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EEUU y Europa no descartan armar a los rebeldes libios

La Conferencia de Londres dictamina que Gadafi no puede seguir en el poder

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Los países occidentales han volcado todo su apoyo en los rebeldes libios. La conferencia celebrada en Londres certificó que el régimen de Gadafi está acabado y que ha perdido “la legitimidad” para seguir gobernando. La única concesión, si se le puede llamar así, es que podrían aceptar una salida negociada que acabaría con Gadafi fuera de Libia, y no necesariamente ante un tribunal para responder de crímenes de guerra.

EEUU y Europa, con varios países árabes asumiendo un rol secundario, aún no han dado el siguiente paso con el que definitivamente desequilibrarían la balanza en favor de los rebeldes libios: suministrarles las armas y explosivos que sus representantes pidieron a los países que asistieron a la conferencia.

La decisión no está tomada y de hecho existen serias dudas de que lo permita la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU. No se habló del tema en la conferencia de forma oficial, pero varios líderes se refirieron a ello después, y no en los mismos términos.

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, dijo que aún es pronto para considerarlo, pero dejó claro que Washington estima que no habría ningún problema jurídico en enviar armas: “Nuestra interpretación es que la (resolución) 1973 enmienda o supera la prohibición absoluta de enviar armas (que existía en la resolución 1970), y por tanto si algún país decidiera hacerlo, sería una transferencia legítima de armas. Pero de momento no hemos tomado esa decisión”.

Clinton asegura que no hace falta otra resolución para mandar armas

En un encuentro con periodistas españoles, la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, hizo una interpretación completamente diferente. “Tanto en la resolución 1970 como la 1973, la aplicación del embargo de armas rige para todas las partes en el conflicto. Para esa eventualidad, que no se ha discutido hoy, tendría que aprobarse otra resolución”.

Los partidarios de armar a las milicias contrarias a Gadafi recibieron un cierto apoyo por parte del primer ministro de Qatar: “Nuestra posición es que debemos evaluar los ataques aéreos después de un tiempo para ver si son efectivos o no en la protección del pueblo libio”. Quedó claro que si Gadafi consigue resistir en Trípoli la cuestión de armar a los rebeldes volverá a estar en primer plano.

La posible presencia de antiguos o actuales miembros de Al Qaeda en las filas de la oposición libia es el obstáculo más citado. Nadie quiere repetir los errores que se cometieron al entregar armamento a los mismos muyahidines afganos durante la invasión soviética que años después se aliaron con Osama bin Laden. De las declaraciones de algunos líderes europeos, se deduce que hay quien podría estar dispuesto a asumir ese riesgo.

Trinidad Jiménez cree que el embargo de armas rige para todas las partes

Clinton no quiso entrar en esa discusión y dijo no tener información específica sobre esa hipotética presencia. Trinidad Jiménez no le dio mucha importancia: “Si hay algún elemento (de Al Qaeda), sería aislado e irrelevante”.

La conferencia de Londres decidió formar un Grupo de Contacto para vigilar la aplicación de las resoluciones de la ONU. La composición de ese grupo no parece estar definida. Se sabe que su próxima reunión será organizada por Qatar y que la presidencia se alternará entre países de dentro y fuera de la región.

Para los países reunidos en Londres, Gadafi ya es historia, aunque la resolución 1973 no exija directamente su derrocamiento. El dictador y su régimen “han perdido completamente su legitimidad y serán responsables de sus actos”, resumió el ministro británico de Exteriores, William Hague.

En la misma línea se manifestó Jiménez: “Gadafi no puede formar parte del futuro de Libia. No puede ser parte de la solución”.

Doce días después del inicio de la guerra, la suerte de Gadafi abre varias opciones. Se ha iniciado una investigación contra él en el Tribunal Penal Internacional, pero empieza a extenderse la idea de que si su exilio sirve para poner fin al conflicto, EEUU y Europa no interpondrán su veto.

Se establece un Grupo de Contacto, pero su composición no está aún clara

“De todas las intervenciones (en la conferencia) se deduce que hay que buscar una salida para que Gadafi pueda abandonar el país, porque es la mejor manera de empezar un proceso de reconciliación nacional”, explicó la ministra española.

La conferencia sirvió además para que la oposición libia fuera reconocida de facto como el principal representante del pueblo libio. Es cierto que los representantes del Consejo Nacional Transitorio de Libia no participaron en la conferencia de forma oficial, pero recibieron un tratamiento especial.

Sus dirigentes se reunieron en privado con Clinton, Hague, Alan Juppe y el primer ministro, David Cameron. No con Jiménez, que dijo de todas formas que España está en contacto directo y casi diario con sus representantes.

De todos los posibles desenlaces de la guerra de Libia, hay uno que el ministro británico de Defensa no quiere considerar ni siquiera como hipótesis: la posibilidad de que en los combates los rebeldes libios –una fuerza militar en la que son numerosos los voluntarios y sin una cadena de mando muy clara –terminen atacando zonas civiles donde viven partidarios de Gadafi tanto en Sirte como en Trípoli. En una entrevista en la BBC, el periodista mostró imágenes de rebeldes disparando una pieza de artillería de un alcance probable no inferior a diez kilómetros y no muy precisa. ¿Qué ocurriría si los rebeldes atacaran zonas civiles? ¿La resolución de la ONU obligaría a los aviones occidentales a responder? Fox evadió la pregunta, pero ante la insistencia del periodista se limitó a decir que “confía” en que ese hecho no se produzca.  

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