Solo 14 personas han pisado la luna, y ninguna después de la misión Apolo, en 1972. Pero parece que eso está a punto de cambiar. El turismo espacial promete ser uno de los grandes pasos en la industria aeronáutica. Las principales compañías privadas ya han comenzado su carrera por  convertirse en la 'agencia de referencia' de aquellos que quieran viajar más allá de la Tierra. Los interesados necesitarán un bolsillo desahogado, ya que los últimos datos apuntan a que estas 'excursiones espaciales' costarían entre 200.000 y 300.000 dólares por pasajero.

SpaceX, la firma de Elon Musk, ha tomado la delantera y planea enviar a la Luna a dos particulares antes de que acabe el año. La compañía ya tiene cerrado un contrato con su primer pasajero, cuya identidad de la persona será revelada el lunes, según ha comunidado Space Exploration Technologies Corp en un tweet. Al preguntársele si sería el primer pasajero, Musk, que también es el director ejecutivo de Tesla Inc., publicó un emoji con una bandera japonesa.

La nave: BFR

El afortunado llegará al satélite a bordo del vehículo de lanzamiento Big Falcon Rocket, apodado ocasionalmente por Elon Musk como "Big Fucking Rocket", será un potente cohete, construido en Los Ángeles, que sustituirá a los existentes Falcon 9 y Falcon Heavy. Podrá alcanzar una velocidad estimada de 27.000 kilómetros por hora y las primeras pruebas con el mismo están estimadas para comenzar en algún momento de 2019, aunque la experiencia nos dice que en estos menesteres no hay que fiarse demasiado de los plazos previstos inicialmente.

Proyectos futuros

SpaceX lanzó a principios de este mes un satélite comercial desde Florida. Esta fue su decimosexta misión a la luna en 2018. Actualmente, la empresa está valorada en unos 28 mil millones de dólares.

Concebida como una compañía con enormes ambiciones a largo plazo, como la de conseguir llevar seres humanos a Marte, SpaceX se encargará el año próximo de trasladar al espacio en su nave Crew Dragon o Dragon 2 a cuatro astronautas de la NASA.

SpaceX y Boeing fueron las compañías contratadas por la NASA para recuperar los viajes al espacio desde suelo estadounidense por medio de la colaboración entre el sector público y el privado.