El hallazgo de una nota oculta en despacho del abogado Jon Enparantza activó hace hoy un año la cuenta atrás para el ‘comando Erreka'. Se trataba de un mensaje cuyo autor se identificaba con una clave: 'RK'. Buscaba una cita orgánica con la dirección del aparato logístico de la banda (LOHI) y por eso le había entregado el mensaje a Enparantza, que actuaría de correo.
Aquellas dos letras activaron un resorte en la memoria de uno de los investigadores: 'RK', leídas 'erreka', el nombre del comando que se repetía en documentos de la dirección de ETA de 2002 y cuyos integrantes eran un misterio.
El martes la Guardia Civil detuvo a los hermanos Igor y Jon Aitor Esnaola en Legorreta (Guipúzcoa). El registro del caserío Olalde, propiedad de la familia, permitió localizar una tonelada de material explosivo. La Guardia Civil cree que el comando Erreka (riachuelo), camuflados bajo el disfraz de emprendedores y deportistas sin antecedentes, llevaban una década suministrando material explosivo a otros terroristas para que éstos cometieran atentados. La tesis principal es que unos y otros no llegaban a conocerse.
Era la dirección de ETA la que marcaba a los comandos los buzones donde el Erreka les dejaría el material explosivo. Ayer continuaron los registros. Los agentes sumaron al explosivo una olla de 70 kilos, tres escopetas de repetición, 400 recipientes para fabricar detonadores, nueve teléfonos móviles, tres temporizadores y 4.000 euros.
En septiembre de 2002, la policía detuvo al jefe de los comandos de ETA José Antonio Olarra Guridi. En su agenda aparecía mencionada una cita con un comando desconocido para los agentes, el ‘Erreka'. Dos meses después, los nombres de los miembros de ese comando aparecían cifrados entre los papeles de otro jefe de la banda, Susper.
Los nombres de los detenidos aparecieron cifrados en los papeles de Susper
El rastro del Riachuelo desapareció durante cinco años hasta reaparecer en julio de 2007. Entonces, los papeles del detenido José Antonio Aranibar, lugarteniente de Txeroki y quien controlaba al comando que voló la T-4, volvían a referirse al Erreka. Pero aquellas notas tampoco permitieron poner nombre y apellidos a sus miembros.
Hasta que la Guardia Civil irrumpió el 14 de abril de 2010 en el bufete que Enparantza e Iker Sarriegi comparten en Hernani. Los dos figuraban en la lista de detenidos por integrar H-Alboka, la estructura de ETA encargada de imponer la doctrina en el colectivo de presos. Según el auto de prisión del juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, la nota plastificada era una de evidencias sobre 'la función de correo' que Enparantza cumplía entre miembros de ETA y la cúpula de la banda.
Pero el registro del bufete dio para más. En el secamanos del cuarto de baño, los abogados escondían una veintena de canutillos envueltos en plásticos que incluían mensajes de la banda a presos de ETA. En algunos de ellos figuraba la cárcel en las que cumplen condena esos presos. También había 9.400 euros.
El abogado 'Mik Mik' expresó su preferencia por haber asesinado a Iñigo Urkullu
En un bolso perteneciente a Enparantza también se halló un pen drive cuyo contenido reveló que tras el alias de ‘Mik Mik' se escondía el abogado guipuzcoano. Y ese dato permitió poner nombre y apellidos al autor de un buen número de escritos hallados en poder de la cúpula de ETA desarticulada en mayo de 2008 en Burdeos.
En uno de ellos, ‘Mik Mik' reconocía el 'gran impacto social' que tuvo asesinar al empresario Inaxio Uría aunque expresaba su preferencia por que el objetivo de ese atentado hubiera sido el presidente del PNV, Iñigo Urkullu. Así se 'destrozaría psicológicamente' a los líderes jetzales, afirmaba.
En otra nota, Enparantza, tras el alias de ‘Mik Mik', facilitaba datos sobre la costumbre del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, de comer en un céntrico restaurante madrileño, cerca de la Audiencia Nacional, a la que acudía para defender a presos de ETA. Otro de los planes propuestos por ‘Mik Mik' pasaba por atentar contra la comisaría de la Ertzaintza en Ondarreta con una bici-bomba.
Enparantza, Sarriegi y la también letrada Arantza Zulueta quedaron en libertad el 2 de diciembre pasado tras abonar una fianza de 60.000 euros. El juez Fernando Grande-Marlaska consideró que no había riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas. El próximo sábado, Marlaska interrogará a los miembros del ‘comando Erreka', que utilizaban presuntamente a Enparantza como correo con la dirección de ETA. Un año de ardua investigación desde el hallazgo de la nota firmada ‘RK' condujo el martes a la detención de los hermanos Esnaola y a la incautación del mayor depósito de explosivos en España en una década.
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