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OSLO.- ¿Cómo se convierte alguien en extremista violento? ¿Qué hace que un joven europeo tome las armas por el Daesh, una entidad nacida a miles de kilómetros, y masacre a sus conciudadanos? ¿Qué factores influyen en que una adolescente europea abandone la sociedad occidental por la guerra para imponer un califato en el que la mujer ocupa un segundo plano? Las respuestas a estas preguntas pueden ser clave para prevenir atentados terroristas en Europa, facilitar la paz en una región que parece condenada al conflicto, y de paso prevenir las oleadas de refugiados. En el Oslo Freedom Forum (OFF) han intervenido varias personas convencidas de la importancia de la narrativa, tanto la ficción como las explicaciones de la realidad, en la lucha contra el extremismo, sobre todo el islamismo violento.
En la reunión del heterogéneo grupo de luchadores por los Derechos Humanos de la capital noruega además de los habituales opositores a regímenes dictatoriales, los geeks dispuestos a poner la tecnología al servicio de una causa justa, periodistas y expertos en marketing, participan víctimas y opositores al terrorismo, particularmente al terrorismo islamista, pero no sólo. Desde sus diferentes perspectivas ponen el acento en la batalla de las ideas como la más importante de la lucha contra el terrorismo. “No se acaba con este problema disparando” afirma Maajid Nawaz, el político y escritor británico de origen pakistaní. “Resulta curioso que mucha gente que cuando dispararon a Malala gritaba ¡no se puede matar una idea!, y pensaban que matando a Bin Laden se acabab el yihadismo. Disparar a cualquiera de ellos no acaba con las ideas que defienden. No se puede matar una idea, buena o mala. Nawaz aclara que “hay lugar para la guerra, no soy pacifista, pero a la larga matar es una estrategia equivocada”.
Definición y diagnóstico
Las ideas no se matan, se rebaten. Wole Soyinka, escritor premiado con el Nobel y luchador primero por la independencia y después por la democracia en Nigeria, además de explicar la aparición de Boko Haram a través de la inmensa corrupción de políticos y militares, recordó el poder de las palabras, particularmente de las definiciones. “Boko Haram no es el nombre que los fundamentalistas se ha dado. Al contrario, habían optado por una expresión grandilocuente, como la mayoría de los nihilistas religiosos, Grupo de la gente de Sunnah por la predicación y la Yihad. Pero la gente les dijo: no, vosotros sois Boko Haram, que significa “el libro es anatema”, porque detestáis los libros y cualquier forma de conocimiento. Ellos detestan el apelativo” porque revela la contradicción de pretender ser islamistas cuando “el profeta recalcó la importancia de los libros y el conocimiento”.
El escritor manifestó no entender por qué los medios occidentales no aplican el mismo principio en el caso de ISIS, Estado Islámico o Daesh. El nombre del grupo es una de las batallas que plantea, y aún no está resuelta; sus defensores usan Estado Islámico o ISIS, acrónimo que incluye esos dos términos, mientras que sus opositores prefieren daesh, por su sonoridad peyorativa en árabe y porque “¿acaso son un Estado soberano?” se pregunta Soyinka, que aclara que “no hay nada islámico en el Daesh”.
“No hay nada islámico en el Daesh”, aclara el premio Nobel de Literatura, Wole Soyinka
Las definiciones son intentos de modelar la realidad, y errar en ellas puede condenar cualquier esfuerzo al fracaso. EE.UU. siempre “ha diagnosticado mal el problema”, explica Nawaz. “Bush quería imponer la democracia a punta de pistola. De ahí la invasión de Irak y el intento de democratizar una nación de arriba abajo. Todos sabemos cómo fue eso.” Pero Obama tampoco acierta, “convirtió la pistola en dron. Ha lanzado más asesinatos con drones que Bush. Pensó que se enfrentaba a un grupo delincuente, y lidiar con ello como si fuera Al Capone: eliminamos al líder y acabamos con la organización. Otro error”.
Nawaz habla de insurgencia global yihadista, “queda demostrado por el hecho de que tras la muerte de Bin Laden aparece algo peor que Al-Qaeda, el Daesh. Cuantos más líderes mates más aparecerán, porque ninguna insurgencia sobrevive sin apoyo en la comunidad en la que recluta a sus miembros. La realidad es que hay una ideología que busca reclutar gente, radicalizarla, y que se sumen a estas organizaciones. Si no, ¿cómo es posible que 6.000 europeos se unan al peor grupo terrorista de la historia, si no es porque esta ideología se ha propagado durante décadas y cuenta con apoyo en la comunidad que la nutre?”.
Exislamistas contra la yihad
Y aquí llega el momento clave de la charla de Nawaz: “todo esto lo sé porque yo era uno de ellos, durante 13 años me dediqué a propagar esta ideología”. Desde entonces, y tras pasar por una cárcel egipcia, el británico abandonó el grupo islamista Hizb Ut-Tahrir y creó la Fundación Quilliam dedicada a combatir el extremismo. Un momento igual al vivido el año pasado en la charla del investigador Shiraz Maher, también un británico de origen pakistaní, y exmilitante del mismo grupo islamista, que ahora trabaja en el Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización. El formato del OFF es parecido a las charlas organizadas por TED, exposiciones cortas y bien estructuradas, con mensajes claros, de personas que hablan generalmente sin leer y moviéndose por el escenario: una comunicación muy efectiva.
Nawaz explica que los yihadistas aventajan a los demócratas en cinco factores clave: “ideas, narrativa, símbolos, líderes y una meta. Todos conocemos estos factores del yihadismo, pero no los del movimiento democrático de los países musulmanes. ¿Cuál es su narrativa, sus ideas, ¿qué símbolos usan?, ¿Quiénes son sus líderes?, ¿y su meta?, El problema es que no podemos responder a estas preguntas con claridad. Y la razón es que no hay un movimiento lo suficientemente fuerte en la sociedad civil para contrarrestar los elementos del yihadismo con ideas, narrativas y metas, democráticas y seculares. Esa gente existe, pero necesitamos que se movilicen y que se permita la conversación. El británico reclama que se debata sobre el islamismo. “La solución no está en nuestras balas sino en nuestra habilidad para movilizar a la sociedad civil. Y lo primero que hay que hacer es dar permiso a la gente para tener esta conversación. Obama no quería tener esta conversación. Yo también soy un liberal, y aquí critico a mi tribu. El peligro es parecer antimusulmán, racista, así que silenciemos esta conversación. Pero la alternativa al diálogo es el conflicto”.
"El peligro es parecer antimusulmán, racista, así que silenciemos esta conversación. Pero la alternativa al diálogo es el conflicto"
Para Maher, que este año participa en un panel sobre Siria, tras el que conversa con `Público´, el factor más importante en el reclutamiento de jóvenes yihadistas entre los musulmanes europeos es la identidad. “No tienen claro su papel en la sociedad europea, o si caben en ella, no saben si se puede ser británico y musulmán o es una contradicción. Los que propagan esta ideología, te dicen: no importa si tus padres son pakistaníes, o tu pasaporte es británico, si eres negro… tu identidad es la musulmana. Ya tienes una identidad que trasciende la nacionalidad, la raza, la cultura… y es muy seductora porque se basa en la certeza”.
El diagnóstico es parecido en ambos ponentes, frente a las certezas, ideas claras, identidad concreta, realidad presentada en blanco y negro, que ofrecen los islamistas, los demócratas no presentan sus valores de forma tan asertiva. “Tiene que haber más celebración de los valores europeos.” Reclama Sharif Maher que pone “un ejemplo, una familia británica se unió a ISIS y lanzaron un comunicado en el que explicaban que Gran Bretaña ha intentado borrar nuestra religión pero no nos hemos dejado. Yo echo de menos una respuesta del gobierno que conteste que tenemos mezquitas salfistas, sufí, chiitas… En territorio de Isis una mezquita sufí se vuela, si eres chiita te matan. Si no comulgas con su visión estrecha del Islam te eliminan, ¿quién borra religiones Gran Bretaña o Isis? Creo que ese argumento es muy poderoso, en Europa puedes hacer lo que quieras, rezar toda la noche o ir a una discoteca. Tenemos que hablar más de los valores que conforman nuestro espacio secular de libertad, es una idea muy poderosa”.
Víctimas por los Derechos Humanos de los terroristas
El OFF es un foro diverso, la panorámica de las asistentes revela mujeres de oriente próximo con y sin hijab, africanos con traje occidental o tradicional, latinoamericanos, asiáticos, y también europeos y estadounidenses. Estos últimos predominan entre los organizadores y el público, y escasean entre los ponentes. Uno de ellos es Bjørn Ihler, un superviviente de la masacre de Utøya, dedicado ahora, según relata a `Público´, a estudiar la influencia de la narrativa en los conflictos y cómo debe cambiar para promover la paz. “Ahora muchas de las narrativas en el mundo siguen un esquema de nosotros contra ellos”, denuncia, citando la caracterización de Hollywood de los árabes como malvados o estúpidos. Esto hace que “nos den miedo los inmigrantes, hay gente que teme una invasión.” Ihler explica que el paraíso escandinavo no es real: “la imagen de Escandinavia es muy buena en el mundo, pero no somos sociedades muy inclusivas, particularmente Noruega. Cuando decimos que estamos integrando a la gente, queremos decir que les estamos dando clases de noruego, no que les estemos acogiendo. Muchos noruegos no hablan nunca con una persona de piel más oscura o de religión musulmana. No se establecen relaciones personales. No entienden que integrar es un proceso bidireccional, no sólo es responsabilidad del que llega”.
El noruego promueve el respeto de los Derechos Humanos, incluso para su verdugo: “nuestra reacción ante cualquier ser humano, incluso ante el peor terrorista, incluso Breivik, ha de ser tratarle como un ser humano, reconocer sus derechos. Es algo que se dice y se piensa, pero creo que lo importante es hacerlo. Espero inspirar con mi actitud, Breivik intentó matarme, mató a un montón de mis amigos, y me jodió la vida por decirlo suavemente, pero es un ser humano. Si le tratamos como otra cosa, nos convertimos en él, y ese es un camino que no pienso seguir”.
Superhéroes contra terroristas
¿Quién mejor para vencer a un grupo terrorista que un superhéroe? El hecho de pertenecer al campo de la ficción puede ser una ventaja más que un problema, porque ese es también un campo de batalla en la lucha contra el terrorismo. Uno al que se dedica el jordano Suleliman Bakhit, ponente en el OFF hace un par de años y asistente en las últimas ediciones, en las que es uno de los personajes más activos durante los descansos; continuamente se acerca a los participantes a interesarse por su historia y ofrecer sus puntos de vista, durante el primer día no cesa de abrazar a viejos conocidos, que van desde una hacker californiana a un activista serbio. Los participantes en la reunión suelen repetir y forman una especie de club de antiguos alumnos que se reúnen anualmente para compartir experiencias y proyectos. El autor sufrió un ataque por su condición de árabe en EE.UU. tras el 11S y decidió dedicar su vida a prevenir el extremismo mediante la creación de superhéroes inspirados en la cultura árabe que promueven valores democráticos. “Pregunté a unos chicos jordanos: ¿quiénes son vuestros héroes? Algunos citaban a Bin-Laden. La mayor amenaza a la paz hoy en día es el terrorismo disfrazado de heroicidad”, explica.
Bakhit reclaca la misma idea que otros participantes: “este problema no se resuelve con bombas ni con leyes. Hay que ocuparse de la narrativa y la mitología, la ideología.” Si en Oriente Próximo la guerra de Irak favoreció la propagación de yihadismo, “en Europa hay otros elementos que crean una incubadora de islamistas. Hay una falta de integración de minorías, especialmente musulmanas, el racismo está muy presente, la islamofobia. En Francia el 70 por ciento de la población reclusa es musulmana”, explica indignado Bakhit que prepara series de comics destinados a prevenir la radicalización de jóvenes musulmanes en Europa. “El discurso dominante en Europa. La idea de que si estudias, te esfuerzas, eres buen ciudadano, vas a ser parte de la sociedad no les llega. Tienen más probabilidades de acabar presos, los trabajos que encuentren serán peores. Tienen una deficiencia de sentido, y ahí entra Isis”.
"El objetivo de los ataques a Charlie Hebdo no era la libertad de expresión, era generar una sobrerreacción de los gobiernos occidentales"
El autor jordano lamenta que “algunos países, Francia en concreto, han caído en la trampa. El objetivo de los ataques a Charlie Hebdo no era la libertad de expresión, ni un estilo de vida, era generar una sobrerreacción de los gobiernos occidentales que aislara a la población musulmana en un entorno hostil que favoreciera el reclutamiento de extremistas”.
Esperanza entre el caos terrorista y la represión autoritaria
Aranim, la editora fundada por Bakhit distribuyó más de un millón de ejemplares de sus tebeos en los colegios jordanos. Eso fue antes de tener que cerrar al perder el apoyo del gobierno de Jordania porque en una de sus historias no dejaba claro que la actual monarquía fuera a seguir reinando dentro de un siglo. Ahora la relación vuelve a ser buena. “Mis comics han sido clasificados como libros de texto en Jordania. Se van a distribuir por todos los colegios a chavales de 12 años. Lo más importante es que la protagonista es una chica, que esperamos que tenga un enorme impacto positivo. Es un avance a nivel global, es la primera vez en el mundo que una novela gráfica se considera un libro de texto escolar. “Bakhit se muestra pragmático en su relación con el gobierno: “tenemos un tira y afloja. A veces nos apoya y otras lo contrario. Hay que pelearlo. Somos una democracia joven, a veces retrocedemos más que avanzamos, otras no”.
Maher rechaza la falsa dicotomía que se presenta sobre la región que tras el fracaso de la primavera árabe en casi todos los países parece condenada a elegir entre renunciar a su libertad a manos de una tiranía secular o de una teocracia terrorista. La zona “está pasando por un proceso espasmódico, y va a continuar así. Veremos más caos, más tiranía, más desastres… Es una pena, pero creo que con el tiempo la región mejorará su situación con respecto a la actual y la anterior. Es una evolución, como en Europa, durante el siglo XIX hubo sucesivas revoluciones, no es un proceso linear. Pero todo tirano acaba cayendo, y los árabes no son especiales, quieren libertad como todos, y la tendrán algún día, pero me temo que será largo y difícil”.
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