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La guerra de Ucrania impulsa una mega ampliación de la UE para frenar a Rusia

Hasta diez países, entre ellos Ucrania, aspiran a ser parte de la Unión Europea. Su incorporación, total o parcial, cambiará radicalmente la geografía, cultura y estructura de Europa.

13/09/2023 - Unión Europea
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante el Debate sobre el Estado de la Unión en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo, a 13 de septiembre de 2023. JULIEN WARNAND / EFE

Desde 2019, cuando Ursula Von der Leyen y Josep Borrell fueron designados como presidenta de la Comisión Europea y alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, respectivamente, han pasado muchas cosas. Tantas que literalmente ha cambiado el mundo. La pandemia, la invasión de Ucrania, la influencia rusa y china en África –la primera con el despliegue de ejércitos mercenarios y la segunda con inversiones en sectores económicos estratégicos– y la expansión de los BRICS –el club de las potencias emergentes– son las pruebas de que nos adentramos en un nuevo orden mundial, en el que Europa y Estados Unidos quieren marcar territorio tras décadas de hegemonías enmarcadas en democracias liberales. Europa lo sabe y está preocupada.

La UE, cuya presidencia rotatoria ostenta España este semestre (con un Gobierno en funciones desde julio), se halla ante el mayor desafío de las últimas décadas y la Rusia de Vladimir Putin es considerada desde el corazón de Europa como la mayor amenaza.

Esta Europa, que se ha ido construyendo paso a paso durante décadas, se ha propuesto a toda costa vencer a Rusia. Borrell lo dijo esta semana en la sede del Parlamento Europeo, en la ciudad francesa de Estrasburgo: el primer objetivo de la política exterior de la UE es "garantizar la victoria de Ucrania en la guerra". El único fin del conflicto que se contempla en Bruselas (y en Washington) es por la vía militar.

Ursula Von der Leyen había explicado poco antes, en su discurso del Debate sobre el Estado de la Unión, los retos a los que se enfrentan los Veintisiete, que no son pocos, tras hacer balance de una gestión airosa entre tantas vicisitudes.

Aún así, nadie oculta la necesidad de salir de la encerrona y el momento no es propicio. Los gobiernos populistas toman fuerza y algunos viran hacia la extrema derecha como no se veía desde antes de la Segunda Guerra Mundial. El mejor ejemplo reciente es Italia tras las experiencias de Polonia y Hungría.

Ante tal escenario, la UE ha hecho una apuesta fuerte: ampliar la Unión de forma acelerada hacia el Este, llevar las fronteras hasta Rusia, frenar a Putin y ganarse a las naciones que un día formaron parte del espacio soviético. Muy arriesgado, sí, pero es una maniobra que busca salvar la construcción europea en medio de múltiples contradicciones.

Una híper ampliación muy compleja

El Consejo Europeo ha marcado 2030 como la fecha de la ampliación

No hay claridad sobre el procedimiento ni cálculos de cuánto costará. Lo que sí hay es compromiso político y urgencia en términos de seguridad y defensa. Los países de los Balcanes Occidentales no pueden esperar más, tampoco los colindantes con Rusia que han pedido la adhesión. "Si no se hace, va a haber decepción y Rusia se va a aprovechar. Hay un doble imperativo", remarcó Borrell.

"La historia nos exige completar la Unión. En un momento en el que unos intentan hacerse con unos países y otros con otros", afirmó el miércoles Von der Leyen ante los eurodiputados, que desde el día anterior ya vaticinaban que iba a ser una sesión importante.

"La adhesión se basa en los méritos, hace falta trabajo duro y liderazgo", advirtió la presidenta de la Comisión a los países aspirantes para reforzar la idea de que sólo entrarán al club los que estén listos y cumplan los criterios.

Pero puede haber excepciones, tal y como explican fuentes europeas y expertos consultados por Público: se podría estar preparando una "adhesión exprés" de Ucrania.

Si bien hay diez países en la cola para sumarse a la UE, ocho tienen el estatus de candidatos (Ucrania, Moldavia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia, Albania y Turquía) y dos aspiran a conseguirlo (Georgia y Kosovo), Ucrania se ha saltado el turno de espera. Integrar a un país en guerra es inédito, impensable hace apenas tres años y hasta desconcertante.

Mapa de los candidatos a entrar en la UE en la ampliación.
Mapa de las ampliaciones de la UE y de los aspirantes.   Cedido por la revista Política Exterior

"Hemos visto los grandes pasos que ha dado Ucrania desde que le otorgamos el estatus de candidato", dijo Von der Leyen para justificar que no hay vuelta atrás.

La fecha que ha marcado el Consejo Europeo es 2030. Ese año, Ucrania no entraría sola, la acompañarían los balcánicos, Georgia y Moldavia. Turquía, en principio, quedaría descartada.

La presidenta de la Comisión reconoció la complejidad. Hay que modificar las convenciones y el Tratado, "pero no podemos esperar para impulsar la ampliación".

La cumbre europea de jefes de Estado y Gobierno del próximo 6 de octubre en Granada, bajo la presidencia española, va a ser clave. Allí se empezaría a definir cómo será la mega ampliación. Fuentes españolas indicaron que "puede haber respuestas" y, según Von der Leyen, las ideas recogidas "pasarán a la presidencia belga". Sin embargo, los belgas, que tomarán el testigo de los españoles en enero, se van a ver superados por las elecciones al Parlamento Europeo previstas para junio del año próximo.

El portavoz del Parlamento Europeo, Jaume Duch, aclaró en Estrasburgo que "la ampliación no tendrá lugar si no se reforma la UE internamente [...]. Ya hay recomendaciones, algunas reformas pueden llevarse a cabo con iniciativas legislativas, pero otras necesitan cambiar los tratados", entre ellas, el sistema de aprobación de las decisiones en el Consejo Europeo, que son por unanimidad. Habría que ir hacia mayorías cualificadas. Estos procedimientos "van a ser clave en la agenda de los próximos años".

Criterios de adhesión versus geopolítica

La entrada de Ucrania supondría aumentar el presupuesto de la UE

En una entrevista con Público, el director de Política Exterior de la Fundación Alternativas, Vicente Palacio, confirma que hay "discrepancias" en el seno de la UE sobre fechas, procedimientos y medición de consecuencias, especialmente por Ucrania. También sobre si se van a aplicar los criterios de adhesión a los nuevos miembros.

"Ucrania es el gran desencadenante de esta súper ampliación, un país con más de 40 millones de habitantes y con una carga muy fuerte a la hora de integrarlo. Es un gran suministrador de grano a nivel mundial y para el sector agrícola de la UE puede ser una bomba de relojería. Ucrania es la apuesta para llevar la UE a las fronteras con Rusia y eso tiene implicaciones importantes", aclara el experto.

Palacio va más allá: "Ucrania está a años luz de negociar la adhesión (bajo los criterios de la UE). No alcanza la posición que tenían Hungría o Polonia en 1990. Estamos hablando de otra dimensión: corrupción, carencias institucionales, sistema de partidos, poder judicial".

En este sentido, la directora de REDElcano y exdirectora de la revista Política Exterior, Áurea Moltó, reconoce a Público que los candidatos tienen el peso de haber pertenecido al espacio soviético, la situación es compleja por la guerra y algunos ni siquiera tienen garantizada la integridad territorial por conflictos o directamente porque están bajo ocupación.

Aún así, Moltó no cree que "se vaya a levantar el proceso de méritos". En su opinión, "Ucrania está avanzando mucho en los dossieres y está purgando las instituciones en su lucha contra la corrupción. No veo que la UE levante la mano en asuntos como democracia, derechos humanos y libertades".

La profesora de Ciencia Política y Estudios Europeos de la Universidad Complutense Ruth Ferrero tiene otra opinión: "La ampliación se enmarca en términos de seguridad y geopolítica. No es una cuestión de méritos. Lo que va a hacer la UE es incorporar a Ucrania a cambio de que renuncie a ingresar en la OTAN".

El experto de Alternativas coincide con Ferrero en que sí podrían rebajarse los criterios porque va a prevalecer "el mensaje político de abrir la puerta a esos países por el momento geopolítico". Para Palacio, "puede ser positivo abrir la mano, pero sin olvidar las lecciones aprendidas, países que entraron y luego resultaron problemáticos, como Hungría, Bulgaria o Polonia. Ese es el riesgo de una ampliación express", matiza.

Ruth Ferrero observa, en declaraciones a Público, que los esfuerzos por limpiar Ucrania de corrupción, uno de los criterios, "se están aprovechando para hacer purgas políticas de manera descarada. Lo que está haciendo [Volodímir] Zelenski es aprovechar la realidad de que la corrupción está muy extendida para eliminar a sus rivales de cara a unas hipotéticas elecciones. La ley marcial le da todo el poder a Zelenski. No hay pluralismo político, ni libertad de prensa" en Ucrania.

Por otro lado, la entrada de Ucrania supondría, por su magnitud, aumentar el presupuesto de la UE. Pero, según Vicente Palacio, "no hay estudios económicos sobre el coste que supondrá la híper ampliación", sin perder de vista que los fondos de cohesión tendrán otro reparto. Eso afectará a países como España.

Ucrania pesa más que todos los balcánicos juntos y no hay que ignorar la salida de Reino Unido, un gran aportador neto a la UE. "Hay un margen de incertidumbre", reconoce.

No es un debate de ganadores y perdedores, sino de costes y beneficios. Se trata de entender que los fondos que se reciben son para favorecer la convergencia. "El objetivo es que la UE sea más fuerte y la ampliación es incuestionable porque ha adquirido un carácter geopolítico", insiste, por su lado, Moltó.

Gráfico que muestra la opinión de varios países de Europa sobre la adhesión a la UE.
Gráfico que muestra la opinión de varios países de Europa sobre la adhesión a la UE.  Cedido por la revista Política Exterior

La Europa del futuro

Ferrero: "Las adhesiones van a restar protagonismo a la frontera sur"

La Unión Europa que existirá después de la gran ampliación tendrá posiblemente 36 miembros y podría estar lista en 2030. Será un club de países muy diversos, donde más de 500 millones de personas tendrán derecho a cuatro libertades clave de las democracias liberales: movimiento de personas, bienes, capitales y servicios. Los nuevos ciudadanos se moverán porque países como Alemania necesitan trabajadores. Será una región más multicultural y multirreligiosa, con formas de vida dispares. Una nueva Europa con una gran mochila postsoviética y más conservadora.

La Europa del futuro tendrá frontera con Rusia y eso obligará a reformular la política exterior y de vecindad de la UE. El objetivo sería caminar hacia una política de seguridad y defensa común, el reto que se había marcado la Unión antes de la guerra de Ucrania. Al no haberlo conseguido a tiempo, la UE se cobijó bajo el paraguas de la OTAN, es decir, se puso a las órdenes de EEUU tras la invasión de Ucrania y perdió toda posibilidad de autonomía estratégica como bloque.

Bajo este escenario, es fácil entender que Washington "está presionando para que la UE se expanda hacia la frontera rusa a cambio de seguridad", reconoce Moltó, especialista del Instituto Elcano.

"La incorporación de Ucrania lo cambia todo", insiste Ruth Ferrero. Por eso sugiere que lo primero es "debatir y decidir qué tipo de UE queremos".

Existen riesgos. "Se puede inflar el soufflé generando expectativas a los candidatos, cuando en realidad lo que se prioriza es la geopolítica y la seguridad. Esto podría llevar a la desilusión y el euroescepticismo, a casos como Polonia o Hungría, que no tienen nada que ver con la filosofía de la integración europea", agrega.

Ferrero recuerda que esto ya ocurrió tras la gran ampliación que se llevó a cabo entre los años 2004 y 2007, cuando se incorporaron, sin ampliar el presupuesto, ocho Estados también de la esfera postsoviética, más Malta y Chipre. "Se sintieron desde el inicio como miembros de segunda porque les afectó la recepción de fondos".

No queda otra. La Cumbre de Granada deberá despejar muchas dudas. "Se están acumulando problemas y hay que tomar decisiones rápidas. La UE está actuando más de forma reactiva que proactiva", argumenta Ferrero.

Lo que sí está claro es que la capacidad militar rusa se achica y eso da alivio, pero no va a eximir la vecindad. Según Ferrero, "hay que construir una arquitectura de seguridad con Rusia y tejer acuerdos, pero algunos políticos no son conscientes de esa necesidad. No es un buen punto de partida colocarse en una posición maximalista de derrota y desintegración de Rusia. Hay que aspirar a una paz con Rusia".

El centro de gravitación de la nueva Europa giraría hacia el Este y el eje sería Varsovia-Budapest-Roma, lo que desplazaría a Alemania y Francia. España directamente terminaría en la periferia. "Las nuevas adhesiones van a generar más tensión porque restan protagonismo a la frontera sur", apunta la politóloga de la Complutense. Las zonas de influencia de España serían el Atlántico y norte de África, dice, por su lado, Aurea Moltó.

Las expertas y el experto consultados coinciden en que se podría dar una entrada gradual, a distintas velocidades: irían incorporándose los que estén mejor preparados y eso estimularía al resto. Habrá países que adopten el euro, otros participarán del espacio Schengen o algunos podrán acceder al mercado único, como Noruega.

El riesgo es que mientras se consolida el nuevo orden mundial, en el que está por ver dónde se ubicará Europa, la UE no quede atrapada en la burocracia de los procesos.

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