Un nuevo viernes trágico en Siria se saldó con la muerte de al menos 19 personas en distintas localidades del país, donde las protestas que ya duran más de tres meses siguen sin remitir a pesar de la represión del Ejército.

Tanto el régimen del presidente Bashar al Asad como los millares de manifestantes parecen determinados a continuar con la represión y las protestas. Las amenazas de más sanciones económicas y políticas, especialmente por parte de la UE, no han hecho mella hasta ahora y Al Asad se niega a ponerse al teléfono cuando le llaman desde Washington.

Nueve personas murieron hoy en la céntrica ciudad de Homs, dos en el barrio damasceno de Harasta, una en la ciudad norteña de Alepo, y un adolescente de 16 años en el pueblo sureño de Dael, según distintos activistas sirios.

En Deir al Zor, al este del país, las fuerzas armadas abatieron a dos jóvenes que formaban parte de un grupo que arrancaba carteles del presidente Al Asad en una instalación militar. Un policía también murió. En las últimas semanas los disturbios han arreciado en esta ciudad, aunque sin llegar a los niveles de violencia que se han alcanzado en la zona occidental de Siria.

Además, las tropas han ocupado Marat al Numan, una localidad de 90.000 habitantes situada al norte del país, en la carretera que une Damasco con Alepo. Una gran parte de la población había abandonado Marat al Numan en los últimos días, antes de que entrara el Ejército. Los sirios que han buscado refugio en Turquía cuentan que el Ejército está cometiendo atrocidades, aunque estas informaciones no se pueden contrastar, puesto que el Gobierno de Damasco no permite que periodistas extranjeros informen desde el interior del país.