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"El Estado hondureño es el promotor de todos los proyectos mortíferos para las comunidades indígenas"

El pasado 3 de marzo, el asesinato de la defensora medioambiental Berta Cáceres tuvo una repercusión internacional, sacando a la luz la amplitud de las violaciones de derechos humanos en Honduras. Desde entonces, su hija Bertha Zúñiga y el nuevo coordinador del COPINH Tomás Gómez Membreño siguen luchando para que se haga justicia.

Bertha Zúñiga, hija de la asesinada Berta Cáceres, con el nuevo coordinador del COPINH, Tomás Gómez Membreño.

ALEXANDRE ANFRUNS

LILLE (FRANCIA).- En los últimos años, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) se ha centrado en la reivindicación de los derechos de las comunidades indígenas y su acceso a los bienes comunes de la naturaleza. También ha reclamado los títulos comunitarios de las tierras en las comunidades indígenas.

La organización forma a militantes, en las diferentes comunidades, para que defiendan una propuesta frente al extractivismo, frente al despojo de territorios y destrucción de las cosmovisiones. indígenas. Pero también frente a ese proceso de “desarrollo”, como le llama el Estado, que está derivado de las políticas neoliberales.

En esa lucha frente a un Gobierno autoritario de las oligarquías, surgido del golpe de Estado de Roberto Micheletti contra Manuel Zelaya, el COPINH ha sufrido numerosos asesinatos entre sus filas, como el de su líder más destacada, Berta Cáceres. Su hija, Bertha Zúñiga, y su sucesor al frente del consejo indígena, Tomás Gómez Membreño, explican sus objetivos, reivindicaciones y ejes de trabajo.

¿Qué crítica le hacen a la visión dominante del desarrollo?

Tomás Gómez Membreño: Las políticas neoliberales dicen que el desarrollo tiene que ver ante todo con la implementación de extractivismos, concesiones mineras, proyectos eólicos, hidroeléctricos... mientras que nosotros como COPINH creemos que para el desarrollo de las comunidades indígenas, de las familias, lo primero es el acceso a la tierra. Segundo, que los bienes comunes como el agua, el oxígeno, los bosques, etc., no estén privatizados. Y derivado de eso, el desarrollo tiene que ver con que las comunidades estén sembrando maíz, frijoles, yuca, mandanga o cítricos, para la autosuficiencia de las comunidades. Eso creemos nosotros que es el desarrollo. Eso se contrapone al desarrollo visto por el Estado...

Bertha Zúñiga: El Estado es el principal promotor de todos estos proyectos mortíferos. También es el que impulsa toda la represión necesaria para instalar estos proyectos por la fuerza. Eso se demuestra en la impunidad con la que operan las empresas nacionales y multinacionales en alianza con el Estado.

¿Qué responsabilidad tienen las multinacionales en la persecución y recientes asesinatos de luchadoras sociales como Berta Cáceres y Lesbia Yaneth Urquia?

Tomás Gómez Membreño: Fíjese que según la visión de las políticas neoliberales y las capitalistas, los bienes comunes de la naturaleza, como el agua, el oxígeno, el bosque... los ven como una mercancía. Pero las comunidades indígenas lo vemos más bien como algo que es parte de nuestra vida. Vemos que la responsabilidad de estas multinacionales consiste en el aceleramiento del calentamiento global en el planeta. En los últimos años se han ido incrementando cada vez más las concesiones y las privatizaciones de recursos naturales.

Respecto a las más de 50 concesiones en el Río Blanco, cuando se le oponen resistencias o luchas populares como las del COPINH, entonces las multinacionales apuestan por aumentar la seguridad o recurrir al Ejército o la Policía. Y asesinar a personas como la compañera Berta Cáceres o el compañero Tomas García Domínguez.

El 35% del territorio hondureño está entregado a las multinacionales y las corporaciones extractivistas para proyectos “de desarrollo”. Así que la responsabilidad que tienen es muy grande, al querer imponer sus proyectos de saqueo y despojo en las diferentes comunidades indígenas y en todo el territorio hondureño.

En los últimos seis años, la represión en Honduras contra los movimientos de defensa de la naturaleza ha arrebatado la vida a más de cien activistas. ¿Han recibido algún tipo de apoyo los familiares de las víctimas de esta represión?

Bertha Zúñiga: La mayor parte de estos crímenes siguen en la impunidad. Los asesinatos de activistas en defensa de la tierra y de los bienes comunes de la naturaleza se han vuelto algo constante. En el caso excepcional de mi madre hubo una presión muy grande hacia los representantes del Gobierno. Pero aun así, se han limitado a hacer algunas detenciones en la línea de las investigaciones que nosotros sugerimos al principio, y lo hicieron tardíamente. Más apoyo que ése no ha habido, más bien al contrario. Hay personas obstaculizando e impidiendo que haya procesos transparentes y objetivos.

Como familia, nosotros hemos solicitado desde el principio una comisión de investigación internacional e independiente, que nos garantice la transparencia. Pero el Estado hondureño ha hecho caso omiso, no dice que sí ni que no. Nunca contesta a esta solicitud, ni a la voluntad de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Así que lo que tenemos es una situación de doble victimización. Se nos ignora, nunca se escucha nuestra voz ni nuestras demandas. El Estado se arropa en un secreto ilegal que nos victimiza de nuevo, con nuevas violaciones de nuestros derechos.

Tomás Gómez Membreño: De hecho, el Estado no va a responder, porque esta él mismo involucrado en esos asesinatos. Nosotros tenemos un dicho: “No puede una gallina cuidarse del coyote”, y también “el coyote no se come al mismo coyote”. El Estado de Honduras es el que impulsa todas estas privatizaciones y concesiones, y los asesinatos de la compañera Berta Cáceres y de otros ambientalistas en el país. Berta era una persona integral. Su lucha iba más allá de cuidar un árbol. En su caso, nosotros creemos que el Estado no va a pedir una comisión independiente por la sencilla razón de que es el poder económico y político de este Estado el que está involucrado. Por lo tanto, no va a solicitar la comisión independiente para que este caso sea esclarecido.

¿Y cómo valoran el apoyo recibido a nivel internacional?

Bertha Zúñiga: Ahí sí hemos tenido un respaldo muy fuerte por parte de las diferentes organizaciones que han acompañado la lucha del COPINH. La sociedad civil de muchos países está acompañando nuestras demandas, lo cual es muy importante para nosotros, ya que en el país en el que vivimos es muy difícil alcanzar la justicia. Pero eso no significa que nos vamos a entregar a la impunidad, al contrario. Sabemos que la justicia sólo llegará mediante nuestra lucha. Pero insisto en que el caso de mi madre fue excepcional, mientras que el resto de familias siguen olvidadas, con casos sin investigar, e incluso han sido fuertemente criminalizadas. En el caso de los activistas de El Bajo Aguán, que es una zona con alta conflictividad, se les trata como personas vinculadas al terrorismo. Nunca reciben la menor atención.

Su hermana Laura Zúñiga está en una gira por EEUU para dar a conocer el caso de su familia. Hace unos días incluso irrumpió en un acto de la campaña de Hillary Clinton para denunciar su papel en el golpe contra el presidente Zelaya en 2009. ¿Qué consecuencias tuvo aquel golpe en las políticas económicas y sociales?

Bertha Zúñiga: Nosotros consideramos que el asesinato de mi madre tiene sus raíces en el golpe de Estado. Fue a partir del golpe cuando se profundizó el modelo extractivista en todos los sentidos: creando un ambiente jurídico que posibilitara la instalación de todos estos proyectos de muerte, incentivando la implementación del militarismo con la creación de fuerzas especiales y el reforzamiento de la policía nacional... eso es lo que garantizaba que todas esas inversiones se ejecutaran a pesar de que hubiese un descontento social.

Obviamente, el golpe preparó el clima y abrió todo un paquete de concesiones para la implementación en los ríos de toda Honduras, y especialmente en nuestra región, que es una zona de bosque y montaña donde nacen los ríos. Así, la riqueza natural de nuestras regiones puede terminar siendo destinada a proyectos hidroeléctricos, mineros o de otras índoles. El golpe fue la raíz.

¿Cómo valoran la situación actual de las fuerzas progresistas en Honduras para construir una alternativa a ese sistema neoliberal?

Tomás Gómez Membreño: Desde el ámbito político vemos que no hay una estrategia suficiente para contrarrestar el sistema neoliberal capitalista. Más bien nos parece que las fuerzas progresistas están enfrascadas en el tema electoral, es decir en cómo llegar a ser presidente o estar en la magistratura, pero no ven cómo construir una base social que tenga que responder al posible desafío de otro golpe de Estado. Respecto al golpe contra Zelaya, nosotros pensamos que si hubiese habido una base social sólida, fuerte, se hubiese revertido el golpe de Estado. O al menos habría habido una alternativa a este modelo extractivista y capitalista, que sólo se sustenta en el despojo y el asesinato de las compañeras y compañeros que luchan con organizaciones que son una piedra en el zapato de este sistema. Es el caso del COPINH, de OFRANEH, que están siempre en esa lucha territorial, pero que también cuentan con una propuesta muy sólida para contrarrestar a estas políticas neoliberales.

Bertha Zúñiga: Yo agregaría que hay un cambio con lo que pasó inmediatamente después del golpe de Estado y lo que está pasando ahora. Las organizaciones que sufren más agresiones, a las que más se criminaliza y persigue, están localizadas ahora en las zonas rurales donde tienen lugar la invasión de los territorios y todo el saqueo de los bienes comunes de la naturaleza. Ya no están tanto en las ciudades. Pero es que la represión es tan grande, con el incremento del presupuesto de seguridad, la creación de fuerzas militares especiales... eso ha asestado un golpe muy duro a las organizaciones. Sí que hay intentos de articularse, hay luchas muy potentes en los territorios. Pero están invisibilizadas, nunca se habla de ellas a nivel nacional en los grandes medios; al contrario, se las criminaliza. Así que es una situación de gran complejidad.

¿Pueden hablarnos de algún proyecto de las comunidades en lucha, en el seno de la COPINH, que la gente de otros países pueda apoyar con su solidaridad?

Bertha Zúñiga: Tenemos muchos proyectos en diversas áreas, como la educación, la salud, la comunicación popular, la agricultura alternativa... Un proyecto que pueden apoyar internacionalmente son las radios comunitarias, que transmiten las luchas de los pueblos y del COPINH, no sólo de Honduras sino de los pueblos de América Latina. Ese es un proyecto al que el COPINH apuesta para seguir creciendo, y que es bastante importante para dar a conocer estas luchas territoriales.

Tomás Gómez Membreño: También tenemos las escuelitas, que tienen el objetivo de ser procesos de formación comunitaria. Van desde la formación política hasta la construcción de una propuesta alternativa global, que es lo que mencionaba Bertita: incluye tanto la educación, la salud, como lo espiritual, cultural y cosmológico de las comunidades indígenas. Intentamos propiciar la autogestión en la vida de las comunidades, por ejemplo con la recuperación de las semillas criollas. Hay una intensa lucha que el COPINH ha liderado en contra de los productos transgénicos de las grandes corporaciones agroindustriales como la Monsanto, entre otras. Eso es muy importante y tiene que ver con ese modelo neoliberal que viene arrasando con todas las semillas criollas, pero también patentando las medicinas naturales y prohibiendo y castigando nuestras formas de salud comunitaria.

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