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La sequía espolea a Mas a sacar réditos ante Montilla

El líder de CiU exigirá al president actos de contricción y estudiar el Ródano

FERRAN CASAS

El president de la Generalitat, José Montilla, pasa por su momento más difícil desde que, a final de 2006, llegó al cargo. Hace 17 meses que no llueve como debería en Catalunya y, de seguir así las cosas, en otoño Barcelona ya no tendrá agua. Ante lo que el Govern definió como 'emergencia nacional' convocó al jefe de la oposición, Artur Mas, para consensuar medidas con un objetivo: evitar que la ‘guerra del agua', que históricamente ha enfrentado autonomías, tenga su campo de batalla en la propia Catalunya merced a la idea de trasvasar el Segre a Barcelona. Mas, como marcan los cánones, acude a la reunión de hoy con Montilla con ánimo de consenso pero también con intención de ganar rédito político de la situación.

CiU ve razones para ello porque, cuando pactaba con Aznar, pagó cara la factura del agua. El apoyo que brindó al macrotrasvase del Ebro al País Valenciano y Murcia previsto en el PHN -que el PSOE y sus socios derogaron en 2004- desangró electoralmente a la federación, que aún no ha recuperado su imagen en las comarcas meridionales.

Así, lo primero que pedirá Mas a Montilla para desbrozar el camino del consenso será que la izquierda gobernante haga una 'rectificación por su demagogia' siempre que se han planteado trasvases. Pero de eso no se debe deducir que CiU esté, de entrada, dispuesta a apoyar el del Segre visto el ánimo de sus su dirigentes en el Pirineo y Lleida. Mas pedirá al president oír una propuesta definitiva, más teniendo en cuenta que el Gobierno central, que tiene las competencias, ha dejado claro que de trasvasar el Segre -principal afluente del Ebro- ni hablar.

La federación espera que se digan las 'cosas por su nombre'. En este capítulo, después de pedir el relevo de Francesc Baltasar (ICV) como conseller de Medio Ambiente, exigirá abandonar 'la mentira'. CiU aceptaría apoyar medidas 'puntuales y razonables' según Mas. Eso podría abrir alguna puerta a la captación temporal del Segre. Ayer mismo, el ex-president Pujol, que saca pecho viendo al tripartito acorralado por la 'cultura del no' que fomentó, instó a Mas a ser indulgente con Montilla.

El segundo trofeo que espera Mas es el del Ródano. Históricamente, CiU ha pretendido comprar agua sobrante a los regantes del río francés pero los gobiernos de Madrid y la izquierda se han negado. Ese trasvase tardaría años y no resuelve la actual situación pero Mas quiere aprovechar para que se asuma como alternativa preferente para hacer frente al problema 'estructural' de la sequía.

Montilla, sin aliados en Madrid en este tema, intentará complacer a Mas sin tensar la cuerda con Esquerra e ICV y sin salir de la cumbre con sensación de naufragio.


Zapatero no ayuda: la Moncloa, contra el Segre

El Gobierno del PSOE ha dejado claro, primero Narbona y luego Zapatero, que rechaza frontalmente la idea de Montilla y el conseller Baltasar de trasvase puntual del Segre. Pero no ha ofrecido alternativas factibles.

El tripartito duda: el PSC se parte y ERC dice no

Montilla y Baltasar avalan el trasvase del Segre pero los dirigentes del tripartito en Lleida y Terres de l'Ebre están en contra. Esquerra es el partido más reacio y pide agotar las alternativas. Pero los republicanos aseguran que no son desleales con Montilla, una actitud que atribuyen a Zapatero, a quien Carod acusó de hacer 'la pinza' con CiU contra el tripartito. Ayer la diputada del PSC por Lleida y vicepresidenta del Congreso, Teresa Cunillera, afirmó que sacar agua del Segre no es 'la mejor solución' y pidió 'menos ruido'.

La gestión de ICV: Baltasar encona la crisis

Baltasar escondió antes del 9-M cual sería su propuesta. Dijo haberlo hecho a petición de Narbona. Su gestión no sólo ha enfurismado a Montilla. También ha levantado ampollas en ICV, que vive momentos de zozobra interna. Ayer mismo Jordi Guillot, secretario general de la formación, y las juventudes del partido criticaron su gestión.

La contestación: En el Ebro y Lleida

Pese a que, por su dimensión y carácter temporal, poco tiene que ver el trasvase del Segre con el del Ebro la contestación vuelve a ser muy fuerte en Terres de l'Ebre. Ahora se añade Lleida, que con su dinámica agricultura necesita del Segre para regar.

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