BRUSELAS
Actualizado:El liderazgo de Francia y Alemania no atraviesa su mejor momento en la Unión Europea. En un momento de volatilidad global marcado por 13 meses de guerra en Ucrania, turbulencias bancarias y un reequilibrio del poder global, los 27 líderes de Estado y de Gobierno se reúnen este jueves en Bruselas para celebrar la cumbre europea de primavera. Un encuentro "geoeconómico" con muchas aristas y pocas decisiones que llega contaminado por las las crisis internas de París y Berlín y sus controvertidas medidas que amenazan con descafeinar el Pacto Verde Europeo.
El Ejecutivo que lidera Olaf Scholz sorprendía a comienzos de mes a sus socios comunitarios imponiendo su nein a un acuerdo que ya estaba prácticamente cerrado y que tenía por objetivo prohibir la venta de vehículos de combustión a partir de 2035. La oposición germana ha tenido contagio en Italia, que se ha unido al veto, y abona el terreno para que los Gobiernos populistas de la UE abanderen políticas que primen los intereses nacionales sobre los acuerdos comunitarios.
La resistencia de Alemania, el mayor fabricante de coches de la UE y uno de los principales del mundo, ha obligado a la Comisión Europea a enmendar su propuesta y hacer un nuevo traje. Pero todavía no está claro que las nuevas excepciones que prepara el Ejecutivo comunitario sean suficientes para el ala liberal de la coalición semáforo.
Este paso atrás pone en aprietos el Pacto Verde Europeo, el plan para acabar con el 55% de emisiones contaminantes para 2030 y la ambición de convertir a Europa en el primer continente neutralmente climático en 2050. La transición climática es la prioridad número uno de la actual legislatura europea, pero la guerra en Ucrania ha agregado nuevos obstáculos a una ambición muy delicada desde el punto de vista político, energético y económico.
La negativa sobre los coches de combustión, que no es un punto formal de la agenda de los líderes, ha molestado en varias delegaciones y sobrevolará sin ninguna duda el edificio del Justus Lipsius. "Lo peor sería no llegar a un acuerdo, es una gran decisión y a veces hay diferentes calendarios (…) pero en este punto no vemos el acuerdo verde y la estrategia climática puesta en duda por ningún Estado miembro", se excusan fuentes europeas. Otras fuentes afirman que esperan un acuerdo para finales de la próxima semana.
Los volantazos de Alemania han irritado a varias delegaciones, como la española o la francesa. Emmanuel Macron aterriza en la capital comunitaria tras una semana horribilis en la que ha sobrevivido por la mínima a una moción de censura generada tras la aprobación por decreto de su reforma de las pensiones. Pero El Elíseo también llega con su propia carta de los Reyes Magos. El país galo, históricamente muy dependiente de la energía nuclear, está planteando la batalla por incluir la energía nuclear en la taxonomía y la estrategia de descarbonización europea.
El debate sobre la energía nuclear es muy complejo y cuenta con grandes defensores como Bélgica, Hungría o Francia en el seno europeo. "No queremos provocar una discusión nuclear, pero para algunos Estados miembros esta energía es muy importante y quieren referencias [en las conclusiones]", explica un alto funcionario europeo. Sendos debates serán la comidilla de las reuniones bilaterales que los líderes mantienen en los márgenes y recesos de estas jornadas maratonianas.
Turbulencias económicas y geopolíticas
Los líderes se dan cita días después de que la Corte Penal Internacional haya dictado una orden de arresto contra Vladimir Putin, a escasas horas de que el presidente ruso y su homólogo chino, Xi Jinping, escenificasen su "amistad sin límites" y en medio de un huracán bancario que agita el sistema financiero.
Con la caída de tres bancos estadounidenses y la sacudida en Credit Suisse de fondo, la cumbre de primavera tendrá un gran tinte económico. El viernes, durante la cumbre del euro, los Veintisiete escucharán el análisis en primera mano de Christine Lagarde, líder del Banco Central Europeo (BCE) y analizarán las últimas propuestas de la Comisión Europea para caminar hacia una independencia de materias primas y un ecosistema verde y limpio. Las dos iniciativas de Bruselas son fruto de la ley proteccionista estadounidense Reducción de Inflación (IRA) para proteger sus industrias. Pero los líderes europeos, en este contexto transversal de alta volatilidad, no tomarán medidas de alto voltaje. La Unión Bancaria volverá a la mesa de debate, pero no se esperan grandes decisiones ni avances en torno a la eterna asignatura pendiente: el Fondo Único de Garantía de Depósitos.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, es ya el habitual participante número 28 de las cumbres. Intervendrá por videoconferencia, pero saldrá del encuentro con las manos vacías. La UE se limitará a la reiterar –por escrito- su apoyo a Kiev, pero no habla de nuevas sanciones. Tras el acuerdo alcanzado por los ministros de Asuntos Exteriores a comienzos de semana para enviar un millón de cartuchos en el próximo año, la prioridad es ya poner este plan en marcha. La Comisión Europea está mapeando las industrias europeas para cerrar acuerdos que aumenten la producción de munición.
La reciente visita de Xi Jinping al Kremlin será el otro elefante en la habitación. Aunque no habrá referencias concretas del encuentro de ambos autócratas, los europeos sí analizarán el impacto de esta visita. En Bruselas no ha sorprendido y la enmarcan dentro de la normalidad de las relaciones que Pekín y Moscú llevan consolidando en los últimos tiempos. Pero la sensación en la capital comunitaria es que el gigante asiático no está haciendo lo suficiente para mediar en torno a la paz y, por el contrario, se está aprovechando del aislamiento internacional de Moscú para comprar hidrocarburos a precio más bajo.
España, por su parte, llega a la cita con la intención de presionar para que la reforma del mercado energético, que tanto ha peleado durante tanto tiempo, se materialice este año y con la idea de avanzar en el acuerdo comercial con Mercosur, paralizado por las negativas de Francia y Austria. Por último, los líderes pasarán -de nuevo- de puntillas sobre el debate migratorio. Un mes después de la tragedia de Calabria, donde un naufragio mortal se saldó en la costa italiana con 86 fallecidos, la política migratoria europea continúa en un impase, con la vista puesta en fortalecer los controles fronterizos y externalizar la responsabilidad a países terceros.
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