Los belgas elegirán un nuevo Gobierno el próximo 13 de junio. Tras el colapso del actual Ejecutivo, cinco meses después de haber sido formado, las disputas territoriales entre flamencos y valones han llevado al país a una convocatoria electoral anticipada días antes de que el país asuma la presidencia rotatoria de la Unión Europea. Las elecciones se convirtieron en la única opción posible tras la marcha de los liberales flamencos de la coalición de cinco partidos dirigida por el democristiano Yves Leterme. Las discusiones sobre los derechos lingüísticos y electorales de los habitantes de los suburbios de Bruselas fueron el detonante de la crisis de Gobierno, que el rey Alberto II trató de cerrar sin éxito.

'El futuro del país'

Las elecciones, consideradas por el presidente de la Cámara Baja como cruciales para 'el futuro del país', fueron cuestionadas por los expertos constitucionales, que exigen que se aclare antes la disputa territorial, en la que desempeñan un papel decisivo los derechos electorales de cientos de miles de ciudadanos. El propio primer ministro aseguró que las elecciones serán 'legales, pero no constitucionales', una afirmación que le ha granjeado innumerables críticas de sus adversarios. Es la segunda vez que Leterme deja su Gobierno, pero es la quinta vez que presenta su dimisión al rey. Dos de ellas fueron como formador de Gobierno y las otras tres, como primer ministro. El rey sólo aceptó dos de sus renuncias. Ayer, Leterme anunció su disposición a mantenerse en un segundo plano, abandonando toda esperanza de dirigir el país.