Un país que se sitúa mayoritariamente a la izquierda se dispone a otorgarle una victoria aplastante a la derecha. Esa puede ser la conclusión más sorprendente de los datos del CIS. Respecto a la ideología, un 34,7 de los ciudadanos declara ser de izquierdas, un 32,4 de centro y un 16,4 de derechas. Respecto a los resultados, el pronóstico de más de 190 escaños para el PP supondría una mayoría absolutísima, la segunda mayor de la historia democrática (después de los 202 escaños de Felipe González en 1982).

Pero hay más datos que, a primera vista, llaman la atención. El candidato del PP está peor valorado que su adversario, no inspira confianza a más del 71% de los ciudadanos y sólo un 21% cree que Rajoy lo hubiera hecho mejor durante estos últimos cuatro años si hubiera estado en el Gobierno en vez de los socialistas.

Puede parecer contradictorio, pero los ciudadanos no son esquizofrénicos. De hecho, estos datos deberían acrecentar la alarma en las filas socialistas. Y es que, si el PSOE estuviera a punto de ser arrollado por un político carismático capaz de encandilar a los votantes, sería fácil de comprender. Pero no parece ser el caso. ¿Cuál es entonces la explicación? La respuesta se encuentra en otra de las preguntas del CIS: un 41% piensa que el PP está más capacitado para afrontar la situación económica, frente a tan sólo un 15% que cree mejor preparado al PSOE. Y los porcentajes son similares en materia de empleo.

Los datos del CIS son un verdadero mazazo para los socialistas y dibujan un Congreso donde el PP podrá aplicar el rodillo.