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Hallado el primer cádaver del vuelo Río-París accidentado en 2009

Tras haber pasado dos años a 3.900 metros de profundidad, el cadáver se encuentra todavía abrochado a su asiento y un estado de descomposición. 

PUBLICO.ES/EFE

Después de haber sido encontradas las dos cajas negras del accidentado vuelo 447 que recorría la línea Río de Janeiro-París en la noche del pasado 31 de mayo al 1 de junio de 2009, se ha hallado el primer cadáver de uno de los 228 pasajeros que ese día iban a bordo.

La Gendarmería francesa, encargada de la búsqueda, ha precisado que el cadáver fue izado a la superficie y que se encuentra todavía abrochado a su asiento y en un estado de descomposición, tras haber pasado casi dos años a una profundidad de 3.900 metros.

Los restos fueron analizados a bordo del barco Ile de Sein y serán trasladados la semana próxima a París para una eventual identificación mediante pruebas de ADN, agregó la Gendarmería en un comunicado.

Para entonces está previsto que lleguen a la capital francesa las dos cajas negras del aparato, encontradas en los últimos días, y que serán analizadas por la Oficina de Investigación y Análisis (BEA), responsable de las pesquisas, para tratar de determinar las causas del siniestro.

La Gendarmería precisó que las labores de rescate de los cuerpos se están efectuando 'en condiciones particularmente complejas y hasta ahora inéditas', y alertó de que existe la posibilidad de que no se puedan izar más cadáveres. De hecho, el submarino robotizado identificó ayer un primer cuerpo, pero el primer intento por sacarlo a la superficie fue 'infructuoso'.

Ocho gendarmes franceses están a bordo del barco del que parten los submarinos robotizados que están procediendo al izado de las piezas del aparato para aclarar los motivos del accidente y de los cuerpos que se encuentran en los restos del avión.

Las labores de recuperación de estos elementos no se habían producido hasta ahora, ya que hasta principios de abril de 2011 no se habían localizado los restos del avión, que se estrelló en el Atlántico pocas horas después de su despegue el 1 de junio de 2009.

Las primeras conclusiones del BEA apuntaban a un fallo en los sensores de velocidad del avión, afectados por el hielo, como motivo de la catástrofe, pero los investigadores advirtieron de que no era una hipótesis definitiva. Ahora, con el hallazgo de las cajas negras se pueden encontrar más respuestas.

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