necesidad de respetar los derechos humanos en Gaza, pisoteados desde que, tras la masacre de 1.200 israelíes el 7 de octubre de 2023, el jefe de Gobierno israelí ordenara el bombardeo masivo y la posterior invasión de la Franja.

Aunque se retiren las fuerzas israelíes de parte del territorio ocupado, no hay ya lugar al que volver. Más de la mitad de los edificios de Gaza han sido destruidos por las bombas israelíes, el suelo está contaminado por la toxicidad de las municiones y explosivos empleados, hay más de 8.000 cuerpos destrozados entre los escombros, no funciona la electricidad y no hay agua corriente, y son muy pocos los hospitales que quedan en pie para atender a los más de 75.000 heridos por la ofensiva de Israel, que acaba de cumplir medio año.

Son ya más de 33.000 los palestinos muertos en esta guerra desatada por Netanyahu y sus acólitos en el poder, extremistas religiosos y ultranacionalistas judíos. De esas muertes, 14.500 son niños, aunque para los artilleros y aviadores israelíes sean solo cifras de enemigos abatidos.

La suerte de Rafah, en el filo de la navaja

El repliegue pretende dar un respiro a parte de las tropas israelíes, pero no implica la detención de los bombardeos intensivos, que este lunes continuaron en toda Gaza. Así, hubo ataques contra campamentos de refugiados, como el de Nuseirat, en el centro de la Franja, y también se bombardeó los alrededores de Rafah.

De momento el previsto asalto por tierra de Rafah, en la frontera con Egipto, está en el aire, pero no ha sido descartado. Israel podría dejar pasar un tiempo y tratar de recuperar a los 134 rehenes de los más de 250 capturados por Hamás el 7 de octubre.

Los negociadores de una tregua en Egipto indican que ha habido ciertos "avances"

Pero la toma de Rafah es innegociable para los ministros más radicales de Netanyahu, a pesar de la matanza que podría producirse. Es el último bastión de Hamás, donde está arrinconado junto a 1,5 millones de desplazados civiles.

Uno de esos ministros de extrema derecha, Itamar Ben-Gvir, amenazó este lunes con que si Netanyahu pone fin a la guerra "sin un amplio ataque a Rafah para derrotar a Hamás, entonces no tendrá el mandato para continuar como primer ministro".

Al tiempo que se conocían las noticias sobre el repliegue israelí de Jan Yunis y otros puntos de Gaza que han quedado arrasados por la guerra, los negociadores de una tregua en Egipto (el propio país anfitrión, Catar en representación de Hamás, Estados Unidos e Israel) indicaron que había ciertos "avances" y que se retomarán los contactos esta semana, en coincidencia con la fiesta de Aid al Fitr, que pondrá fin al mes sagrado de Ramadán.

Un acuerdo in extremis en los próximos días de alto el fuego, como ha defendido el ministro de Defensa israelí este lunes, podría librar a Rafah de su aciago destino a cambio de la liberación del mayor número de rehenes posible. La incógnita ahora es si Netanyahu estaría de acuerdo con el indulto de Rafah. También si este paso y la salida de más soldados israelíes de Gaza no apuntará en realidad a la erupción de otro frente de guerra, contra Irán.

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