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El juez acusa a Carcaño de violar y matar a Marta

Admite que el caso es 'insólito' y que persisten incógnitas

ÁNGEL MUNÁRRIZ

El minucioso auto de apertura de juicio oral del caso Marta del Castillo, de 50 folios, es un puzzle que, pese a faltar alguna pieza menor, permite apreciar con claridad el relato de hechos del crimen, cometido en la noche del 24 de enero de 2009 en Sevilla.

En un auto de ayer al que tuvo acceso Público, el juez Francisco Molina admite desconocer la hora exacta de la muerte y el paradero del cuerpo. Pero es rotundo al señalar que Miguel Carcaño, de 20 años y ex novio de la chica, y El Cuco, de 15 ajeno a este procedimiento judicial por ser menor de edad violaron y mataron a Marta, de 17 años. El hermano de Miguel, Francisco Javier Delgado, de 41, y Samuel Benítez, de 20, les ayudaron a deshacerse del cadáver y a limpiar pruebas, dice el auto. Según el juez, sacaron el cuerpo de Marta envuelto en una manta y lo trasladaron en silla de ruedas hasta un Volkswagen Polo, propiedad de la madre del menor, ajena a los hechos. Cómo se deshicieron de Marta es una total incógnita.

En el caso de Carcaño, para el que la fiscalía solicita 52 años de prisión, el juez apoya su acusación en cuantiosas y abrumadoras pruebas, así como en su autoinculpación. La confesión ante la policía de su colaboración en la desaparición del cuerpo de la que luego se retractó incrimina a Samuel, para el que el ministerio publico pidió cinco años. A Francisco Javier lo implica con el testimonio de El Cuco, que luego se retractó. En cuanto a su novia, María García, el auto afirma que cuando llegó al piso era 'ajena a los hechos'; apunta a un delito de encubrimiento. El fiscal pidió ocho años para Francisco Javier.

El juez, que ignorando la petición de las defensas remite el caso a un jurado popular, acusa a los imputados de haber causado, al ocultar el paradero del cuerpo, un 'desmesurado sufrimiento' a la familia de Marta. Y les impone sendas fianzas de 250.000 euros.

El juez admite que el caso supone 'un hecho insólito' en la 'historia criminal' española y reconoce que 'desgraciadas casualidades han perjudicado notablemente la investigación'. Cita, como ejemplo, la identificación errónea de una testigo que despistó a la policía durante toda una semana.

También admite 'trascendentes interrogantes no despejados' y ni siquiera entra en la cuestión del paradero del cuerpo, limitándose a señalar que fue sacado de la vivienda de Miguel y su hermanastro, en la calle de León XIII, 'pasadas las dos de la madrugada'.

El relato de hechos del juez da credibilidad a la versión más cruda ofrecida por Miguel. Según dicha versión, él mismo y El Cuco reaccionaron con suma brutalidad cuando Marta se negó a dar un beso al primero. Eufóricos por el consumo de ron y hachís dice el auto, golpearon a Marta, la amenazaron con una navaja, le introdujeron un calcetín en la boca y la violaron sucesivamente. Luego le ataron las manos a la espalda con cinta aislante y la estrangularon con un cable, para finalmente constatar su muerte con un tensiómetro.

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