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En lucha contra el naufragio

GLÒRIA AYUSO

Esquerra Republicana ha luchado con uñas y dientes para mantenerse como la tercera fuerza en el Parlamento y evitar que el PP le pase por delante. La dirección se esfuerza por explicar que las encuestas siempre le han sido poco favorables, también en las elecciones de 2003, cuando nadie previó su gran éxito en las urnas.

Con este escenario, la campaña ha dado unas cuantas vueltas. La estrategia de partida fue un planteamiento maniqueo: o ERC o el PP. O el votante independentista se moviliza, o el PP conseguirá ser la tercera fuerza y la decisiva, la que dé apoyo al próximo Gobierno de CiU.

El líder de ERC, Joan Puigcercós, también comenzó cargando duramente contra la corrupción, el caso Palau y la presunta financiación ilegal de Convergencia. Pero el binomio CiU-corrupción desapareció de repente tras captar un cierto malestar entre las filas de la federación que podía dificultar el diálogo entre las dos formaciones.

Hubo un segundo viraje. Inicialmente se ignoró a Laporta y Carretero, pero al final el partido tuvo que afrontar a los dos rivales y pidió ayuda a la militancia para tratar de convencer en los últimos días a los votantes para que no se dejen engañar por un 'independentismo infantil'.

Lo mejor
La adaptación del discurso.

Lo peor
Declaraciones extemporáneas.

La frase
“ERC va a contracorriente, como los peces vivos. Los muertos van río abajo”, Joan Puigcercós.

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