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El limbo previo a la expulsión

La Policía denegó la entrada en España a 9.453 extranjeros en 2010 y les internó en dependencias fronterizas

DANIEL AYLLÓN

Tras la ventanilla del control de pasaportes del aeropuerto de Madrid-Barajas, un policía escanea con su mirada el rostro del extranjero. Al otro lado del cristal, el visitante se frota las manos sudorosas que sostienen su pasaporte y el billete de avión. Este cara a cara es el último trámite que tienen que superar los inmigrantes que quieren entrar en España por vía aérea y en el que la Policía se afana en detectar si es real la intención que el visitante ha declarado de hacer turismo, dar una conferencia o visitar a un familiar.

El problema surge cuando la denegación de entrada se basa sólo en 'sospechas', denuncia el secretario general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Alfredo Abad: 'Se toma una excepción de los inmigrantes como norma y esto deja en situación de indefensión al resto, incluso a menores de edad'.

Los rechazos en frontera han caído en picado por la falta de inmigrantes

En 2010, la Policía española denegó la entrada por puestos fronterizos a 9.453 personas que, según la intuición de los agentes, eran sospechosos de querer quedarse a vivir, en lugar de regresar a su país al final de su visita. El principal punto de rechazos fue Barajas, que el año pasado registró un total de casi 50 millones de desplazamientos.

Hace unas semanas trascendió el caso de una menor nigeriana víctima de trata que se pasó 29 días recluida en las dependencias del aeropuerto de Madrid, porque nadie supo detectar que estaba siendo explotada por una mafia. En Barajas hay dos salas en las que se encierra a los extranjeros, a la espera de que la misma compañía que les trajo tenga un vuelo de regreso. Están en las terminales 1 y 4, la de esta última de menor tamaño.

Una tercera dependencia, en la terminal 4, es la que acoge a los solicitantes de asilo. El espacio, con mejores condiciones que las dos salas para inadmitidos (tiene asistencia de Cruz Roja), no tiene ventanas y la luz que reciben los internados es artificial. Hace tres años, la media era de 10 peticionarios de asilo y 20 inadmitidos al día. En la actualidad, la suma de ambos rara vez supera, en total, los diez.

Un solicitante de asilo pasó 22 días en un habitáculo sin ventanas

Tras la chica nigeriana, el extranjero que más tiempo ha pasado encerrado en la sala de asilo, a la espera de respuesta, permaneció 22 días en 2010, mientras el Gobierno trataba de repatriarle a tres países distintos. En la sala de inadmitidos, el límite es de 72 horas, aunque se puede ampliar con una orden judicial.

Por un lado, la prolongación de los internamientos y las condiciones de estancia son los aspectos más criticados. Por el otro, las asistencias médica y jurídica son los servicios más valorados. 'El turno de oficio para los inadmitidos tiene abogados gratuitos disponibles 24 horas al día', explica el coordinador del Servicio de Extranjería del Colegio de Madrid, Marcelo Belgrano.

El abogado critica que la Policía está siendo 'demasiado estricta con la exigencia de documentos y cartas de invitación', lo que da pie a devoluciones de pasajeros que no son inmigrantes. Belgrano explica que el descenso de denegaciones de entrada el último año (un 22%, según Interior) se debe a que la presión migratoria ha disminuido por la falta de empleo, no a una mayor sensibilidad de los agentes. En 2008, la inadmisión masiva de brasileños en Barajas provocó una crisis diplomática entre ambos países.

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