El 30 de septiembre de 2005, el Parlament puesto en pie cantó Els Segadors para solemnizar el acuerdo del Estatut. CiU, PSC, ERC e ICV alcanzaron un acuerdo histórico por el autogobierno catalán. Un lustro después, tras el cepillado del texto, las elecciones catalanas y decenas de trifulcas parlamentarias, los mismos partidos se plantaron ayer contra el Tribunal Constitucional (TC) aprobando una resolución que pide, entre otras cosas, su renovación inmediata.

El tiempo no ha pasado en balde y los partidos del frente estatutario se unieron sin disimular sus diferencias, forzados por las circunstancias y con los rencores muy presentes. Una vez más, atacaron a un tribunal incapaz de emitir sentencia alguna sobre el Estatut tres años y medio después del recurso del PP. Y una vez más, la mayoría de las formaciones catalanas expresaron su temor de que la sentencia ponga punto final al despliegue de la autonomía, aunque no lograron hacerlo sin cruzarse agrias acusaciones.

'No sólo está en juego el Estatut, sino una determinada interpretación de la Constitución', expuso Miquel Iceta, portavoz del PSC. La preocupación de su partido, según demostró, va aún más lejos: '¿Seguiremos cabiendo en la Carta Magna los que luchamos para conseguirla y la votamos, o nos veremos expulsados del consenso constitucional 30 años después?'.

CiU abrió las hostilidades al asegurar que es 'imprescindible' que los 25 diputados del PSC en el Congreso se expresen en el mismo sentido que la cámara catalana. El diputado convergente Francesc Homs también afeó a ERC que no firmara la resolución.

La tensión no decayó a lo largo de una de las sesiones más ruidosas celebrada en los últimos meses en el Parlament. El PSC reprochó a CiU su esfuerzo por bloquear la Sindicatura de Comptes, mientras ERC justificaba su funambulismo afirmando que el documento votado ayer es 'un engaño a los catalanes'. Los únicos partidos que no apoyaron la resolución, PP y Ciudadanos, se llevaron los abucheos del resto y la sesión se cerró con un 87% de votos del Parlament favorables al órdago al TC y nuevas cicatrices abiertas entre los partidos.

La esperada reunión entre el líder del PP, Mariano Rajoy, y el presidente de la Generalitat, José Montilla, se producirá el 6 de mayo en el Palau de la Generalitat. Montilla había pedido la cita reiteradamente para expresarle a Rajoy la necesidad de una renovación del TC. Fuentes del PP recordaban que ven al tribunal legitimado para continuar con los trabajos y que no se pueden cambiar las reglas de juego 'a mitad de partido'.

La cita se ha fraguado tras un intercambio de cartas en las que Montilla emplazó a Rajoy a buscar fecha para tratar de la 'situación de crisis institucional' generada en torno al Estatut. En su respuesta, el líder popular mostró su predisposición al diálogo aunque no ocultaba su 'discrepancia profunda'.