O en España hay una cantera enorme de vocaciones docentes o para gran parte de los titulados universitarios no hay otra salida laboral que ser profesor de instituto.
Pese a que las comunidades autónomas, salvo Andalucía, han frenado las oposiciones y que el asequible Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP) ha sido sustituido por un máster oficial más exigente, la opción de convertirse en profesor sigue siendo la más demandada por los licenciados y diplomados que complementan su formación con un posgrado.
En su última convocatoria en el curso 2008/2009, el CAP tuvo 50.404 alumnos matriculados. En los dos últimos años, el máster ha formado para Secundaria a 21.000 titulados universitarios. La Universitat de València matriculó en el año de implantación del nuevo Máster Universitario en Formación de Profesorado de ESO y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanzas de Idiomas a 1.032 alumnos.
Estos estudiantes completaron el 25% de las 4.063 plazas de los 84 másters ofrecidos por este centro. 'No es de extrañar. Para el 50% de los universitarios la enseñanza es su salida natural ¿En qué va a trabajar un licenciado en Física?', opina el catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, Julio Carabaña. 'Cuando entran en Historia, Filología o Matemáticas, los alumnos saben que el 80% de sus colegas se dedican a la enseñanza. Los que sólo tienen la vocación de enseñar, optan por Magisterio directamente', añade el sociólogo.
'Habrá que ir a un colegio privado para ir tirando', dice una alumna
'Yo creo en la bondad de la gente que elige la docencia pero es cierto que las carreras deberían incluir carga teórica de enseñanza. Sobre todo las de ciencias', reflexiona Alicia García, estudiante de 26 años del máster de Secundaria de la Universidad Complutense de Madrid y titulada en Pedagogía. 'El máster cuesta 1.500 euros y ocupa un año entero. Es un sacrificio suficiente como para que no se apunte gente que no quiere enseñar', añade la psicóloga Vera Quirante, de 27 años, también alumna del máster de la Complutense.
Los titulados universitarios en paro han crecido más de un 100% en apenas tres años. A los 472.200 registrados en la Encuesta de Población Activa a finales de 2008, se han sumado otros 534.700 más, hasta llegar a 1.006.900 universitarios que actualmente están sin trabajo. El Ministerio de Educación reaccionó ante este aumento con una oferta de becas para universitarios de entre 25 y 40 años que quisieran estudiar un máster.
El Gobierno destinó 70 millones para este plan para el curso 2010/2011 y al final invirtió 8,83 millones en los posgrados de 6.029 personas, según datos de Educación. Las matriculaciones de algunas de las universidades que acogieron a estos becados demuestran que el máster más solicitado por los parados fue el de profesor de Secundaria.
'Para el 50% de titulados, la docencia es su salida natural', opina Carabaña
Entre los 50.404 matriculados al CAP en 2008 hubo un efecto llamada de universitarios que querían obtener esta especie de licencia antes de la implantación del máster. El precio, que ascendió desde los 185 euros a los más de 1.000 euros del nuevo posgrado, tuvo mucho que ver con que en 2010 los supuestos candidatos a profesor de instituto se redujeran a 10.000. El máster, de 60 créditos y con prácticas tuteladas en un centro, trata de paliar las carencias del antiguo CAP.
'El CAP tenía tres asignaturas y unas prácticas de mes y medio. El máster tiene tres materias comunes, tres específicas para cada itinerario, más las prácticas que se hacen a lo largo de todo el curso y un trabajo de fin de máster. El plan de estudios no soporta la más mínima comparación. El CAP era un cachondeo y el máster es un curso serio', analiza un portavoz de la organización del máster en la Universidad Autónoma de Madrid.
La manera de mejorar la formación de los profesores es un clásico quebradero de cabeza entre los diseñadores de los sistemas educativos. 'Lo ideal es que los profesores combinen el gusto por la materia y por enseñarla. Entre un profesor de Matemáticas que le guste la asignatura pero odie enseñar y otro que le encante enseñar pero se dedique a hacer ejercicios para tener encantados a los chavales, me quedo con el primero', explica Carabaña.
El máster otorga 'herramientas fundamentales', apuntan en la UCM
'No estoy de acuerdo. Creo que dominar la asignatura es importante, pero la educación de Secundaria implica también tener un conocimiento emocional del alumno, por ejemplo', discrepa la psicóloga Cristina Puerto, de 26 años, que ha escogido la especialización en Orientación del máster. 'Entre un profesor especializado en la asignatura y otro que cuenta con más recursos para hacerse con la clase, me quedo con el segundo, creo que eso es más importante', añade Miguel Ángel López, de 26 años, también psicólogo y compañero de máster de Cristina.
'Vocación inicial tienen muy pocos. La mayor parte buscan sólo el título, ya que es un requisito para presentarse a la oposición o para aspirar a una plaza en un centro privado. Pero una vez que consiguen la plaza, no creo que descubran una vocación tardía, pero la gran mayoría hacen cursos de perfeccionamiento, como demuestra el gran éxito que tenían los desaparecidos cursos de perfeccionamiento de profesorado', detallan en la Autónoma de Madrid.
Los expertos en Educación tienen puestas muchas esperanzas en que la mejora de la formación inicial del profesorado sea útil contra el problema del fracaso escolar. 'Ahora mismo no tenemos datos pero seguro que será uno de los factores a tener en cuenta en el futuro', reflexiona la profesora de Teoría de la Educación de la Complutense y coordinadora del máster de Secundaria, Patricia Villamor. En su opinión, el máster presta a los universitarios herramientas 'fundamentales' para el trato con las familias, con la diversidad de alumnos e incluso para hacerse con la autoridad de la clase. 'Siempre decimos: la autoridad no la impones, el otro te la reconoce', ejemplifica Villamor.
El máster prepara para una oposición de Secundaria a 10.000 titulados cada año en un sistema con 304.452 profesores en Secundaria y FP en toda España. Las restricciones en el gasto público que han llevado a una reducción drástica e incluso anulación de las oposiciones no desanima a la nueva generación de universitarios. 'Cuando me matriculé ya sabía lo que había, pero es que un máster te lo exigen en cualquier profesión. Si no hay plazas públicas, habrá que ir tirando en un colegio privado', concluye Vera, futura profesora.
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