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En busca de la victoria póstuma de su gemelo

El ultraconservador Kaczynski y el liberal Komorowski, únicos candidatos que pueden ganar las elecciones

PIOTR KOWALSKI

Jaroslaw Kaczynski intentará mañana en la primera vuelta de las elecciones presidenciales polacas darle una victoria después de muerto a su hermano Lech, fallecido el pasado 10 de abril en el accidente aéreo de Smolensk (Rusia). Además de Kaczynski, que lidera el ultraconservador y euroescéptico partido Ley y Justicia (PiS), el otro único candidato con posibilidades de alcanzar la presidencia es Bronislaw Komorowski, de 58 años y de origen aristocrático, que representa a la Plataforma Cívica (PO, centroderecha liberal y europeísta).

El resto de partidos tienen muy difícil pasar a la posible segunda vuelta del 4 de julio. La izquierda socialista (SLD) está en crisis y en su seno pululan políticos chaqueteros del antiguo régimen comunista. Su candidato a la presidencia, Grzegorz Napieralski, que tiene un apoyo electoral por debajo del 10%, provocó el enfado de los votantes progresistas al aparecer en televisión con el general Wojciech Jaruzelski, el responsable de la declaración del estado de sitio en Polonia, en diciembre de 1981, que provocó un centenar de muertos y miles de detenidos.

La muerte de Lech puede beneficiar en las urnas a su hermano Jaroslaw

También concurren a estas elecciones el democristiano PSL de Waldemar Pawlak, que gobierna con el primer ministro, Donald Tusk, y candidatos grotescos como el ultra Marek Jurek, antisemita y adulador de Pinochet y Franco, y el populista poscomunista Andrzej Lepper, procesado por corrupción y acoso sexual.

La PO cuenta con el apoyo de las clases medias urbanas, la élite cultural e intelectual y una parte del voto juvenil. Su candidato Komorowski, presidente del Sejm (Parlamento), es un político gris y sin carisma y controlado por Tusk, que no despierta pasiones entre los votantes liberales.

El ultraconservador Jaroslaw Kaczynski fue condenado hace unos días por un tribunal a pedir públicamente disculpas a Komorowski tras acusarle falsamente de querer privatizar la sanidad pública.

Kaczynski tiene un discurso contrario al orden establecido pero reaccionario

El partido que lidera recoge el voto de amplios sectores obreros y populares y se caracteriza por una ideología anclada en el nacionalismo y el catolicismo integrista. Kaczynski es partidario de la intervención del Estado en la economía y del paternalismo social.

Es profundamente anticomunista, pero su crítica al capitalismo liberal, que recuerda las tesis de la izquierda marxista anterior a la caída del Muro de Berlín, le genera sólidos apoyos entre los trabajadores modestos, los parados, los jubilados y los pequeños campesinos polacos.

'El PiS representa una variante del populismo de derecha. Tiene un discurso contrario al orden establecido, pero profundamente reaccionario', explica el politólogo Aleksander Smolar. El accidente aéreo de Smolensk sacudió a la sociedad polaca y ha modificado parcialmente el panorama electoral. Según diversos analistas, una parte de los ciudadanos hostiles a Lech Kaczynski, conmocionados por su muerte, podrían darle el voto a su hermano gemelo.

La derecha radical polaca sabe manipular con habilidad los profundos sentimientos patrióticos y religiosos del pueblo llano y tiene a su favor a un electorado disciplinado.

El partido de Donald Tusk tiene en su contra el desgaste de dos años y medio de Gobierno que no ha sabido llevar a cabo las grandes reformas que Polonia necesita, y una parte sustancial de sus votantes se caracteriza por un mayor relativismo ideológico. Durante la campaña electoral, Komorowski lideró las encuestas, con una media de 12 puntos de diferencia sobre Kaczynski. Pero esa renta no es una garantía para que el presidenciable liberal gane las elecciones en la primera vuelta, sobre todo si la participación no supera el 40%, como advierten los expertos.

Los dirigentes de la Plataforma Cívica están inquietos, porque recuerdan que en las presidenciales de 2005 todas las encuestas daban la victoria a Tusk, pero Lech Kaczynski pudo recuperarse en la recta final de la campaña y ganar los comicios. El PiS no descarta un efecto parecido en estas presidenciales.

El politólogo Krzysztof Bobinski apunta que 'la situación es compleja, y puede ocurrir cualquier cosa en las urnas'. El presidente en Polonia tiene unas competencias muy limitadas, pero Lech Kaczynski no aceptó esta realidad y convirtió su presidencia en un instrumento de confrontación con el Gobierno de Donald Tusk y la UE.

Una victoria de Komorowski le facilitaría la tarea a Tusk para impulsar las medidas de modernización que el país necesita. Según una encuesta del diario Gazeta Wyborcza, en una eventual segunda vuelta, Komorowski se impondría a Kaczynski con el 60% de los sufragios.

Por lo contrario, el comentarista político Mariusz Ziomecki señala en el diario conservador Rzeczpospolita que 'todo parece indicar que sí va a haber una segunda vuelta en estas elecciones. Y es muy probable que el próximo inquilino del palacio presidencial sea Kaczynski'.

Si se confirman las predicciones de este rotativo, Polonia corre el riesgo de entrar otra vez en una etapa de crispación política y división social, además de continuos enfrentamientos con Bruselas. Se repetiría lo sucedido entre 2006 y 2007, cuando el hermano gemelo del presidente fallecido gobernó el país con la extrema derecha antisemita y los populistas poscomunistas.

De común acuerdo con el difunto jefe del Estado, Jaroslaw Kaczynski defendió la pena de muerte y un clericalismo rancio e impropio del siglo XXI, e impulsó medidas contrarias a los fundamentos democráticos de la UE, como la criminalización del pensamiento de izquierda y la persecución de los homosexuales.

 

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