El objetivo era sellar “un compromiso político, personal y moral con Galicia”. Faltaba menos de un mes para las elecciones a la Xunta cuando el entonces candidato al Gobierno autonómico, Alberto Núñez Feijóo (PP), firmó en público su “contrato” con la ciudadanía.
Un documento con 14 principios básicos de su programa electoral, 14 mandamientos que articulaban el programa electoral de los conservadores, concebidos para “devolver a los gallegos la credibilidad” y la “confianza en la clase política”, después de los “incumplimientos” del PSOE y BNG. Para ello, Feijóo se fue a la plaza del Obradoiro y allí se dejó fotografiar contrato en mano. Prometía “otra forma de hacer política” y dijo estar dispuesto a rendir cuentas a los ciudadanos, al término de la legislatura, seguro como estaba de aprobar con nota.
Cuando se cumplen dos años de las elecciones del 1-M, que devolvieron al poder al PP, el articulado de Feijóo se ha convertido en papel mojado: la crisis se ceba con la comunidad, que encabeza la destrucción de empleo en España; las listas de espera en la Sanidad han aumentado y no hay ni rastro de la rebaja de la carga fiscal comprometida.
El ahora presidente de la Xunta se vio capaz, durante la campaña, de “acabar con el problema del paro en 45 días”. Transcurrida la mitad de la legislatura, el PP gallego no sólo no ha generado el empleo comprometido, sino que el paro creció en Galicia en el último año más que en el resto de autonomías –un 20,86%, frente a la media nacional que fue del 8,55%, según la última Encuesta de Población Activa–.
En este tiempo, la Xunta no sólo no ha presentado ningún plan para combatir el desempleo –pese a las reiteradas loas del PP nacional a la política de Feijóo–, sino que, hace un par de semanas, el presidente gallego aseveró “no tener casi competencias para luchas contra el paro” y achacó toda responsabilidad a la Moncloa. Blandía Feijóo la misma bandera que enarboló en 2008 cuando derivaba cualquier responsabilidad al bipartito y olvidaba que Galicia cuenta con las competencias de empleo desde 1997.
La polémica estaba servida y fue a más la semana pasada, cuando el líder del PSdeG, Manuel Vázquez, acusó al Ejecutivo de “maquillar” los datos del paro. Según los socialistas, Feijóo pretende sacar de las listas de desempleo a 55.000 menores de 30 años y parados de larga duración, con el fin de hacerlos beneficiarios de un programa de asesoramiento. Y ha buscado el ardid de aplicarles un nuevo código, el S-698. La Xunta, que reconoce la veracidad de las cifras, mantiene que esta fórmula no es nueva y que se pactó con los sindicatos, aspecto que estos rechazan.
Las listas de espera también han engordado en apenas 24 meses. A fecha 31 de diciembre de 2010, había 34.343 pacientes aguardando quirófano. Son 2.211 personas más que dos años antes. El tiempo de espera media ha pasado además de 70 días a 75,8 días. Así, Feijóo se vio forzado a restaurar las peonadas.
En el verano de 2009, la Consellería de Sanidade anunció a bombo y platillo que eliminaría las horas extras que paga a los médicos por realizar consultas y operaciones en horario de tarde. En unos meses, con mucho mayor secretismo, llegó la revocación de la orden después de que las listas de espera se disparasen.
Desde octubre, los gallegos cuentan además con un nuevo tributo que encarece el consumo de agua. Socialistas y nacionalistas, que votaron en contra, denuncian que la Ley de Aguas está diseñada con afán recaudatorio. Avisa el BNG de que el canon del agua supondrá un aumento de su precio del 140%. La Xunta lo niega y justifica que la normativa financiará “el abastecimiento, el saneamiento y la explotación de aguas residuales y gestión de los ríos”.
La ley prevé que se pague por el agua de las fuentes y los pozos, aunque la Xunta se ha comprometido a no poner en práctica este extremo. El BNG, que no confía en las bondades del PP, exige la derogación de una ley que en la práctica “deja en manos de un conselleiro la posibilidad de privatizar incluso el agua de la lluvia”.
Feijóo tumbó la norma del BNG y PSOE que prohibía edificar en la franja de los 500 metros de la costa para frenar la especulación. La nueva Ley del Suelo deja construir en zonas protegidas y rurales y acaba con los entes de control urbanístico.
Cajas de ahorro
La pesadilla de Feijóo tiene un nombre: Novacaixagalicia. Tras el traumático proceso de fusión, afronta ahora un proceso de bancarización para blindar su recapitalización.
Reactivación económica
El plan de choque anticrisis de la Xunta consiste en prestaciones para los autónomos. Las ayudas y subvenciones consignadas para este año han caído un 9%.
Política lingüística
Feijóo derogó el decreto del bilingüismo en la enseñanza y apostó por un trilingüismo teórico. Gastó un millón de euros en consultar a los padres qué idioma querían para sus hijos.
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