Un año y una semana después del asalto al Capitolio de Estados Unidos, han sido detenidos los primeros imputados por conspirar para la sedición en este caso, un delito que conlleva condenas de hasta veinte años de prisión, según el código penal estadounidense.

Entre los detenidos se encuentra Stewart Rhodes, líder y fundador de una de las principales organizaciones de ultraderecha del país, Oath Keepers (los Guardianes del Juramento).

En un comunicado, el Departamento de Justicia de EEUU anunció el arresto de Rhodes y de otras diez personas en distintos puntos del país, recoge Efe. Hasta estas detenciones había 725 personas imputadas por delitos que van desde atacar físicamente a policías hasta impedir el ejercicio de sus funciones, pasando por destruir propiedad del Gobierno y entrar en un edificio de acceso restringido.

Esta es la primera vez que se acusa formalmente a Rhodes ante la Justicia por y es también la primera vez que se imputa a supuestos implicados en el asalto —que se cobró la vida de cinco personas— por el cargo de conspiración para la sedición, el más serio de todos los que se han imputado hasta la fecha.

Hasta el momento, ha sido condenado a tres años y medio de cárcel por el asalto el 'bisonte de QAnon'.

Rhoder siempre ha dicho que él no entro en el Capitolio, pero esto no importa para ser acusados de sedición porque, según el comunicado de Justicia, los detenidos conspiraron tras las elecciones presidenciales de EEUU del 3 de noviembre de 2020, que ganó Joe Biden, para "oponerse por la fuerza a la ejecución de las leyes que rigen la transferencia de poder presidencial".

Así, de acuerdo con la acusación recogida por Efe, desde finales de diciembre de 2020 los imputados se coordinaron entre ellos mediante comunicaciones encriptadas por medio de aplicaciones privadas y planearon su viaje a la capital, Washington, para el 6 de enero, el día en que se iban a ratificar los resultados electorales.

Además, Rhodes y sus compinches hicieron planes para llevar armas a la zona con las que apoyar la operación.

Los Oath Keepers son una organización "poco estructurada" en palabras del Departamento de Justicia, vinculada a las milicias ciudadanas y que, aunque acepta a cualquiera como miembro, centra sus tareas de reclutamiento en exmilitares, policías y personal de primeros auxilios.