València
Actualizado:En València se han reunido hoy algunos de los Espacios Libres de Apartheid Israelí (ELAI) para abordar las herramientas de protección de los derechos humanos en el ámbito institucional. De hecho, la capital del Túria es desde el pasado 31 de mayo la ciudad con mayor población de todo el mundo adherida a esta red. En el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, el Ayuntamiento y la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina debaten cómo implementar las mociones aprobadas por los diferentes espacios en la contratación pública y la programación cultural.
“La adhesión a esta red supone una posición institucional clara de solidaridad con el pueblo palestino y la justicia global que queremos en el mundo. El pueblo palestino tiene una casuística singular que a día de hoy no pasa en otras partes del mundo. Las ciudades, como parte de este mundo, también queremos contribuir a hacer un mundo mejor y más justo”, expresa Neus Fàbregas, regidora de Cooperación al Desarrollo y Migración del consistorio. En territorio valenciano, el Ayuntamiento de la capital no es la única institución pública que se ha declarado ELAI. También lo hizo la Diputación de València y Les Corts han instado al Consell para dar el mismo paso a nivel autonómico.
La moción que aprobó el Ayuntamiento de València contiene 14 puntos en los que, entre otras cuestiones, se declara la ciudad libre de crímenes de guerra (incluido el de apartheid), condena todas la violaciones que se están cometiendo en Palestina e insta al gobierno español a mantener un papel activo en la búsqueda de una solución pacífica que parta de las resoluciones de Naciones Unidas. Algo lejos de conseguirse, teniendo en cuenta que España es un país que compra y vende armas a Israel. “La incoherencia de algunos estados se debe intentar revertir desde las ciudades que promovemos una nueva política exterior. Las ciudades también somos Estado y podemos marcar camino si nuestros organismos supramunicipales no están por la labor”, sostiene Fàbregas.
La campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel (BDS), en la cual se enmarca esta iniciativa, nació en 2005 y es la mayor coalición de la sociedad civil palestina. Es un llamamiento a la comunidad internacional inspirándose en el movimiento que contribuyó a la caída del apartheid en Suráfrica en pro de la aplicación de los derechos humanos para el pueblo palestino y para acabar con la impunidad de que goza Israel. La estructura crece y su implantación es a escala mundial.
“El estado de Palestina no existe de manera efectiva pero hay más países que han reconocido a Palestina que no al estado de Israel”, argumenta Jorge Ramos, activista del BDS en el País Valenciano. Satisfecho con la aprobación reciente de una resolución del Senado de Irlanda por la cual se corta con el comercio de productos manufacturados en las colonias israelíes, Ramos incide en que el objetivo más urgente es el del embargo de armas a Israel y a cualquier otro estado del mundo que cometa crímenes de guerra.
Estado infanticida
¿Es el proyecto sionista de Israel la última gran tentativa colonial de nuestro planeta? Sílvia Tomàs, otra de las activistas del BDS en territorio valenciano, reconoce que hay otros pueblos como el Sahara o el Tíbet que pasan por una situación de opresión similar a la palestina pero, en el marco de la legislación internacional, Israel tiene una mayoría de las resoluciones de violación a los derechos humanos por parte de la ONU, más que Estados Unidos y Arabia Saudí juntos.
“Es una cuestión de colonialismo. Es un proyecto en que una mayoría de personas judías en Europa reclamó la creación de un Estado exclusivamente judío en el mayor territorio posible de Palestina, un territorio donde a finales del siglo XIX el 97% de personas no lo eran. Se ha querido llegar ahí mediante el apartheid y la limpieza étnica”, añade Ramos.
Especialmente preocupante para el BDS es el aplastamiento severo de los derechos de los menores. Más de 2.000 niños han sido asesinados desde el año 2000. Hay alrededor de 300 niños palestinos en prisiones israelíes y se han llegado a producir detenciones de menores de 3 y 5 años. Según Unicef, 400.000 niños en Palestina necesitaron atención psicológica urgente después de los bombardeos masivos del verano de 2014.
“El 70% de los niños de la Franja de Gaza presentan diferentes traumas psicológicos y hay traumas que sólo existen allí. Una de las pocas armas que tiene el pueblo palestino es tener muchos hijos e hijas, porque Israel quiere que sean la mínima población posible”, subraya Ramos.
Eurovisión en Israel
Una de las campañas globales en marcha que ha conseguido un mayor eco es la del boicot a la celebración del festival de Eurovisión en Israel. “Hasta que los palestinos puedan disfrutar de libertad, justicia e igualdad de derechos, no se debería normalizar la situación con el estado que les niega sus derechos básicos”, firmaron más de 140 artistas a escala internacional en una carta abierta publicada en The Guardian. De hecho, los miembros del BDS en el País Valenciano ya trabajan en la contraprogramación de la final de Eurovisión con un concierto de diferentes grupos valencianos y estatales.
“Eurovisión es un lavado de cara para invisibilizar la limpieza étnica al pueblo palestino. También la instrumentalización que se está haciendo de las reivindicaciones LGTBI es descaradamente una operación de pinkwashing para presentarse al mundo”, sostiene Tomàs.
Precisamente es la esfera de la cultura en el País Valenciano la que ha protagonizado las más sonadas protestas contra la narrativa oficial de Israel. En 2015, estalló la polémica cuando el festival Rototom, que se celebra en Benicàssim, invitó a participar al cantante Matisyahu. Ocho personas están siendo juzgadas y tienen la próxima cita el 14 de enero en la Ciudad de la Justicia de València. “Nos piden cuatro años de prisión por pedir a un festival que tiene como bandera los derechos humanos y la paz que no contratase a una persona que se dedicaba a sufragar y recaudar fondos para el ejército israelí”, denuncia Ramos.
Justo hace un par de semanas, la escena musical volvía a poner en solfa el rechazo a la violación de derechos de Israel. El cantautor Pau Alabajos y los grupos Zoo y Smoking Souls rechazaban la invitación al festival One Voice for All que se celebra en Turquía por considerar que se trata de una operación de blanqueo del presidente turco Erdogan y una utilización interesada de la causa palestina por parte de Turquía. Hace unos meses, también el documentalista David Segarra retiró un cortometraje de la sección oficial del festival de cine independiente de Elche, por el acuerdo de éste con la embajada israelí.
“Se deben cortar todas estas complicidades”, recalca Ramos. Hace unos días la empresa AIRBNB se vio presionada a retirarse de los asentamientos ilegales en Cisjordania. Un ejemplo más, según los activistas de esta campaña, para seguir en la senda de concienciación y lucha. “El camino hacia la eliminación del apartheid en Sudáfrica fue largo; aquí llevamos trece años pero estamos seguros que desde y con el pueblo palestino se conseguirá una paz justa”, concluye Ramos.
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