SEVILLA
La semigratuidad de las matrículas universitarias, última medida estrella del Gobierno de Susana Díaz, se ha estrenado con un imprevisto error de cálculo político: la iniciativa excluye a 28.000 universitarios andaluces que cumplen los requisitos académicos para ser beneficiarios -aprobar el máximo número de créditos en el curso anterior-, pero no pueden acogerse a este derecho por ser alumnos de la Universidad a Distancia (UNED) en Andalucía.
La medida sólo beneficia a estudiantes matriculados en las nueve universidades públicas andaluzas, que dependen de la Junta. La UNED, aunque se trate de los centros adscritos a Andalucía, reconocidos como “entes habilitantes de educación universitaria pública”, es de titularidad estatal y la Junta no tiene competencias para regular el precio de sus matrículas.
El Ejecutivo de Susana Díaz se ha acogido a esta explicación para justificar la exclusión de esos 28.000 universitarios andaluces, animando al Gobierno de Mariano Rajoy a copiar su medida y extenderla al conjunto de España. Pero eso no ha aplacado los ánimos de los afectados: los estudiantes de la UNED en Andalucía, respaldados por muchos de sus profesores, han constituido una asociación y se están movilizando para presionar a la Junta (recogida de firmas, protestas en la calle, una campaña en change.org). “Estamos empadronados en Andalucía, contribuimos aquí con impuestos y con nuestro trabajo al desarrollo socioeconómico, pero nos dejan fuera. Es un agravio”, explican desde el colectivo de estudiantes.
Se daba por hecho que la implantación de la semigratuidad de las matrículas universitarias en Andalucía, anunciada antes de verano, permitiría a esta comunidad ganar alumnos provenientes de otras comunidades, que carecen de esta medida. Un efecto llamada que ayudaría a amortiguar la continua pérdida de estudiantes en las universidades andaluzas. Pero nadie calculó que estudiantes empadronados en esta comunidad, con las mismas necesidades para acogerse a esta medida, quedasen excluidos mientras alumnos de otras regiones y otros países se veían beneficiados por ella.
Es cierto que las matrículas de la UNED dependen del Ministerio de Educación, pero eso no zanja la contradicción: incluso los estudiantes extranjeros matriculados en Andalucía pueden beneficiarse de la gratuidad de las tasas universitarias a partir del segundo curso, mientras que 28.000 andaluces no pueden acceder a esas ayudas. Andrés Medina, director del campus sur de la UNED en Andalucía, explica además que el perfil del alumnado andaluz que se matricula en la UNED responde “punto por punto” al objetivo para el que se diseñó la medida: “Entre el 70 y el 80% son personas que buscan graduarse de su primera carrera y que no pudieron cursar estudios superiores siendo jóvenes por problemas económicos”, dice Medina.
Y aquí está la segunda contradicción: la gratuidad de las matrículas no es una beca asociada a la renta familiar, también beneficia a alumnos con un estatus socioeconómico alto, aunque la Junta ha subrayado que uno de los objetivos es que nadie abandone la Universidad por falta de recursos. Sin embargo, muchos de los 28.000 andaluces excluidos de esta medida se matricularon en la Universidad a Distancia precisamente porque compaginan los estudios con un trabajo (no podrían asistir regularmente a clases), y porque su situación económica les impidió estudiar cuando debían.
La gratuidad de las matrículas no es una beca asociada a la renta familiar, también beneficia a alumnos con un estatus socioeconómico alto
El consejero de Economía, Antonio Ramírez de Arellano, ha dejado claro que la Junta no tiene competencias para ampliar la bonificación al 99% de la matrícula a alumnos de universidades de titularidad estatal. “No se trata de una beca, no es una ayuda económica que recibe el alumno y que podamos extender a otro colectivo. Simplemente bonificamos las tasas universitarias en el marco de nuestras competencias”, advierte. El profesorado de la UNED en Andalucía admite esta tesis, pero reclama una “solución ad hoc” para los alumnos andaluces, que podría arbitrarse como una línea de ayudas.
La presión ha empujado finalmente a la Consejería de Economía a reunirse con representantes del alumnado en esta universidad con visos a buscar una solución “transitoria”, hasta que el Gobierno central acepte implementar la gratuidad de las matrículas en todo el país.
En España hay unos 140.000 alumnos matriculados en la UNED, de los que 20.000 son andaluces, y de estos unos 8.000 son becarios del Ministerio de Educación. La semigratuidad de las matrículas este curso le costará al Gobierno andaluz unos 36 millones de euros, un dinero que dejan de ingresar las universidades públicas, aunque luego les será devuelto a plazos por la Junta. El alumnado andaluz de la UNED se suele matricular de 30 créditos al año de media, un dato estimado que permitirá al Gobierno andaluz calcular cuánto le costará bonificarles la matrícula a unos 20.000 estudiantes (los 8.000 que disfrutan de beca no podrían acogerse).
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