El Estado gastó el año pasado 12.500 millones de euros, una quinta parte de todo el presupuesto sanitario, en subvencionar los medicamentos que consumen los ciudadanos. El reciente pacto sanitario entre el Gobierno y las autonomías prevé ahorrar 1.500 millones de euros en esa factura. La solución acordada, básicamente abaratar el precio de los fármacos sufragados con dinero público, ha dejado al margen a dos actores fundamentales para contener el derroche: los médicos y los farmacéuticos. Su margen de arbitrariedad a la hora de recetar y dispensar, respectivamente, medicamentos de idéntica utilidad pero distinto precio, no ayuda a frenar la hemorragia en el gasto farmacéutico.
Sin una norma estatal para controlar el gasto con medidas enfocadas a médicos y farmacéuticos, ni previsión de crearla, algunas autonomías, con las competencias en sanidad, sí han puesto en marcha medidas para contener la factura farmacéutica con un uso responsable de las recetas.
La legislación prohíbe los regalos de los laboratorios a los profesionales
La fórmula común es premiar económicamente a los médicos que buscan el ahorro público. A grandes rasgos, hay dos modelos: promover que se recete por principio activo o bien especificar en la factura al farmacéutico que suministre al paciente un genérico.
Andalucía y Extremadura aplican el primer modelo y premian a los médicos que no recetan marcas. El farmacéutico, en este caso, está obligado a dispensar el producto más barato entre los que contengan ese principio activo, que suele ser un genérico. De lo contrario, es la farmacia quien asume la diferencia de precio.
En Catalunya, Balears y Madrid, en cambio, se premia a los médicos que recetan directamente un genérico, de modo que cada farmacia suministra la medicina del laboratorio de genéricos que decida, con independencia de su precio.
Andalucía ostenta el mayor porcentaje de genéricos dispensados, un 29,86%, frente al 21,81% de media estatal, según los últimos datos de Sanidad (de 2008). Pese a ello, su gasto farmacéutico, 252 euros por persona al año, supera al de Balears (204 euros) o Madrid (212 euros), que siguen otro modelo.
En el resto de España, la única medida que se aplica es que si el médico se decanta por prescribir un principio activo, el farmacéutico debe dispensar la opción más barata entre las que tenga disponibles.
Por otro lado, como opina Enrique Granda, director del Observatorio del Medicamento de la Federación Empresarial de Farmacéuticos (FEFE), la clave para frenar el gasto puede no ser tanto abaratar lo que se prescribe como controlar el número de recetas.
La Federación de Farmacéuticos apuesta por el control de las recetas
De hecho, el pasado mes de febrero el gasto medio por receta descendió un 0,35% respecto el mismo mes de 2009. En cambio, el número de recetas creció un 4,97%, al tiempo que el gasto farmacéutico total aumentó un 4,61%. Los datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE) no prevén un cambio en la población, por aumento o envejecimiento, que llegue a justificar ese crecimiento.
El presidente del Foro Español de Pacientes, Albert Jo-vell, teme, además, que rebajar los precios de los fármacos haga disminuir el esfuerzo en I+D de los laboratorios. 'No nos hemos de fijar en un sólo indicador', defiende. A su juicio, hay que revisar la cantidad de prescripciones que hacen los médicos, y al respecto asegura que el exceso de recetas no se debe tanto a un abuso del paciente, que 'no se toma los fármacos como caramelos'. Para Jovell, 'el origen del problema no está en quienes consumen los fármacos, sino en quienes los prescriben'.
Otra idea para reducir el gasto farmacéutico, defendida por la Organización Médica Colegial (OMC) y la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), es la de ajustar las recetas al tratamiento que requiere cada paciente, en vez de hacerlo a partir del tamaño de los envases.
Esto obligaría a la industria a modificar la manera en que envasa y distribuye sus productos. El secretario general de la OMC, Serafín Romero, lo ejemplifica en las cajas de antibióticos. 'No entiendo por qué tienen que incluir más píldoras de las que requiere un tratamiento', se queja.
Según la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (AESEG), desde que los fármacos sin marca salieron a la venta, hace diez años, el Sistema Nacional de Salud (SNS) se ha ahorrado 10.500 millones de euros. ¿Por qué entonces los médicos no prescriben siempre la opción más barata para el sistema? Romero lo justifica en la necesidad de ponérselo fácil a los pacientes que más se medican, los de más edad. Dice que la modificación continua de los precios de referencia y de los envases obligaría a cambiar con frecuencia la receta y con ello, a confundir al paciente.
La OMC reconoce además la falta de formación de médicos
Jovell coincide en que el hecho de que haya 'multitud de opciones para un mismo fármaco genera desconfianza en el paciente' y prefiere que 'cuando se empiece un tratamiento, se siga con el mismo'. La OMC reconoce además la falta de formación de médicos de más edad para contribuir al ahorro.
El presidente de la AESEG, Raúl Díaz-Varela, insiste en la necesidad de 'poner más énfasis en el farmacéutico' a través de campañas informativas, para que cuando el médico prescriba un principio activo, dispense un genérico.
El presidente de la FEFE, Fernando Redondo, denuncia por su parte que 'no ha habido voluntad política general de promocionar la venta de genéricos', lo que a su juicio era 'la medida perfecta'. Catalunya, Madrid, Andalucía, Murcia, Extremadura y Castilla-La Mancha estudian nuevas estrategias para promover la prescripción de genéricos.
El portavoz de la FADSP, Marciano Sánchez Bayle, critica que el 25% del precio al público de muchos fármacos se genera en las operaciones de márketing de los laboratorios para intentar que los médicos receten sus productos: 'Sufragan congresos, cursos de formación...'. La legislación española prohíbe a las farmacéuticas influir con regalos en lo que los médicos recetan, y los facultativos tienen prohibido aceptar obsequios. Este delito se multa con hasta 90.000 euros.
La legislación española prohíbe a las farmacéuticas influir con regalos
La presidenta de la Asociación el Defensor del Paciente, Carmen Flores, se muestra indignada: 'No tenemos por qué aguantar en nuestro tiempo de consulta a los visitadores médicos', se queja. Romero reconoce la presión de los laboratorios, pero quita hierro al problema. 'Ha habido etapas en que las farmacéuticas han influido, pero en parte por la dejadez de la administración pública de no educar a sus médicos', asegura. 'Ahora la presión es indirecta y se centra en los farmacéuticos', prosigue.
Fuentes de Sanidad justifican las visitas médicas en la necesidad de informar a los médicos sobre las novedades del mercado y recuerdan que la inspección para evitar las primas encubiertas son competencia autonómica.
¿Qué son los genéricos?
Los medicamentos genéricos son copias idénticas de los fármacos de marca. Los laboratorios disponen de 10 años de monopolio para comercializar en exclusiva los medicamentos que desarrollan. Pasado ese tiempo vence la patente y la venta se abre a la competencia. El genérico es más barato porque, al ser una copia, no genera coste en investigación. Su eficacia es exactamente la misma que la de la versión de marca. En España existen fármacos genéricos desde hace diez años.
¿Qué es el precio de referencia?
El precio de referencia de un medicamento es la cantidad máxima que el Sistema Nacional de Salud (SNS) paga por ese producto. Hay que tener en cuenta que el SNS asume el coste íntegro de las recetas de los pensionistas y el 60% del precio del resto. Los precios de referencia no se aplican a los fármacos innovadores, es decir, sólo afectan a los medicamentos libres de patente. Cada uno de los grupos homogéneos de fármacos, con el mismo principio activo, tiene un precio de referencia. Por ejemplo, se calcula un precio de referencia para el paracetamol, que en España comercializan decenas de laboratorios, entre genéricos y de marca. Los precios de referencia se actualizan cada año. Hasta ahora, se calculaban haciendo la media de los tres productos más baratos del mercado. Según establece el decreto ley aprobado el pasado 23 de marzo, el precio de referencia será ahora el del fármaco más barato.
¿Cómo pueden contener los médicos el gasto farmacéutico?
El precio de los fármacos y la cantidad que de ellos se prescribe son los principales factores que influyen en el gasto que generan las recetas. Algunas autonomías priman la contención del gasto en recetas incentivando económicamente a los médicos que contienen el gasto, a través de una parte variable de su sueldo. Andalucía y Extremadura priman a los médicos que recetan por principio activo. Madrid, Catalunya y Baleares instan al médico a prescribir el principio activo y especificar además que se dispense un genérico. Según aseguran los colegios médicos, los profesionales de más edad, en general, son más reacios a recetar genéricos. Por otra parte, hay voces críticas que denuncian la presión que ejercen los grandes laboratorios farmacéuticos sobre los profesionales sanitarios, a través de regalos o de invitaciones pagadas a cursos y congresos.
¿Se controla que los laboratorios no cometan cohecho?
La Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios prohíbe 'el ofrecimiento directo e indirecto de cualquier tipo de incentivo, bonificaciones, descuentos, primas u obsequios' de los laboratorios a los médicos y farmacéuticos. Ejercer esta acción o aceptar el cohecho está sancionado con multas de 30.001 a 90.000 euros. La labor de inspección la tienen las autonomías. Madrid, por ejemplo, tiene un sistema para detectar si un médico receta demasiado de una marca, lo que desencadena una investigación.
¿Pueden las farmacias influir en el gasto?
Las farmacias, al dispensar un medicamento u otro, actúan sobre el coste de la receta. Por ejemplo, si un paciente llega con una receta de un principio activo, el farmacéutico puede darle cualquiera de los medicamentos, de marca o genéricos, de ese principio. Si el médico indica en la receta que se prescriba un genérico, el farmacéutico elige de qué laboratorio lo da. Por ello, algunas comunidades, como la andaluza, obligan a las farmacias a dar al paciente el fármaco más barato. Por otra parte, las farmacias están obligadas por ley a pagar una cuota a la administración, según el precio del medicamento que suministren y según su volumen de ventas. El Gobierno aprobó recientemente un aumento de esas cantidades.
¿Cuál es la responsabilidad del ciudadano?
El ciudadano es responsable de no pedir a su médico que le recete un fármaco de marca, que casi siempre es más caro. Pero sobre todo, es responsable de hacer un uso responsable de los medicamentos, por ejemplo, no haciendo acopio innecesario de medicinas en casa.
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