Javier Milei es ahora oficialmente embajador internacional de la luz para la organización judía Jabad Lubavitch. El presidente argentino recibió su nueva distinción en la sinagoga The Shul, en Miami (Estados Unidos), donde el rabino Sholom Lipskar le reconoció sus "esfuerzos en nombre de Israel y la comunidad global, honrando su inquebrantable dedicación a difundir la libertad, la esperanza y los sentimientos positivos frente a la oscuridad".

Milei, con una kipá blanca sobre la cabeza, trajo desde ese escenario una historia desconocida acerca de una ascendencia judía: "Mi abuelo, a poco tiempo de partir, descubrió que era judío. No lo sabía, pero le dijeron: Si tu mamá era judía, tú eres judío. Él estaba muy apegado a su madre y su abuelo además era rabino". El presidente, educado en un colegio católico de Buenos Aires, habría recibido así desde la infancia "valores del judaísmo" a través de su abuelo.

El mandatario estuvo acompañado de personas claves de su entorno político-afectivo: su hermana, secretaria de la Presidencia y determinante en el Gobierno, Karina Milei; su expareja, la actriz Fátima Flores; el empresario y embajador designado en Washington, Gerardo Werthein, así como el rabino y nombrado embajador en Israel, Shimon Axel Wahnish.

Este último fue quién llevó a Milei a la lectura de la Torá en el año 2021, cuando el ahora presidente daba sus primeros pasos hacia el judaísmo. Wahnish se convirtió en su "guía espiritual" en el camino que lo llevó en dos años de ser electo diputado por primera vez a convertirse en presidente del país: de tertuliano de televisión a mandatario, de católico a ponerse la kipá.

Las fuerzas del cielo

"La victoria en la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo", dijo Milei cuando muy pocos pensaban que podría llegar a ser presidente. La cita proviene del Libro de los Macabeos, que forma parte de la historia judía, y fue convertida en eslogan principal de campaña como "Las Fuerzas del Cielo", escrito en miles de gorras y camisetas utilizadas por jóvenes y adultos de diferentes clases sociales.

Milei incorporó referencias del judaísmo a lo largo de su carrera electoral que lo llevó a la Casa Rosada, como la aparición del instrumento shofar en su cierre de campaña en Buenos Aires. Después  de quedar primero en las primarias presidenciales en agosto del año pasado, fue a Nueva York a visitar la tumba del rabino Menachem Mendel Schneerson, líder de la organización jasídica Jabad Lubavitch.

Su acercamiento creció desde entonces: "Existe la posibilidad de convertirme al judaísmo. No lo podría hacer ahora porque el cumplimiento de los preceptos podría chocar con mi actividad de presidente, como por ejemplo, a la hora de respetar el shabat. Es más profundo y más a largo plazo", afirmó por ejemplo en enero entrevistado por el Wall Street Journal.

Milei viajó a Jerusalén en febrero, donde lloró frente al Muro de las Lamentaciones, publica tuits en hebreo, y es ahora embajador internacional de la luz. Un acercamiento acelerado al judaísmo, en un país donde vive la comunidad judía más grande de América Latina, con cerca de 250.000 personas.

Las varias caras del judaísmo presidencial

"El proceso de vinculación de Milei con el judaísmo tiene estrictas causalidades económicas y geopolíticas, no supone un vínculo espiritual ni un interés basado en temáticas ligadas específicamente a la religiosidad, sino al contacto con determinados sectores, por un lado, y a la negación de su formación educativa en el catolicismo provista por sus padres, a quienes desprecia", explica Jorge Elbaum, sociólogo integrante del Llamamiento Argentino Judío y exdirector de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA).

La relación conflictiva entre Milei y sus padres ha sido relatada en numerosas investigaciones, en particular la violencia recibida durante su infancia. En cuanto a la dimensión económica y política, Elbaum hace hincapié en cómo su acercamiento al judaísmo le abrió relaciones con actores vinculados a Wall Street, transnacionales, y "sectores de derecha judíos tanto en Israel y en EEUU como en Argentina".

La organización Jabad Lubavitch, a la cual se adscribe Milei dentro del mundo judío, tiene una incidencia particular en el aspecto económico: "Tienen una orientación muy precisa de vincularse con millonarios, la tienen por ejemplo en Argentina con Eduardo Elsztein y Werthein, que son grandes empresarios que hoy tienen puestos importantes como representantes de Estados Unidos en Israel".

De la Torá a la geopolítica

"No solo defiendo el derecho a la legítima defensa de Israel, además avalo la política que está llevando a cabo Netanyahu", afirmó esta semana Milei en referencia a la guerra en Gaza, cuando ya han sido asesinados más de 33.000 palestinos, y varios gobiernos, como el de Brasil y Colombia en el caso de Latinoamérica, acusan a Israel de cometer un genocidio.

El respaldo incondicional ratificó su política exterior anunciada durante la campaña: el alineamiento a Estados Unidos con "demócratas o republicanos", e Israel. Los hechos recientes dieron cuenta de la inamovilidad de esa dirección, como el anuncio junto a la jefa del Comando Sur estadounidense, Laura Richardson, de construir una "base naval integrada" conjunta en Tierra del Fuego, o la ratificación de querer mudar la embajada argentina en Israel a Jerusalén.

El problema principal de esa política, según Elbaum, es que va contra los intereses argentinos, "que tienen que ver con el reclamo por Las Malvinas, y Estados Unidos e Israel votan contra Argentina sobre ese tema; que Estados Unidos es socio en la OTAN del Reino Unido que tiene bases en nuestro país; o que China y Brasil son los máximos socios comerciales de nuestro país y Estados Unidos lleva a Argentina a pelearse con esos socios".

Abrazarse a Tel Aviv en medio de la guerra es, a su vez, involucrarse en un conflicto de alta peligrosidad. La Cámara Federal de Casación Penal argentina acaba de responsabilizar, en un fallo cuestionado, a Irán y Hizbolá por los atentados contra la embajada de Israel y la Asociación Mutual Israelita en Argentina de 1992 y 1994.

El camino de Milei hacia el judaísmo es, así, tanto geopolítico como de vinculaciones con sectores económicos y políticos nacionales y extranjeros, lectura de la Torá, elaboración de un idioma político atravesado de referencias judías, aunque aún no de conversión. Un camino rápido y radical, como su propia carrera política que lo llevó a la Casa Rosada.