La primera vez que se habló de millones en Fukushima se trató de un error. La segunda, por desgracia, no. Tokyo Electric Power (Tepco) anunció ayer que varias muestras de agua de mar recogidas el sábado cerca de la central nuclear contenían 7,5 millones de veces más yodo-131 del permitido por la ley (300.000 becquerelios por centímetro cúbico).
En las muestras tomadas el lunes, la contaminación había bajado a cinco millones de veces el límite (200.000 becquerelios), pero apareció un dato incluso más preocupante: el nivel de cesio-137, que tiene un periodo de semidesintegración de 30 años y tarda 150 años en volverse inofensivo, era 1.100.000 veces superior al límite considerado seguro. 'Es una cantidad considerablemente alta', admitió Hidehiko Nishiyama, portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear Japonesa (ASNJ).
India prohíbe todas las importaciones de alimentos japoneses durante tres meses
Masayoshi Yamamoto, profesor de radiología en la Universidad de Kanazawa, dijo a la agencia Kyodo que el cesio puede tener consecuencias fatales para la fauna marina: 'Para cuando el yodo radiactivo sea absorbido por el plancton, que es comido por peces pequeños y luego por otros más grandes, se habrá diluido y la cantidad descenderá debido a su vida media de ocho días, pero el cesio es un problema mucho más grande'. Su larga vida media significa que probablemente afectará a escalones más altos de la cadena alimentaria hasta llegar a los humanos.
Pero estas cifras de vértigo se quedan en minucia si se comparan con los 5,4 millones de becquerelios por centímetro cúbico (130 millones de veces el límite permitido) que se encontraron el sábado en una muestra de agua estancada dentro del reactor 2. Un dato para echarse a temblar.
El cesio radiactivo tarda 150 años en desintegrarse hasta volverse inofensivo
De hecho, varios expertos ya han apuntado que la contaminación marina podría ser mucho mayor de la admitida, y que incluso podría extenderse más allá de las fronteras de Japón. Si los materiales radiactivos son detectados en pescado japonés o de otros países vecinos, 'todos los productos del mar japoneses se etiquetarán como inseguros y otros países acusarán a Japón si encuentran radiación en sus productos', vaticinó Yamamoto.
Esos temores han empezado a cumplirse. El lunes se detectaron 4.080 becquerelios de yodo-131 por kilo en una captura de lanzones y 526 becquerelios de cesio-137 por kilo en otra captura de peces en la prefectura de Ibaraki, al sur de Fukushima. Los pescadores suspendieron su almacenamiento y traslado a la lonja.
El ministro de Pesca, Michihiko Kano, aseguró que se emprenderán inspecciones radiológicas de la pesca y otros productos del mar. Todas las partidas que superen los 2.000 becquerelios de yodo-131 y los 500 becquerelios de cesio-137 serán retiradas. Los nuevos estándares no parecen suficientes para India, que ayer fue el primer país en prohibir todas las importaciones de alimentos de Japón durante tres meses.
El yodo-131 en el agua de mar superó en 7,5 millones el límite legal el sábado
También las escuelas son objeto de vigilancia. Más de 1.400 colegios y guarderías serán analizadas a raíz del miedo de muchos padres a que lugares como el patio de recreo contengan partículas tóxicas.
Mientras tanto, ayer continuó la operación para verter 11.500 toneladas de agua radiactiva al mar iniciada el lunes. El objetivo es dejar espacio libre en los tanques de almacenamiento de Fukushima para el agua extremadamente radiactiva de los reactores 1, 2 y 3. Se calcula que unas 60.000 toneladas inundan los sótanos de los reactores.
El origen de la elevada contaminación es la brecha en la unidad 2, que los expertos llevan dos días intentando cerrar. Tepco distribuyó ayer dos fotografías, una del antes y otra del después, en las que se aprecia que el chorro de agua que escapa por la grieta ha reducido su caudal notablemente, aunque sigue fluyendo.
Las autoridades insistieron en que el vertido de las 11.500 toneladas no supone un riesgo para la salud, si bien el portavoz del Gobierno, Yukio Edano, pidió ayer 'perdón' por ello y un directivo de Tepco estuvo al borde de las lágrimas por condenar a los habitantes de Fukushima a 'otra carga'. Actitudes, desde luego, nada tranquilizadoras.
Tepco comenzará a indemnizar a los residentes y granjeros de la zona afectada a finales de mes. 80.000 personas han sido evacuadas por la amenaza nuclear y el sector primario de toda la provincia, condenado a muerte.
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