Bogotá (Colombia)
Álvaro Leyva Durán se conoce al dedillo el Derecho Internacional Humanitario y lleva 40 años comprobando que la paz en Colombia no es como soplar y hacer botellas. Cree que, si las elecciones no hubieran sido limpias, o si hubieran matado a Petro, habría estallado un alzamiento en Colombia. Este sábado, el presidente electo del país ha anunciado su nombramiento -el primero de su gabinete- como canciller, con el cual manda un fuerte mensaje de paz.
Integró la variopinta lista de la guerrilla M-19 a la Asamblea Constituyente de 1991 (fue uno de los redactores de la actual Constitución Nacional) y su nombramiento hace pensar que el gabinete de Gustavo Petro que se irá revelando en estas semanas tendrá un carácter similar: que resulte un amplio, sorprendente y representativo abanico político. Eso sí, al menos la mitad del gabinete serán mujeres, no como la bancada de la Constituyente, donde apenas entraron dos mujeres y en total solo cuatro. Hoy, la ley obliga a que la cuota femenina en lo público sea, mínimo, del 30%.
Cuba y Noruega, países garantes, no albergarán dudas de que Colombia esta vez se tomará con seriedad la negociación con el ELN. La cúpula de esa guerrilla (que fue comandada entre 1978 y 1998 por el cura aragonés Manuel Pérez) permanece desde hace cuatro años en La Habana después de que el Gobierno de Iván Duque le cerrara las puertas a la negociación que había dejado andando Juan Manuel Santos (2010-2018). Duque incumplió el protocolo previsto para el regreso de los negociadores guerrilleros a su país si la mesa fracasaba. Sobre el asunto ha habido avances.
Público conoce de una fuente confidencial que, a su paso por Madrid, el pasado enero, el hoy presidente electo se entrevistó con el negociador del ELN Antonio García para sacar adelante un acuerdo de paz. Petro le plantea al ELN un "diálogo político rápido" y "dejar las armas en el corto plazo en medio de un proceso de profundización democrática", como declaró ese mismo día en entrevista a Esther Rebollo, de Público.
Otro lío heredado de Duque: Venezuela
Leyva será quien encabece el restablecimiento de las relaciones con Venezuela, rotas por Iván Duque. En Venezuela viven cerca de 1,5 millones de colombianos y en Colombia unos dos millones de venezolanos. Hasta 2015, la república bolivariana era el segundo socio comercial de Colombia después de Estados Unidos. Desde 2017, el comercio bilateral está congelado pero, a cambio, Bogotá reconoce al autonombrado presidente, Juan Guaidó.
Wilfredo Cañizares, defensor de derechos humanos en Norte de Santander y Cúcuta, su capital en lo que fue, hasta hace un quinquenio, la frontera más vital de América del Sur, ve el nombramiento de Leyva con alivio.
Director de la ONG Progresar, Cañizares fue víctima de un ataque guerrillero de un reducto de las FARC esta semana en Catatumbo, al norte de Cúcuta. El gobierno de Duque asegura que todas las fuerzas armadas ilegales que deambulan por allí se refugian en Venezuela, y le echa la culpa al Gobierno de Nicolás Maduro.
"Nos alegra. Tenemos plena confianza en su sapiencia, en su experiencia. Y en la calidad humana que tiene para adelantar una diplomacia para la paz", dice Cañizares a Público sobre el nombramiento de Leyva como canciller
Refugiado en su casa y sin protección, Cañizares habla de "recuperar la frontera", lo que requerirá diálogo con los vecinos, apertura, respeto al otro, legalidad. Recuperarla de la criminalidad, del narcotráfico transnacional, "pero también recuperarla para la economía, el empleo, el bienestar. Para quienes habitamos la frontera, que no se nos asesine, se nos persiga, se nos estigmatice, se nos intimide".
El conservador que se salió de la foto familiar
De la elite bogotana, próximo a cumplir 80 años y reciente youtuber, Álvaro Leyva Durán conoce los pasillos del poder. Su padre, Jorge Leyva Urdaneta, un influyente dirigente conservador que fue varias veces candidato presidencial, les hablaba al oído a los presidentes conservadores que en los años 1940 causaron la guerra colombiana conocida como La Violencia.
Álvaro Leyva fue congresista conservador, primero en la Cámara baja y luego en el Senado. Durante el Gobierno conservador de Belisario Betancur fue ministro de Minas y Energía y, en ese tiempo, comenzó su labor por la paz, como miembro de la comisión de verificación de los acuerdos de paz que adelantó Betancur con las distintas guerrillas.
Desde entonces no se volvió a despegar de la tarea de la paz. Ha tenido interlocución con todos los grupos guerrilleros, casi siempre con conocimiento y bendición -a veces tácita- de los sucesivos presidentes. Incluso, hubo épocas en que el único que tenía interlocución era él, que mantenía en su casa un teléfono rojo con la guerrilla: en realidad un radioteléfono de alta frecuencia.
Los presidentes le mandaban mensajes a la insurgencia con él. Si el conservador Andrés Pastrana llegó a la Presidencia (1998-2002) fue porque Leyva le hizo poner al comandante histórico de las FARC, Manuel Marulanda, un reloj de pulsera de la campaña de Pastrana, y le tomó una foto. La publicó la campaña de Pastrana y se inclinó la balanza a su favor.
El único Gobierno que lo persiguió fue el del ultraderechista Álvaro Uribe (2002-2010) que, mediante un montaje judicial, lo llevó a exiliarse en Costa Rica hasta que se comprobó su inocencia. Sabe que muchísima gente, de todos los niveles económicos, se ha beneficiado del narcotráfico y que el resultante fenómeno de movilidad social preferiría que el statu quo se mantenga.
La mentalidad de la población comenzó a cambiar a partir del acuerdo de paz de 2016 con las FARC. "Petro es el cambio": Leyva se lo dijo no hace mucho a Palabras Mayores, el espacio de YouTube de Pablo Bohórquez, cirujano colombiano radicado en España.
Correlación de fuerzas
Allí hizo también una revelación de esas que iluminan los huecos oscuros de la historia. En el segundo semestre de 1990, durante la campaña para la Asamblea Constituyente, Leyva hizo parte de una comisión para hablar con la entonces coordinadora guerrillera Simón Bolívar, integrada por el ELN, las FARC y el EPL (solo la primera sigue existiendo). El M-19 (la guerrilla a la que perteneció Petro) ya había sellado la paz en marzo, negociando precisamente la realización de la Constituyente. Las encuestas mostraban que el Gobierno no iba a tener las mayorías en el diseño de la nueva Constitución.
Mientras, la gestión de Leyva y del resto de los comisionados logró que todas las guerrillas aceptaran la paz y quisieran tener voz en la Asamblea. El mismísimo comandante Marulanda de las FARC estaba dispuesto a ser el portavoz de las guerrillas en la Constituyente. Leyva se lo comunicó personalmente a César Gaviria, el presidente de turno, pero este se negó a aceptar la paz. Gaviria tenía en la mano lo que parecía ser el resultado de una encuesta. "Él me dijo: Yo no voy a modificar la correlación de fuerzas", desveló Leyva. Fue la muestra de que "la entrada de estos señores [las guerrillas] a la Constituyente significaba un golpe para el establishment".
El día de la elección de la Asamblea Constituyente, el 9 de diciembre de 1990, en plenas votaciones, una noticia nubló de un tajo las ilusiones de paz: las fuerzas militares estaban bombardeando en una inexpugnable altura de los Andes a Casa Verde, que era la sede de los diálogos de paz con las FARC desde 1982.
Al entonces ministro de Defensa Rafael Pardo Rueda se le preguntó quién había dado la orden de atacar a los jefes negociadores de las FARC. El funcionario, que venía de sacar en marzo al M-19 de la guerra como Comisionado de Paz de la Administración anterior, contestó que los militares no tenían que pedirle permiso al Gobierno para adelantar bombardeos en cualquier lugar del país. Gaviria le declaró a las FARC la "guerra total".
Leyva está escribiendo sus memorias. La pregunta es si dejará el último capítulo abierto, esperando incluir su nueva experiencia como canciller de un Gobierno progresista. Desde la Cancillería, Leyva tendrá que profesionalizar el servicio diplomático, que los gobiernos han solido usar para premiar a amigos y aliados.
Como manda la Constitución, y lo prevé el programa de Gobierno de Petro, estrechará lazos con comunidades regionales como el Pacto Andino o Caricom en el Caribe, y se inclinará, sin mencionar a UNASUR, por "la unidad de los pueblos del sur de América". Centro de su agenda internacional será la lucha frente al cambio climático y para detener la desaparición de la biodiversidad.
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