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MADRID.- "El Gobierno quiere la disolución de ETA y ya está. Bien. ¿Y en qué consiste esa disolución?". Esa es la pregunta que Iñigo Urkullu ha lanzado esta mañana al Ejecutivo de Mariano Rajoy. En un desayuno informativo organizado por Europa Press, el lehendakari vasco arremetió contra la habitual actitud inmovilista del presidente en lo que se refiere al diálogo con los nacionalistas, pero también en el inicio del camino hacia la desaparición total de la banda terrorista. "Estamos ante un hecho insólito: ¡la organización terrorista muestra su disposición a la entrega de armas y no tiene interlocutor al otro lado de la mesa!", exclamó.
Urkullu destacó que, frente a la postura del Ejecutivo central, desde el Gobierno vasco han impulsado un planteamiento para "el final ordenado de ETA", que empiece por el "desarme total y verificable" —con un calendario que no responda a posibles intereses típicos de la "época preelectoral"— y continúe con el reconocimiento del daño a las víctimas y termine con la disolución total. En este sentido, no sólo culpó a Rajoy de la falta de interlocución, sino que también pidió a las organizaciones de presos que den libertad a éstos para que puedan "decidir libremente" sobre su arrepentimiento.
No obstante, aunque reconoció que en ocasiones son los propios presos quienes "provocan tensión en la interpretación de la aplicación de la política penitenciaria", también criticó las últimas sentencias relativas a la encarcelación de Santi Potros y al cómputo de penas cumplidas en otros países de la UE. "Son los propios magistrados de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo quienes han denunciado públicamente la injerencia del Gobierno español en su capacidad de decisión", lamentó. Como también lamentó la fianza de 200.000 euros fijada para la salida de prisión del extesorero del PP Luis Bárcenas: "Es un escándalo, es el signo de cuál es el Estado de la aplicación de la Justicia en España, no es de recibo", manifestó.
De otro lado, Urkullu reconoció que desde el País Vasco se mira a Escocia y a Catalunya —tanto por la organización de la "consulta participativa" del 9-N como por sus próximas elecciones "plebiscitarias" del 27 de septiembre— como modelos a seguir. Aunque no del todo. "Euskadi y Catalunya no son iguales", sentenció rotundo. Y explicó que aunque comparten "el sentimiento de pueblo" y la vocación de "soberanía", Euskadi ya cuenta con un sistema de autogobierno fiscal reconocido en el Estatuto de Guernika y que sus ritmos y prioridades, debido a la huella del terrorismo, son distintos. "En Euskadi es necesario primero el abordaje de la convivencia política normalizada", aclaró.
Aun así, instó a Rajoy a dejar atrás sus no-respuestas (se han reunido hasta en cinco ocasiones sin ningún resultado, lamentó el lehendakari) para volver a la senda del diálogo. Así, pidió un pacto bilateral para que se vuelva a respetar el autogobierno vasco y para el que, dijo, no sería necesario reformar la Constitución. "Si la herramienta de convivencia vasca —el Estatuto de Guernika— no hubiera sido laminado por el Estado de las autonomías, con el "café para todos", y se hubiera respetado el diferencial vasco, no sería necesaria una reforma de la Constitución", esgrimió. "Bastaría que se hubieran atendido, por parte de todos los Gobiernos españoles, las peticiones de pacto", agregó.
"El Gobierno actúa guiado por una pulsión recentralizadora", denunció Urkullu, cuando las condiciones para ese nuevo pacto, en su opinión, deberían ser: garantizar el "hecho diferencial" de la comunidad vasca, una "bilateralidad efectiva" y "permitir a Euskadi tener voz propia en Europa". "El Estado[también el modelo de monarquía parlamentaria]necesita un cambio", sentenció, avanzando que, de tener la llave para formar el próximo Gobierno central, pactaría con "cualquiera (PP, PSOE, Podemos...) que tenga claro cuál es el hecho diferencial de un Estado plurinacional, no autonómico".
Podemos, formación "estatalista"
Preguntado por el euskobarómetro, que coloca a Podemos como segunda fuerza en Euskadi, Urkullu respondió que las encuestas no son del todo fiables, aunque sí demuestran que "la sociedad está revuelta ante la crisis, la corrupción". Ambos, conceptos que han contribuido a "abonar un terreno" del que puede nutrirse quien "catalice" ese descontento, dijo, valorando a Podemos como una formación, en principio, "de izquierdas", pero que "tiene un gancho transversal".
Pese a ello, el lehendakari afeó a la formación de Pablo Iglesias que todavía no haya dado a conocer "su programa íntegramente", así como apuntar maneras de convertirse en otra formación "estatalista".
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